Ángel Ibarra: “El acelerador de partículas será una instalación única, algo que no existe en ningún otro lugar de la Tierra”
El director del Consorcio de IFMIF-DONES explica la importancia del proyecto para Granada y reclama mejores comunicaciones e infraestructuras para su desarrollo
Desde todos los estamentos políticos, sociales y empresariales de Granada existe una coincidencia general de que el IFMIF-DONES es el proyecto más importante del futuro de la provincia y un ejemplo de que, cuando las instituciones públicas se dan la mano para trabajar en un proyecto común sin intereses partidistas, el resultado es más que óptimo. El conocido como acelerador de partículas se considera una oportunidad única como excusa para revertir parte del modelo productivo de Granada y enfocar el futuro en torno a la tecnología, la innovación y, en definitiva, el conocimiento. Ángel Ibarra Sánchez (Madrid, 1957) es el director del Consorcio que gestiona este proyecto que tanta expectativa ha generado. Doctor en Física por la Universidad Autónoma de Madrid, su amplia trayectoria y experiencia, especialmente en el campo de la fusión, le han encaminado, como máximo responsable del IFMIF-DONES, a venir a vivir a la ciudad de la Alhambra, en la que está encantado, aunque reclama mejores comunicaciones en materia de transporte a la vez que una estrategia para generar las infraestructuras necesarias alrededor del parque de Escúzar, donde estará ubicado el acelerador de partículas.
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Pregunta: Vives en Granada desde hace casi tres años, ¿no?
Respuesta: La mayor parte del tiempo, sí. Mi familia sigue en Madrid porque tenemos nietos que viven cerca de casa y todavía es difícil que Granada compita con los nietos. Pero entre semana estoy aquí de forma permanente. Empecé a venir con cierta frecuencia hace ya ocho años, que fue cuando empezamos a mover la posible candidatura de Granada para colocar este proyecto. Pero ahora, ya viviendo de forma casi permanente, llevo ya dos años y medio, casi tres.
P: Porque tú eres de Madrid.
R: Sí, nací en Madrid y casi toda mi vida profesional se ha desarrollado allí.
P: ¿Y qué te parece Granada?
R: Pues me ha parecido muy bien. Es muy agradable y lo mejor es poder ir andando a los sitios, que es algo que en Madrid es muy difícil. Es una sensación de placidez o de relajación muy cómoda. Y, por supuesto, el paisaje y el entorno es maravilloso, eso no hay ninguna duda.
P: Hablemos de Física que, por cierto, es una asignatura que yo suspendí en el instituto.
R: Tener un buen profesor es fundamental. Un buen profesor marca enormemente tu carrera posterior porque odias la Física o te encanta. En mi caso, empecé estudiando Matemáticas y tuve un buen profesor en 1º de Física que fue capaz de explicarme las cosas de tal manera que te engancha y te cambia la forma de verla. Para mí, los profesores son un elemento crítico en guiar a los chicos o las chicas en el futuro que tengan.
P: Pues aprendí más con The Big Bang Theory que en clase. ¿Te gustó la serie?
R: La serie es muy buena, es una serie de culto.
P: ¿Merecía Sheldon Cooper el Premio Nobel?
R: No, no. (ríe). La serie es otra cosa. Pero es verdad que muchas de las cosas que se decían en la serie eran correctas desde el punto de vista de la Física, aunque los descubrimientos que se suponía que hacían no todos ellos eran muy reales o no los había hecho un único científico.
P: ¿Puede ser divertida la Física?
R: Uy, es divertidísima. Pero divertidísima. Cuando eres capaz de explicar a la gente las cosas cotidianas que ven en base a pequeños experimentos de Física, la gente se sorprende. Me acuerdo que me encantó hace mucho tiempo un experimento para ver por qué el cielo es azul. Y eso es una cosa que se puede hacer muy fácil encima de una mesa con unos pocos cacharros que tienes en tu casa y, de repente, entiendes cosas. Y cuando consigues que la gente con pocos experimentos o con cosas relativamente sencillas entiende lo que pasa a su alrededor, es divertidísimo.
P: Ese es uno de los fundamentos del Parque de la Ciencia, que no sé si has podido visitarlo.
R: Claro que sí. Además, el Parque de la Ciencia es uno de estos socios estratégicos. Es la idea de los museos de ciencia, en general, y del Parque de las Ciencias en particular. Y, desde luego, es maravilloso.
P: Por eso es tan importante la divulgación científica y saber hacerla bien.
R: Por supuesto. Es fundamental. Y es muy difícil porque ser capaz de cambiar el lenguaje a palabras que la gente sea capaz de entender, y que seas capaz de asociar las palabras o lo que estás explicando con algo que tocan ellos todos los días, es muy complicado. Nadie nos enseña a hacerlo y hay unos que lo hacen bien y otros que no saben. Y el mejor divulgador no tiene que ser un gran científico, son cualidades diferentes. Una cosa es ser científico y otra cosa divulgador.
La importancia del proyecto del IFMIF-DONES
P: Precisamente, ese lenguaje que todo el mundo entienda me imagino que has tenido que aprenderlo porque en tu actual responsabilidad te tocará muchas veces explicar el proyecto del IFMIF-DONES
R: Digamos que lo intento. No sé si lo he conseguido, porque a veces te das cuenta de que lo que estás explicando no llega a todo el mundo, pero es un esfuerzo consciente que tienes que hacer. Por supuesto, el proyecto hay que explicarlo muchas veces y no sé si lo hacemos bien o no, pero hay que intentarlo (ríe).
P: ¿Tan importante va a ser?
R: Creo que sí. No sé si atreverme a decir que va a cambiar el modelo productivo de Granada, como has comentado. Eso quizá es un poco excesivo, pero tiene un carácter simbólico que sí es muy importante. Al menos en algunos ámbitos, va a tener un efecto movilizador y un efecto llamada que no es tan fácil conseguir con otros proyectos. Es importante por varias razones. Va a ser el mayor proyecto científico o la mayor instalación científica que se ha construido en España. Es una instalación única en el mundo, algo que no existe en ningún otro sitio de la Tierra y, si la cosa funciona, seguramente se convertirá en un ejemplo para construir algunos más. Va a ayudarnos a llevar determinadas tecnologías a un nivel en que no tienen en este momento, o sea, tenemos que desarrollar tecnologías. Lo que queremos hacer abre un camino que, en este momento, es desconocido. Todo ello hace que sea relevante. Ahora, ¿que eso significa que va a cambiar el modelo productivo de Granada? No estoy tan seguro de eso. Ahora, si le damos visibilidad y si conseguimos que tenga impacto psicológico, puede hacer que la gente, las empresas o el entorno empiecen a pensar de forma diferente a como se ha pensado hasta ahora y esto atraiga, que sea un efecto movilizador, que haga de núcleo de condensación de manera que otras cosas se generen alrededor y pueda tener ese efecto.
P: ¿Va a influir el IFMIF-DONES en otros campos, además de la Física?
R: La palabra física es muy amplia. Física es todo. DONES se puede utilizar también para aplicaciones industriales, aplicaciones médicas y en distintos campos de la Física. De manera que sí, se puede utilizar para distintas cosas. Es verdad que eso no lo tenemos totalmente desarrollado ahora mismo porque estamos concentrados en intentar empezar a construir seriamente, pero sabemos que, al ser una instalación única, que no hay otra parecida en el mundo, se van a poder hacer cosas ahí que estoy seguro que todavía no hemos identificado. Se podrán hacer cosas únicas en muchos otros campos como Biología, Medicina, Química... en muchas otras áreas.
P: ¿Estamos utilizando bien los términos cuando nos referimos al proyecto como acelerador de partículas? Porque IFMIF-DONES, en realidad, son siglas del inglés.
R: Primero, si quieres, me gustaría explicarte el porqué de ese nombre compuesto y tan complejo. Este proyecto se basa en una idea que se propuso hace ya 30 años. Era una propuesta que se organizó por los principales países, Estados Unidos, Rusia, Japón y de Europa, para construir algo de forma colaborativa, y desarrollar y resolver uno de los problemas que tenía la fusión. El nombre de IFMIF significa Instalación Internacional para la Irradiación de Materiales de Fusión. En base a eso, con el tiempo se fue desarrollando, pero no hubo dinero para construirlo. En un momento dado, hicimos la propuesta de, en vez de construir la gran instalación que se pretendía hacer, que era un proyecto muy ambicioso, simplificarlo y construir algo que, aunque no era capaz de resolver todos los problemas que se pretendían resolver con el proyecto IFMIF, sí podía avanzar en el desarrollo de la fusión como fuente de energía. Ese proyecto simplificado es lo que llamamos DONES, que es la fuente de neutrones enfocada a DEMO, que es el siguiente paso en el desarrollo de la fusión como fuente de energía. IFMIF significa para qué queremos usar la instalación, que es para el desarrollo de los materiales que hacen falta para un reactor de fusión, y DONES significa que es una primera fase de un proyecto más ambicioso, que significaría que ahora trabajamos para algo que es relativamente a corto plazo, que es el siguiente paso en el desarrollo de la fusión y, en algún momento, querríamos ampliarlo a convertirse en el IFMIF original que se planteó hace 30 años.
P: ¿Y es correcto llamarlo acelerador de partículas?
R: Sí, porque está basado en la idea básica que hay en el nombre: el concepto de la instalación es un acelerador de partículas. Y reconozco que es más sencillo hablar del acelerador de partículas que del IFMIF-DONES. La idea estratégica que tenemos es ir poco a poco olvidándonos del IFMIF y hablar siempre de DONES. Porque es mucho más fácil de mencionar, la gente lo entiende más fácil.
Granada y la energía de fusión
P: ¿Será Granada la cuna de la fuente de la energía limpia?
R: Una de las cunas sí podría ser. El desarrollo de la fusión como fuente de energía tiene siete grandes problemas todavía pendientes de resolver. Y Granada puede ayudar a resolver uno de ellos, pero quedarían otros problemas que hay que resolver.
P: Para una persona profana en la materia, como es mi caso, ¿qué es la energía de fusión? ¿Cómo se puede explicar?
R: Es un sol. La forma en la que el sol produce energía es mediante reacciones de fusión. Y lo que queremos hacer es tener un Sol en la Tierra, pero que lo podamos controlar, claro, que el núcleo de la Tierra no se convierta en un Sol. O sea, simplificando mucho, lo que queremos es hacer lo que se hace en el Sol en la Tierra.
P: ¿Algún día la energía será gratis?
R: No, no creo. No tendría lógica, todo cuesta. Todo tiene impacto. Cualquier actividad industrial tiene impacto y todo cuesta dinero o esfuerzo. De manera que no tiene sentido que sea gratis. Lo que sí puede ocurrir es que sea más o menos barata. Si te fijas, a lo largo de la historia, el desarrollo de la Humanidad desde el punto de vista del bienestar está, en general, asociado al precio de la energía. Digamos que cuando se produce una ruptura tecnológica que te permite tener más energía disponible, más barata o a un coste menor, eso genera a largo plazo una mejora del bienestar social en general. Eso es lo que ocurrió en la revolución industrial, cuando se descubrió el carbón y el vapor como fuente de energía o como herramienta para generar trabajo. O eso es lo que ocurrió cuando el hombre descubrió el fuego. O sea, el hecho de tener energía disponible a precio relativamente bajo hace que la sociedad se desarrolle. Eso ocurrió en el pasado y eso esperamos que pueda ocurrir en el futuro. De todas las maneras, a mí siempre me gusta aclarar que no creo que la fusión vaya a ser la única fuente de energía. Lo que hace falta es tener varias fuentes de energía disponibles. Lo idóneo en el futuro es que tengamos la fusión y, también, energía solar, eólica, hidroeléctrica... Porque todas esas energías lo bueno que tienen es que no generan CO2 y no tienen impacto en la atmósfera terrestre. Lo idóneo es tener un mix de distintas fuentes de energía que podamos adaptar a lo que necesitamos en cada momento. No creo que sea bueno concentrarnos en una única fuente de energía.
P: Por lo menos, ¿acabar con las nucleares?
R: En principio, sí. O, por lo menos, con las nucleares que tenemos ahora, que también están limitadas en el tiempo porque no aprovechan suficientemente el uranio que tienen y, aparte de eso, tienen algunos otros problemas, que no son tan graves como la gente piensa, pero tienen otros problemas que no son tan fáciles de resolver.
P: Ahora que hablas de energía, e insisto en mi ignorancia en esta materia, pero siempre he tenido en la cabeza que debería ser obligatorio el uso de placas solares en Andalucía, la región con más horas de sol.
R: Estoy de acuerdo en que la energía solar habría que aprovecharla más, pero no estoy seguro de que Andalucía sea el mejor sitio para la energía solar. Es muy curioso, porque el sitio óptimo para la energía solar no es un lugar con mucho calor. Necesita mucho sol, pero frío. Lo idóneo sería poner las placas solares, si se pudiera, en la montaña. Necesitan mucho sol y bajas temperaturas. La eficiencia de las placas solares disminuye cuando aumenta la temperatura. Si tú pones una placa solar con sol en un sitio muy caliente, funciona mucho peor que si lo pones en un sitio con el mismo sol, pero mucho más frío. Pero, vamos, en los edificios debería ser obligatorio y, de hecho, ya lo es en los nuevos, que haya placas solares en todas partes. Lo que pasa es que la energía solar tiene los problemas que todos sabemos: solo genera electricidad cuando hay sol. Entonces, tiene que ser complementario de otras fuentes de energía que generen electricidad en todo momento.
P: De un proyecto como el acelerador de partículas, ¿de qué inversión estamos hablando? ¿A cuánto asciende lo que está previsto invertir en Granada?
R: Es difícil hablar de previsiones económicas cuando estás hablando de un proyecto que, lo lógico, es que dure 60 o 80 años. Si multiplico el dinero que se va a gastar por 80 salen números escandalosos. Y, además, si las cosas funcionan razonablemente, se irán produciendo mejoras de forma continua. Es decir, si funciona, intentaremos añadirle más cosas o iremos descubriendo cómo funciona mejor. Es difícil hacer una previsión a largo plazo. Pero, a corto plazo, lo que es la construcción pura y dura, que es lo que estamos lanzando ahora, serán 700 millones de euros lo que va a costar. España no va a poner todo ese dinero, porque es un proyecto internacional. A eso hay que sumar lo que hemos calculado del coste de operar la máquina, que serán en torno a 50 o 60 millones al año. Pero estamos ya hablando de posibles mejoras y aumentos de capacidad que suponen más inversión. Pero, siendo el mayor proyecto científico de España en este momento no es una inversión escandalosa. Quiero decir que hay más proyectos de 700 millones, incluso una carretera puede costar más dinero. Pero aquí son 700 millones concentrados en una serie de tecnologías radicalmente distintas de las que se utilizan normalmente en Granada. Y 'obligar' a que haya empresas granadinas, o que las empresas de fuera vengan a Granada a desarrollar o a trabajar en esas tecnologías, puede ayudar a generar que signifique que cosas que antes no se podían hacer en Granada y se pueden hacer a partir de ahora.
P: ¿Cuál es el impacto que a nivel socioeconómico puede tener este proyecto en la provincia?
R: Se hizo hace unos años un estudio de impacto socioeconómico, que se estimó para toda la vida de la planta, suponiendo que la instalación iba a durar 40 años. Se hizo sobre una hipótesis conservadora de que durara solamente 40 años. Y me parece que lo que salía es que el impacto socioeconómico global era del orden de seis mil millones y en Granada era de cuatro mil millones. Y el impacto en empleo, que es casi lo más importante, era del orden de 50.000 empleos/año, o sea, que en estos 40 años de operación es del orden de mil y pico empleos permanentes durante 40 años. Eso incluye empleos directos e indirectos. Nosotros calculamos que la gente que vamos a emplear directamente en la instalación oscila de 300 a 400 personas, en principio.
La Universidad, la IA y los plazos del acelerador
P: Supongo que con una enorme influencia de la Universidad de Granada.
R: Sí, por supuesto. La Universidad para nosotros es un socio estratégico. Hay que dejar claro que nosotros no somos Universidad. El Consorcio es un organismo público independiente de la Universidad, que es al 50% entre la Junta y el Ministerio. Operamos con criterios un poco diferentes de los que se trabaja en la Universidad. Pero la Universidad ha sido, es y será un socio estratégico para nosotros. Sin la Universidad no hubiéramos podido estar aquí y sin su apoyo no hubiéramos podido arrancar. Mi aspiración y la de la Universidad es que es un proyecto estratégico para todos y la Universidad tiene que tener un papel absolutamente esencial, no tanto en la construcción, pero sí en la explotación de las cosas que se hagan allí.
P: Y como sucede en la actualidad en casi todo los ámbitos, la inteligencia artificial tendrá una influencia tremenda.
R: La inteligencia artificial va a ser una herramienta más que está en todas partes. Es como cuando se introdujeron las calculadoras. Me acuerdo que mi padre trabajaba con una regla de cálculo, que todavía tengo en casa. Y cuando la gente empezó a utilizar las calculadoras, parecía escandaloso. Parecía una tecnología que iba a cambiar el mundo y, efectivamente, lo cambió. La inteligencia artificial se acabará convirtiendo en una herramienta más que tendremos a nuestra disposición y naturalmente se utilizará en todas partes para optimizar las cosas que tengamos que hacer.
P: En los plazos de tiempo que manejáis, ¿cuándo va a estar el acelerador de partículas en pleno funcionamiento y en qué plazo de tiempo calculáis que pueden estar los primeros resultados importantes?
R: La construcción nos va a llevar 10 años y se divide en dos grandes fases. La primera, que es construir el 'cacharro', esencialmente primero el edificio y, luego, ir metiendo cosas dentro, eso nos va a llevar 4 o 5 años. Y lo que llamamos la fase de arranque o puesta en marcha, al ser una instalación única en el mundo, conseguir que funcione nos va a llevar tiempo. El primer día que apretemos el botón no va a estar funcionando. De hecho, sabemos que nos va a costar mucho. Hay que arrancar poco a poco e ir probando cada vez que pongamos un equipo nuevo en la instalación. Ese proceso de arranque y de llegar a plena potencia calculamos que nos va a llevar otros 4 o 5 años. Por eso siempre hablamos de 10 años para llegar a plena potencia. Y no tenemos ni idea, porque puede ser algo menos o puede ser más. No sabemos qué dificultades nos vamos a encontrar en ese proceso de arranque. Somos conscientes de la dificultad y estamos tratando de formar gente y enviándola por ahí para que aprenda, pero no sabemos lo difícil que va a ser. Y, luego, comenzaría la fase de explotación en la que ya empezaremos a hacer experimentos. Yo tengo una idea de qué experimentos quiero hacer, pero en realidad los experimentos que se hagan allí los tendrán que decidir desde un comité internacional en función de lo más urgente en ese momento y de lo que haga falta en el estado en el que esté el desarrollo de la fusión. Hay cosas que ahora mismo creemos que son evidentes y que harán falta, pero cuando se empiecen a preparar los experimentos ya veremos. Me imagino que empezaremos haciendo experimentos relativamente sencillos y cortos para comprobar que todo funciona bien y luego los iremos haciendo progresivamente más largos. Un experimento que nos permita demostrar que un determinado material o una determinada cosa funciona adecuadamente en un reactor de fusión nos llevará por lo menos dos años. O sea, que calculo que nosotros empezaremos a producir resultados relevantes para la fusión en cuatro, cinco o seis años después de haber arrancado. Pero eso serán solamente primeras indicaciones, luego tendremos que seguir haciendo más experimentos. En la planificación hemos puesto 20 años, pero porque es difícil planificar más y, naturalmente, damos por supuesto que si estamos trabajando durante 20 años, en un momento dado habrá que parar y cambiar un montón de ‘cacharros’ que se habrán ido estropeando y habrá que hacer mejoras. De manera que el plan general es 10 años de tiempo de construcción, 20 años de hacer experimentos, otros 5 o 6 años de hacer mejoras y otros 20 años de experimentos. Por eso llegamos a los 80 que decía antes.
P: En el tiempo que llevas en Granada, ¿qué te ha llamado más la atención de la ciudad y qué carencias le ves, especialmente, en materias de infraestructuras o necesidades que tiene?
R: En mi trabajo diario, lo que me he encontrado con este proyecto en Granada han sido facilidades. Granada nos ha recibido sin demasiadas peleas políticas o institucionales y mi experiencia ha sido positiva. Siempre que he pedido algo han hecho todo lo posible por facilitárnoslo. Lo mejor hasta ahora ha sido que todas las instituciones, el público, los partidos políticos o los empresarios nos han recibido con los brazos abiertos y han hecho todo lo posible por echarnos una mano. Ese es el aspecto más positivo. El más negativo que veo es que las infraestructuras de Granada, sobre todo de transporte, son un poco desastre. Ahora estoy yendo y viniendo de Madrid con mucha frecuencia y, al final, lo más fácil es ir en autobús, que parece mentira. Son muchas horas, pero es lo que te da posibilidad de moverte con amplios horarios. En tren solo hay tres al día y con horarios complicados. Para mí, lo peor son las infraestructuras de transporte. Y hay otro aspecto que hay que trabajar mucho más. Y es que el impacto que tenga esta instalación en su entorno local y regional depende mucho también de lo que hagamos alrededor. Quiero decir que yo puedo construir el acelerador y traerme todo de fuera si no tengo cerca cosas que me sirvan, mandar a la gente a 50 o a 100 kilómetros a que duerman en un hotel. O puedo hacer que alrededor del acelerador haya muchas empresas tratando de sacar partido de eso. Eso requiere una estrategia que no depende de mí ni del proyecto, sino del entorno local y regional. Una estrategia que trate de maximizar el impacto que tiene. Eso que hay que trabajarlo más. Llevamos algún tiempo trabajando con la Junta y con instituciones para intentar maximizar ese impacto. Pero no depende ni de la Junta ni del Consorcio. Es asombroso que en Escúzar no haya un hotel cerca o que para comer haya que irse a 10 o 15 kilómetros porque apenas hay un par de sitios alrededor para comer. Tampoco hay transporte público para llegar allí. Es decir, hay cosas que con un esfuerzo relativamente pequeño puedo hacer que el entorno sea mucho más amigable. Y eso, por supuesto, hace que pueda mejorar muchísimo el impacto que tenga. Que se contrate más gente del entorno local dependerá de si la formación que se da en la Universidad tiene en cuenta mis necesidades. Ese tipo de visión estratégica para el futuro es algo que hace falta y lo estamos intentando desarrollar con la Junta, el Ayuntamiento y los empresarios, pero que hay que insistir en ello y ver cómo se puede implementar.