Más de 15.000 días después, vuelve el 'Rock & Ríos' a Granada
El artista granadino conmemora en la Plaza de Toros el 40 aniversario de este mítico espectáculo, que llevó al recinto ferial de Almanjáyar el 6 de junio de 1982
"En la movida del verano del 82 la basca fue la estrella del Estado español, la juventud inventó su rito y su grito, era el rock de una noche de verano". Fue Miguel Ríos quien, impulsado por el viento del cambio que azotaba a todo el país, puso en marcha un espectáculo de rock que se convirtió en la mejor grabación en directo jamás realizada hasta entonces en España, a la altura de las bandas anglosajonas que entonces llenaban estadios por todo el mundo. Fue hace cuatro décadas y aún persiste como el mejor directo de la historia del rock patrio.
Fueron dos conciertos, realizados los días 5 y 6 de marzo de 1982, en el Palacio de Deportes de Madrid, pero, por problemas en la aduana del estudio móvil que se alquiló, y que venía de Inglaterra, solo se pudo grabar el segundo. El lanzamiento del doble álbum, en la primera semana de mayo de ese mismo año, fue un rotundo éxito y hasta la primera cadena de Televisión Española (entonces solo había dos, ambas públicas) emitió el concierto coincidiendo con la salida a la venta del disco, que fue un auténtico boom y que convirtió al artista granadino en una celebridad.
Justo tres meses después de su grabación, Miguel Ríos llevó el 'Rock & Ríos' a Granada. Fue en pleno Corpus, justo un día antes de cumplir los 38 años. Estrenaba la ciudad el recinto ferial en Almanjáyar. Anteriormente, los columpios se instalaban en el Paseo del Violón, las casetas en el Paseo del Salón y los conciertos con motivo de las fiestas se hacían entonces en el Paseo de los Tristes. Pero ese año se decidió trasladar todo al recinto de Almanjáyar y ahí se habilitó un espacio para conciertos que estaban incluido en el programa oficial de fiestas: "Domingo 6 de junio. 23:00 horas. Actuación de Miguel Ríos con su espectáculo 'Rock and Ríos' en el recinto municipal del Ferial".
César Valdeolmillos, que era el concejal delegado de la comisión de Fiestas, explicaba a los medios de comunicación que el concierto "tiene innovaciones técnicas y audiovisuales realmente espectaculares, hemos hecho un gran esfuerzo ya que es el más caro de todos los espectáculos que traemos, pero, evidentemente, el más popular".
En el recinto habilitado cabían, aproximadamente, 7.000 personas de pie (5.000 si eran sentadas) y el precio de la entrada era de 500 pesetas (tres euros), aunque hubo algunos que prefirieron saltar las vallas de chapa que, con ayuda, no eran insalvables, e, incluso, hacer un agujero por el suelo de tierra para colarse arrastrándose y sorteando la valla por debajo. Otros muchos, en cambio, también escuchaban desde fuera y prefirieron disfrutar de la música en el exterior, litro de cerveza en mano. Eran otros tiempos.
Pero las más de 5.000 personas que pasaron por taquilla sí es cierto que presenciaron algo que no se había hecho producido nunca en España. En eso, Miguel Ríos siempre iba a la vanguardia y era un valiente. Eran muchos vatios de luz y sonido, unos equipos de primer nivel, mucho humo y un láser gigantesco que mezclado con ese humo (y con otros que se inhalaban voluntariamente) producían un efecto increíble. Visualmente, el espectáculo era hipnotizador y, aunque hubo en algunos momentos problemas con el sonido, resultó inolvidable para quienes lo presenciaron.
Además, la banda que acompañaba a un exultante y vigoroso Miguel Ríos era espectacular. Era rock, sí, pero tocado de otra forma. La formaban Mario Argandoña y Sergio Castillo, ya fallecido, en las baterías; Tato Gómez en el bajo; Mariano Díaz y Thijs van Leer en los teclados; y Paco Palacios -también fallecido-, John Parsons y Antonio García de Diego en las guitarras. La producción corría a cargo del propio Miguel Ríos, Tato Gómez y Carlos Narea.
El año pasado, Miguel Ríos realizó una gran celebración del cuadragésimo aniversario con algunos de los componentes originales de la banda en un doble concierto celebrado en Madrid. De ahí surgió la idea de esta gira que ahora llega a Granada 15.098 días -casi 500 meses después- de aquella noche (¡qué noche la de aquel día!) en Almanjáyar. Muchos de los que estuvieron allí repetirán este sábado en la Plaza de Toros (21:00 horas). Con el mismo espíritu, pero con muchas más canas. Y habrá otras generaciones. Hijos y nietos del rock and roll. Todos a disfrutar de la penúltima -siempre la penúltima- del dios del rock español.