Influ…¿qué?
Según Google, 'influencer' es una persona que destaca en alguna red social u otro canal de comunicación y expresa opiniones sobre un tema en concreto que ejerce mucha influencia en personas que la conocen, sobre todo, cuando influye en los hábitos de consumo de sus seguidores.
Esta palabra lleva sonando bastantes años ya, y cada vez es más incluida en nuestro vocabulario. Ojalá fuese una palabra en castellano, que mira que es rico, pero parece ser que en inglés suena mejor.
Yo, con la definición de Google, discrepo un poco; a día de hoy hay muchísimas personas que son influencer solo porque el tick azul de Instagram así lo confirma. Me explico: un participante de ‘La isla de las tentaciones’, por ejemplo, no es influencer porque su actividad o trabajo tenga impacto en nuestros hábitos de consumo. Ni porque sean especialistas de nada o utilicen sus redes para darle voz a algo de lo que realmente nosotros podamos vernos beneficiados.
Lo es porque esta sociedad consume mucha telebasura (me incluyo), porque entran a ese programa siendo completos desconocidos y cuando salen todo el mundo sabe de su existencia, aunque no hayan seguido el programa; las marcas contactan con ellos porque saben que les van a dar esa visibilidad, que cada día es más compleja conseguir en las redes y, en resumen, partiendo de la base de que al final somos números, las cuentas salen.
Hablo de ‘La isla de las tentaciones’ como podría hablar de cualquier otro programa de televisión o de cualquier persona que se haya visto inmersa en algún escándalo público y haya pasado de ser un completo desconocido a convertirse en un personaje público, otra etiqueta que, por cierto, cada vez tendemos más a ponernos nosotros solitos.
Porque claro, ¿quién o qué decide aquí si una persona es influencer o personaje público y quién no? ¿En qué hay que basarse, en el número de seguidores o en el contenido de la cuenta? A mi parecer, es todo un tanto ambiguo y relativo en este mundo de las redes.
Así que hoy quiero hablaros de algunas personas que son para mí influyentes y contaros por qué lo son, qué me aportan; de los influencers mediáticos y de los de mi vida.
Pepa Tenorio (@pepatenorio): ella es también de Granada. La conocí mediante un video que se hizo viral, en el que lleva a un perro que estaba perdido a que se reencontrara con su familia 7 años después.
Creo que gasté un rollo entero de papel higiénico secándome las lágrimas y que vi el video un mínimo de 15 veces.
Pepa se desvive por cada perro que se encuentra y que lo necesita; los acoge, los cuida, les da difusión hasta conseguirles un hogar.
Pepa es color, amor, alegría, pureza. Tiene un brillo especial en los ojos, un brillo que le delata y deja ver toda la bondad que cabe en ese alma.
No colabora con ninguna marca, ni gana un solo euro con esto. Lo que gana son personas que la admiran y que aprenden de ella cada día sobre la importancia y la grandeza del respeto hacia los animales, entre las que me encuentro yo.
Carmen Estéfano (@carmenestefano): la sigo desde hace por lo menos 3 años. No sé cómo di con ella, probablemente por algún sorteo, pero qué guay.
Es madre de 3 niñas preciosas, Martina, la mayor, y Manuela y Valentina, mellizas.
A cada cual más preciosa.
Seguir a Carmen es poder llegar a sentir que la conoces. Es natural, graciosa, carismática y, lo que más me gusta, más real que la vida misma.
Ama a los animales y, también ella, da muchísima difusión a los casos que la necesita. A casos de toda índole.
He llorado escuchándola hablar de ciertos temas y he reído a carcajada limpia con otros muchos, y los que me conocen saben que, a mí, que un desconocido me haga reír a través de una pantalla es complicado.
Ella sí, trabaja con marcas (normal, quién no la querría), hace crossfit a diario, escribe, va eventos y es madre casi las 24 horas del día, todo a la vez.
Su energía también te llega a través de la pantalla.
¡Qué suerte tienen tus amistades, Carmen!
Celia Pereira (@hippiesou.l). Ay, esta chica.
La primera vez que leí a Celia supe que nunca querría dejar de hacerlo.
Es periodista y escritora, entre otras muchas cosas. Feminista y animalista también.
Trabajó en este periódico y fue así como la conocí.
Tardé algo más de un año en desvirtualizarla (otra palabra modernita) y fue en la cola de la churrería de nuestro barrio, porque resulta que somos casi vecinas, donde lo hicimos.
Comprobé lo que intuía: Celia era exactamente lo mismo que podía ver a través de su cuenta de Instagram.
Y cómo no quedarme.
Celia siente y transmite desde las entrañas, tan real y tan bonito que sientes como sus letras te acarician.
Ama lo cotidiano, como yo, y se detiene en ello, también como yo.
Un atardecer, un buen café, ese WhatsApp de alguien a quien quieres, el destello de luz a través de la ventana, los ojos de su perro Simba.
En fin, es imposible que Celia no te guste.
Natalia (@natt.curlymoon):
Hace casi un año, cuando fui a la peluquería Campos y mi pelo cambió tan radical, empecé a seguir a muchas chicas con cuentas de rizos porque me entró el ansia por aprenderlo todo, y cuánto más rápido mejor.
Natalia fue una de ellas. También es de las pocas cuentas que actualmente sigo porque hice una limpieza considerable de seguidos; demasiada publicidad, demasiado poco natural. Así que fuera.
Y es que Natalia es justo eso, naturalidad, cotidianidad y rizos a partes iguales.
Es de Estepona, y me flipa escucharla hablar. Muchos días veo amanecer a través de su cuenta, y cuando veo que ha subido varias historias seguidas sonrío porque sé que voy a disfrutar viéndolas. Ni una me salto.
Si quieres aprender a entender tus rizos y eres nueva en esto del método curly, síguela. Si no eres nueva, también, porque sube mucho contenido de calidad y puedes hacerte un master de rizos dándote una vuelta por su Instagram.
Tamara García (@grtamara).
Simplemente, me encantaría ser amiga de esta tía.
Hay personas que están hechas para hacer reír a los demás y Tamara es una de ellas.
Probablemente muchos de vosotros la conozcáis.
Hace un año y pico subió un video que se hizo viral: se grababa a ella misma recién salida del dentista, con la anestesia aun haciendo estragos.
Empecé a seguirla cuando tenía 3.000 seguidores y ahora va por 210.000.
De sangre gallega, pero ahora residiendo en Madrid (creo), Tamara es una de las personas más graciosas, ocurrentes, originales y reales que me ha regalado IG.
Imita a la de Equipo de investigación casi que mejor que mi amiga María José, y a otras muchas personas, baila que da gusto y juega con su hermana a cosas absurdas como imitar sonidos que a mí me hacen llorar de la risa.
Pues eso, Tamara, tronca, que ojalá fueras mi amiga. No sé a qué espera IG para darte el tick azul, la verdad.
Verónica Sánchez (@oh.mamiblue).
Me encanta Vero, su mujer, su hijo, su casa, sus perros, sus recetas, su mensaje y su forma de transmitirlo.
Me gusta absolutamente todo de Vero.
En su cuenta puedes encontrar recetas riquísimas y originales, consejos de decoración, viajes y, sobre todo, mucho, mucho amor.
“Yo solo veo amor”, así se llama su marca de ropa, prendas que, por cierto, me fascinan hasta límites insospechados y que todavía no he podido comprar, pero que haré más pronto que tarde.
Pasearte por la cuenta de Vero es un orgasmo para los sentidos.
Sus tatuajes, los ojos de Álex, o los de Jana, sus flores, sus rincones.
No te quieres ir nunca.
Pero es que ya, si te paras a leerla, corres el riesgo de desmayarte.
Qué forma más linda de ver y sentir la vida y el amor, y qué sensatez.
Gracias, Vero, porque he aprendido mucho de ti.
Nuria Adraos (@nuria.adraos.makeup).
Lo de esta chica no es normal.
Con tan solo 22 años, se ha convertido en la diosa del maquillaje.
Ella nació con su arte y el de media Valencia más.
En increíble, de verdad. No podéis no pasaros por su perfil conforme terminéis de leer esta columna.
Yo no puedo ver un video suyo sin abrir la boca a todo lo que me da.
Se maquilla del pecho hacia arriba a mano alzada, y la caracterización también la hace ella. En sus videos podéis ver el proceso y, perdonadme lo vulgar, ES UNA PUTA PASADA.
Tiene 4 gatos preciosos, un novio con una cara de buena persona que no puede con ella y ella, una cara preciosa.
Habla de la salud mental de la manera que todos deberíamos hacerlo, con la importancia y la naturalidad que precisan.
Nuria mola, mola mucho.
Y, por último, pero más importante, Sofia (@happycalzaslargas).
Mi amiga desde la infancia y hasta que seamos viejas.
Sofia es etóloga. Por si hay alguien que no conozca este término, la etología estudia la psicología animal.
Afortunadamente, de hace relativamente poco hasta ahora parece que se ha empezado a tomar más consciencia de la importancia de entender y conocer las necesidades y la naturaleza de nuestras mascotas.
Sofia tiene algo especial con los perros, os lo juro.
Podría pasarme días enteros viéndola estar o trabajar con perros.
Cómo la miran, cómo se comunican con ella.
Es una fantasía.
Si os pasáis por su cuenta, aparte de ver la melena rubia de su hijo (mi sobrino postizo )y perros todo el rato, también te vas a empapar de algunos de sus conocimientos y no vas a querer abandonar su cuenta nunca. Palabrita.
Te quiero y admiro, amiga.
Podría hablaros de algunas personas más, pero el termómetro marca bajo cero y como no me caliente las manos voy a tardar poco en dejar de sentirlas.
Todo el invierno alardeando que no me he puesto mala y desde anoche me duele el oído, el pecho al toser y ahora también la garganta.
Me sigue flipando el invierno.
¡Os abrazo!