Vídeo | Una escena de película navideña en pleno centro de Granada
La pista de hielo instalada en Plaza Bib-Rambla se convierte en la principal atracción de las fiestas en la ciudad, rebosante en el inicio de las vacaciones de los más pequeños
Cayó el sol por detrás del horizonte y amaneció la Navidad en Granada. Las luces que decoran las calles de la capital todavía no se habían encendido, pero el centro ya brillaba. Ríos de personas surcaban la Acera del Darro, brillosos los ojos de los más pequeños, que inauguraban sus vacaciones. Hubo quien tuvo suerte y, junto a la Fuente de las Batallas, se cruzó con Papá Noel, que hacía un último sondeo antes de cargar los regalos y poner a volar a sus renos por todos los rincones del mundo. Pero todo desembocaba en un mismo punto, epicentro de las fiestas este 2022. En Plaza Bib-Rambla, el tiempo giraba a otro ritmo, el que marcaban los patines en torno al abeto que se ubica en mitad de la novedosa pista de hielo. Es la atracción del año, para niños, adolescentes y adultos. Una estampa propia de las películas navideñas, pero en pleno centro de la ciudad.
"Es lo que queríamos porque, además, la gente busca esa sensación, como en las películas: patinas sobre hielo, te sientas en el banco, charlas, vuelves a patinar… Queríamos que fuera algo así", expone Félix Luengo, gerente de Multiocio, la empresa que gestiona la pista, que trabaja un amplio abanico de actividades por todo el territorio nacional. Se expresa satisfecho, pues "la gente la ha acogido con muchas ganas, ilusión y, sobre todo, sorpresa, porque, si hay algo que no se esperaba era una pista al aire libre en un entorno como este". "Ha llamado mucho la atención y ha sido lo que más ha impactado", subraya. De hecho, ya han registrado varios días en los que la afluencia ha rozado los 1.000 patinadores, a pesar de que el tramo de especial tirón comenzó este viernes. "Esperamos que esto se repita mucho. Esto está hecho para que la gente lo disfrute", afirma.
Sonaba de fondo Last Christmas y algún móvil se alzaba para grabar la escena. Decenas de personas surcaban el hielo, dando vueltas durante una hora en la que se debían de sentir figuras de una de esas bolas de nieve que decoran muchas estanterías en estas fechas. De la mano, en solitario, a toda velocidad o despacito, pero con una sonrisa imborrable. Inexpertos y habituales -entre un 10% y un 15% de los usuarios diarios lleva sus propios patines-. Quienes no se atrevían a entrar, como poco, se asomaban desde fuera de la valla. Nadie podía pasar sin detenerse. Alguno de los que viraban sobre el hielo se pasaba de frenada y estrellaba el coxis en la helada superficie. "Estoy hecho un crack", se congratulaba un niño. Otro, mientras, contrastaba con su madre lo que acababa de acontecer: "Mamá, ¿a que me he caído?".
"Fue lo máximo"
Padres, abuelos y jóvenes, seducidos por la atracción, se agolpaban en los laterales, tras la valla. Se encienden de repente las luces, coloridas, en forma de árbol de Navidad y Papá Noel sobre sus cabezas. A las puertas, se van formando colas frente al mostrador, donde sustituyen su calzado por unos patines de color naranja. Se preparan en unos bancos dispuestos para ello, con ayuda de sus familiares los más pequeños. Una vez en la pista, todo es diversión. "All right!", exclama un turista, listo para patinar. No son pocos los viajeros que, de vacaciones en la ciudad, se encontraron la pista y no han podido vencer a la atracción. Es el caso de Angy Baycar y José Cuéllar, venezolanos, pero residentes en París. Es la primera vez de la pareja, que asegura que "fue lo máximo" y salió "con ganas de volver a patinar".
También se estrena en esta pista María, de cinco años, que, acompañada por su madre, Sonia Calvo, se ha propuesto probar todas las atracciones instaladas por estas fiestas. "Nos ha encantado, la Navidad es muy bonita en Granada", sostiene la madre, palentina, residente en Ibiza y trabajadora de temporada en Sierra Nevada. Massimiliano Meineri tampoco es de Granada. Ha viajado desde Alemania para ver a sus hijos, que viven en la ciudad, y más familiares. Gira en torno al árbol de Navidad que preside la pista, entre algunos niños que, incluso, aprovechan para jugar con la nieve que levantan las cuchillas a su paso. "Es fantástico, me encanta. Es muy navideño y, además, aquí no hace frío. Es espectacular", sostiene. Su hijo, orgulloso, afirma haber probado el suelo solo una vez. "Yo me he caído 80 veces", se resigna sin perder un ápice de entusiasmo su sobrina.
"Tengo miedo", expone a su grupo de amigos un joven, a punto de saltar a este peculiar ruedo en el que lucharía por mantener el equilibrio. "Ven a ver a tu hermano, que parece un pato mareado", bromeaba, por otro lado, una madre. Nuria Martínez y Cristina Maya, sobre el hielo, hacen una parada en una de sus vueltas. "Está muy bien, muy bonita. La gente que trabaja aquí es muy apañada, está atenta a que no le pasa nada a cada uno que se pega un porrazo. Es un diez", sostienen las dos amigas de toda la vida, de Águilas pero residentes en Granada por estudios y trabajo respectivamente. Ricardo Hernández, natural de la ciudad, asegura que se le da "fatal", pero lo disfruta igual. "Es nueva, ¿no? Yo había patinado un par de veces en Pulianas, que ahora la han cerrado, y es divertido. Me cuesta un poco, pero bien. La pista está muy bien y el ambiente, también".