Álex Jiménez, el karateca mundialista que evitaba competir
El joven granadino, promesa nacional de este deporte, acude con la Selección absoluta después de colgarse el oro en el Campeonato de Europa Júnior
La vida de Álex Jiménez (2005) ha transcurrido últimamente entre las clases y el gimnasio. A sus 18 años, acaba de empezar Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, por lo que el tiempo que no dedica al entrenamiento lo pasa formándose. Pura disciplina, si bien en estas semanas hay más preparación que estudio. "Intento entrenar por las tardes todos los días, pero cuando se acercan competiciones de esta envergadura, saco horas de la mañana también para hacer dobles sesiones. Ahora, he estado haciéndolo, quitándome horas de universidad y aprovechando el puente", precisa. No es para menos: un Campeonato del Mundo absoluto de kárate, la cima de este deporte, apenas ocho meses después de colgarse un oro en el Europeo Júnior. Y eso que, en sus inicios, incluso, se escaqueaba cuando había torneo. Hasta que prendió en él una ambición que ha escrito su nombre en la historia. El primer karateca masculino con raíces granadinas en estas cotas. Toda una promesa nacional.
Su camino sobre el tatami empezó cuando acababa de cumplir cinco años y manifestaba una inquietud llamativa. "Realmente, fue porque era un chico bastante hiperactivo de pequeño y a mi madre le habló una clienta suya sobre el kárate, sobre su disciplina y el gasto de energía en los entrenamientos", recuerda el joven. Movido por esta recomendación, localizó el gimnasio de Wenceslao Angulo cerca de casa de sus abuelos, donde pasaba las tardes, y probó. Quedó encandilado desde el primer momento. "Me encantaba y se lo decía a mis padres. Llegaba a mi casa y empezaba a hacer los katas, que son los movimientos, solo en mi cuarto", relata. Sin embargo, cuando alcanzó la edad necesaria para combatir, ir más allá no le llamaba demasiado la atención. "La competición no me agradaba. Tenía muchos nervios. Muchas veces, cuando había torneos, no avisaba a mis padres ni nada", confiesa.
"Ponía excusas para no competir"
"Yo siempre ponía excusas para no ir", prosigue. "A lo mejor, participaba en algún campeonato en Maracena, pero porque íbamos todos los del gimnasio. Ir a competiciones a nivel de Andalucía y demás me costó", reconoce. Wenceslao Angulo, una suerte de Señor Miyagi para el Karate Kid granadino, no le presionó. "Era un niño muy tímido y observador, pero no quería competir ni se quería examinar de cinturón. Le gustaba mucho el kárate, pero no quería hacer nada. Yo le decía a su madre que tuviera paciencia, que le gustaba y que lo importante es su formación. Lo demás vendría si tenía que venir. Y fíjate dónde estamos", se enorgullece de la progresión de su pupilo, que este mismo miércoles inicia la concentración con la Selección Española.
El joven karateca no tardó demasiado en engancharse. En su primer año, arrasó. "Competí en el Campeonato de Almería y lo gané; luego, gané también el de Andalucía, y también conseguí ganar el Campeonato de España, con ocho años". Además, encontró una nobleza en el deporte que le enamoró. "Casi todos los rivales que he tenido son mis amigos a día de hoy, grandes amigos. Han estado en mi casa, y yo en la suya, y hemos estado luchando por un puesto en la Selección Española. Cuando estamos en el tatami, somos rivales, pero fuera, con casi todos hay muy buen ambiente", expone. Cambió el chip y una voz sonó en su cabeza: "Bueno, igual hay que ir por aquí y seguir entrenando al máximo en este deporte".
El joven granadino se lo tomó al pie de la letra, con rigor prusiano, como si retumbara en su cabeza aquel famoso 'dar cera, pulir cera' como un mantra. "Como me encantaba tanto, no faltaba a ningún entrenamiento. Si los martes nos tocaba descanso a los más pequeños, yo iba también. Esa fue la clave para seguir creciendo". Desde este esfuerzo, fue forjando medallas a pares. "Siempre he practicado katas -posiciones y movimientos- y kumite -la modalidad de combate-. He conseguido ganar el Campeonato de España en ambas, que es algo que poca gente hace porque, normalmente, te centras en una disciplina", puntualiza. "De Alejandro hay que destacar que es un tío que entrena mucho. Le gusta. Un deportista de élite se hace entrenando, siendo ordenado, metódico", subraya su entrenador, convencido de que Jiménez "no ganaba por ser el más fuerte, sino porque era más técnico y preciso".
El kimono de los torneos nacionales se le quedó pequeño, así que se vistió para la conquista del continente. Logró ser subcampeón de Europa en katas, pero llegó un momento en que tuvo que escoger entre las dos modalidades del kárate, pues la Federación no permite participar en campeonatos internacionales de ambas. Escogió el combate. "Realmente, él ha competido más con la Selección Española en katas que en kumite, hasta el año pasado, que decidimos escribir una carta renunciando al Campeonato de Europa, porque él no era feliz. Hizo una apuesta fuerte, diciendo que no iba a ir y que si querían contar con él debía ser en esta modalidad", explica Wenceslao Angulo.
El salto a Europa
Fue entonces cuando Álex Jiménez aprendió que "los pequeños detalles son los que te hacen conseguir las medallas". El salto puso al joven granadino frente a karatecas con mejores condiciones, a pesar de que, a tenor de su entrenador, "es un portento físico". "Sus rivales en Europa son todos más grandes que él. Cuando se sube al tatami, mucha gente le saca un palmo, diez o quince centímetros", expone Angulo. En su primer intento de llevarse a casa el metal europeo cayó en la primera ronda; en el segundo, de nuevo se dio de bruces con una eliminación temprana. Parecía levantarse un muro ante él, que el techo le había alcanzado, pero no fue más que un bache que pulió su disciplina hasta hacerle campeón en 2023. "Esos dos años me han servido para darme cuenta de que entrenar los pequeños detalles, en los entrenamientos y en nutrición, ha hecho que pudiera conseguir el oro", sostiene.
-¿Cree que ese fue el punto de inflexión en su carrera deportiva, su momento de explosión?
-Pienso que es un premio al esfuerzo, no que sea un cambio en mi carrera. Sigo haciendo lo mismo. Fue un premio después de todo el trabajo que hice, de centrarme en kumite, hacer dobles sesiones al día, empecé con un nutricionista y a hacer preparaciones físicas… Fue el premio al trabajo. Sigo igual que antes de haber ganado esa medalla.
Y, como a su modo de ver nada cambiaba, tras la victoria ante el turco Temizel Yusuf Eren continuó entrenando, con la entrada en la Universidad asomando en el horizonte como, a priori, el gran reto de lo que restaba de año. Hasta la convocatoria para el Campeonato del Mundo. "Han ido pasando los meses, he tenido llamadas con el equipo absoluto para campeonatos de menor envergadura, como el Mediterráneo o el Iberoamericano, en el que conseguí dos medallas, pero se veía como algo bastante bastante difícil", reconoce. Se sabía entre los futuribles seleccionados, pero no por ello fue menor la "sorpresa". "Era muy complicado pensar que, con 18 años, me iban a convocar para este campeonato", admite.
Preparación para el Mundial
"Hubo una chica, Rosa Ortega, que estuvo en mundiales absolutos, pero con otras edades. Es el único granadino que ha representado en un Campeonato del Mundo absoluto", resalta Wenceslao Angulo. Jiménez se concentra desde este miércoles con la Selección, para la disputa del torneo entre el 24 y el 29 de octubre, aunque lo cierto es que lleva ya tiempo con la competición entre ceja y ceja. "Llevo dos meses con todos los fines de semana ocupados", apunta, con el foco en estas semanas previas en el trabajo "mental". "La parte física viene preparada desde hace mucho tiempo. Ahora, son muchos entrenamientos de focalizar puntería de cara al objetivo. Mentalmente, la última semana es clave para llegar al campeonato", argumenta el joven karateca.
No descuida, pese a todo, la universidad. "Se pueden compaginar las dos cosas. A lo mejor, no puedes sacar la nota máxima, pero si te organizas bien, se pueden sacar perfectamente los estudios", asevera. Es en buena medida lo que le ha aportado el kárate. "Me ha enseñado a tener una disciplina en todo en la vida, tanto en la rutina como en los estudios. Me ha ayudado a aprender a organizarme bien y me ha dado muchos valores", afirma. Su aspiración a corto plazo es "hacer un buen mundial, pelear hacia adelante, con cabeza e inteligencia". "No quiero arrugarme. Voy a pelear contra los mejores del mundo, pero eso es un plus para mí", esgrime con ambición. Después, apunta al Campeonato de Europa Sub-21, aunque sueña con el oro mundial, incluso el olímpico si la modalidad volviera a la nómina de los Juegos. "Hay gente que, a lo mejor, se conforma con ser campeón de Europa, pero yo no. Tengo más ganas de llegar a un Mundial, de sacar el oro y de volver a ser campeón de Europa".