Los diez años de Podemos, desde el prisma granadino: nacimiento, auge y fragmentación
La formación cumple en 2024 su primera década de actividad política, que tanto en la provincia como en la capital ha estado marcada por sus confluencias
Era enero de 2014 y en el horizonte asomaba el 25 de mayo como una fecha clave en el porvenir español. Nació Podemos, inspirado por el 15M, y su irrupción en las elecciones al Parlamento Europeo dio un vuelco al panorama político nacional. Poco después, llegó a Granada con la misma fuerza, desde el movimiento asambleario hasta las urnas en unos meses. En apenas tres, la militancia del partido ya se veía multiplicada por cuatro. Fue el inicio de la primera década de actividad del grupo morado, que se cumple en este 2024. Diez años que, desde el prisma granadino, han contemplado el propio nacimiento de la institución, su auge mediante confluencias de izquierda muy abiertas y una postrera disgregación que desembocó en la total fragmentación para los últimos comicios.
La nueva movida política hizo temblar los cimientos del sistema al tiempo que se extendía por todo el país, fruto del descontento que arraigaba en la población. En Granada, Podemos vio la luz en el entorno universitario. "Se organizó una primera actividad en el aula magna de la Facultad de Ciencias a finales de febrero de 2014", recuerda con cierto entusiasmo Alberto Matarán, a quien pidieron intervenir durante este encuentro, lleno el emplazamiento. Entonces no sabía que se iba a convertir en el primer secretario general de la formación en los términos granadinos. "En la ciudad había gente que ya estaba vinculada con quienes inician el partido", apunta. "Éramos un grupo de profesores de la Universidad unidos contra los recortes y la crisis que se estaba viviendo. Nos parecía muy importante responder por la defensa de los servicios públicos y también de la vida de la gente", precisa.
Aquel acto fue el nacimiento de Podemos en Granada, en un proceso que posteriormente comprendió una secuencia de "asambleas masivas" a lo largo de todo un año. "De alguna forma, construye aquí una gran organización de izquierdas, progresista y con ganas de cambiar las cosas como no se había visto en décadas. Asambleas de más de mil personas, espacios de compromiso y participación muy amplios, en todos los barrios, en las facultades… Era una política partidista similar a la que ocurría en la transición", describe Matarán. Entre los promotores en Granada de este movimiento, consolidado posteriormente hasta erigirse en partido, también se encontraban Rubén Quirante, Manuel Gálvez, Jesús de Manuel y la actualmente integrante de Adelante Andalucía Ana Villaverde, quien, dada su militancia en dicha formación, ha rechazado participar en la elaboración de este reportaje.
Aún era pronto para vislumbrar el impacto que el partido tendría en la política municipal, aunque todos ellos ya advertían que estaban dando un vuelco al panorama. "Teníamos la percepción y la ambición de hacerlo, porque éramos conscientes de que los políticos profesionales nos habían llevado a una crisis enorme que estábamos pagando el conjunto de la ciudadanía y, además, en particular, la gente más vulnerable", subraya Alberto Matarán, quien incide en la búsqueda del desmarque con respecto a la manera de gobernar que hasta ahora se venía desempeñando. "Teníamos muy claro que debíamos actuar de manera diferente, clarísimo. No dudábamos un minuto en exigir mucha transparencia, participación, democracia, estar alejados del poder bancario y financiero del país, que sabíamos que eran quienes nos habían robado el futuro", ahonda. Un debate que llevaron de la calle al plano gubernativo.
Primer secretario general con vistas a las municipales
El cambio de calendario propició el paso definitivo de Podemos para asentarse en la ciudad y la provincia. Matarán fue elegido primer líder de la formación con el 62% de los votos en las primarias, con lo que en el seno morado se fueron levantando los cimientos de una estructura de partido propiamente dicho. Las elecciones municipales y generales de aquel 2015 ya se divisaban a la vuelta de la esquina, lo que dio paso a ciertos movimientos estratégicos clave. El primero de ellos fue la emergencia de Vamos Granada, un grupo ligado a Podemos con sello local propio que constituyó la primera candidatura morada al Ayuntamiento de la capital.
"Podemos nace como un espacio muy abierto a mucha gente que venía de muchos sitios. Nosotros decíamos claramente que no pedíamos el carné, ni preguntábamos si eran del Madrid, del Barça, del Málaga o del Granada. No estábamos en esa perspectiva identitaria", argumenta Matarán sobre la conformación del nuevo grupo, que se lanzó "con mucha ilusión". "Vamos Granada fue un elemento fundamental para acabar con el gobierno corrupto del PP. En este contexto, cuando se crea la candidatura, hay un proceso muy abierto, de mucha participación, y se suma mucha gente que tenía también esa visión de acción, de lo social. La candidatura municipalista sirvió para aglutinar todo esto. También, la posibilidad de integrar organizaciones, como los ecologistas. Una capacidad de sumar que en otros sitios no fue tan grande", ahonda.
Marta Gutiérrez fue la número 1 de las listas de Vamos Granada a aquellas elecciones municipales. La recién nacida formación se cuela así en el Consistorio, con tres concejales arañados en aquellos comicios. En las generales, en cambio, Podemos sí opositó bajo su propio sello, con Ana Terrón como cabeza de lista. Fue quien ocupó el escaño en el Congreso que la formación obtuvo en los términos granadinos, en lo que la propia diputada calificó como "el fin del bipartidismo". Era el principio del prime de la rompedora formación, en plena efervescencia por todo el territorio nacional. El nuevo contexto político ya era una realidad en la provincia.
Breve estabilidad y apogeo
La estabilidad y el apogeo de Podemos, no obstante, fue mucho más breve de lo que auguraba un origen tan fulgurante. En las elecciones generales de 2016, bajo las siglas de Unidas Podemos, la formación vuelve a sacar un escaño en Granada, al tiempo que en la ciudad el paso de los cursos políticos acentuaba ciertas diferencias en la concepción del ejercicio de la política. En 2017, Vamos Granada expulsa a la concejala Pilar Rivas bajo el pretexto del cambio de portavocía del grupo municipal firmado junto a Luis de Haro sin el acuerdo de los órganos del partido. Todo comienza a resquebrajarse. "Ahí hay problemas internos difíciles de gestionar, que tienen que ver también con la forma de la que se hace política institucional también en nuestro país. Tiene muchos riesgos. Uno de ellos es que dificulta claramente los procesos de participación y de apertura institucional. Eso facilitó que hubiera rupturas en muchos grupos municipales, entre otros, el de Granada", resuelve Alberto Matarán.
Las divergencias llevaron con el paso del tiempo a una crisis profunda. A finales del año dimitió Ana Terrón y, al poco de comenzar 2018, Vamos Granada se desvincula definitivamente de Podemos. Un divorcio tras apenas tres años de idilio político con la formación morada, que encabezaba la confluencia de varios grupos políticos para los comicios de 2015. A los de 2019, se presentaría de manera independiente. En el mismo marco, Ana Gutiérrez y Alberto Matarán abandonan Podemos. "Era un contexto difícil. Habíamos cumplido dentro del partido, que estaba tomando otras posiciones, otros horizontes. No pasa nada, lo respetamos. Tuvo su valor. No quiere decir que fuera más o menos equivocado, sino que no lo compartíamos en aquel momento. Hubo un grupo de personas que decidimos que también había terminado nuestro papel y nuestro momento ahí", expone el que fuera secretario general de la formación.
"Soy de los que piensan que la política tiene que funcionar con rotaciones. Dentro de lo que cabe, del movimiento de 2014 hasta ahora, ha habido gente que ha ido y venido, otra que ha tomado distintos cargos institucionales. No me parece mal que haya habido muchos relevos. Por un lado, puede ser complicado, pero por otro, puede ser positivo. Apostábamos por eso. Yo nunca aposté por tener un cargo institucional ni un cargo profesional, porque quería mantener mi trabajo, mi autonomía y mi independencia. Me gusta mucho lo que hago y eso facilitó que, en un momento dado, yo dijera que ya le tocaba a otra gente", ahonda Matarán. A su modo de ver, "la política institucional hace difícil la participación política", en tanto que requiere "una dedicación exclusiva en muchos casos". "Uno de los aprendizajes que tuve es que es una manera del propio Estado para perpetuar ciertos privilegios o ciertas jerarquías".
Separaciones y nuevas uniones
Asomaron las elecciones autonómicas de 2018 y, para ello, Podemos e Izquierda Unida presentaron en Granada Adelante Andalucía, una nueva fuerza de izquierdas con la que presentarse a las urnas. De la provincia sacó dos escaños, antes de un 2019 en el que también coincidían comicios municipales y generales. En las nacionales, Podemos-IU sacó un escaño, mientras que en el Ayuntamiento de la capital entraron tres concejales de la formación recién creada -Vamos se quedó sin presencia en el gobierno de la ciudad-. Pero lo cierto es que las heridas en el partido eran profundas y la atomización, imparable hasta desembocar en el completo fraccionamiento de 2023. La alianza se disolvió en tres listas: una con candidatos de IU, otra con representantes de Podemos y una tercera con aspirantes de Adelante. La formación morada en la provincia se quedó con una diputada en el Congreso, Martina Velarde, y otra en el Parlamento Andaluz, Alejandra Durán.
Matarán ya vivió todo ello desde una distancia política. Ejerce desde que abandonó la política, al igual que hizo durante su militancia en Podemos, como profesor titular de Urbanismo y Ordenación del Territorio en la Universidad de Granada, un trabajo que le llena. "Sigo siendo activista en defensa del territorio y activista medioambiental, que es lo que he sido siempre, pero en términos de política partidista, no tengo militancia ahora mismo", matiza. Prefiere no valorar el estado actual de la formación, pues, afirma, le gusta "respetar los procesos y el trabajo de la gente". "La madurez ha sido muy traumática. Muy rápidamente se han enfrentado dificultades muy grandes en términos de dimisiones, etc. Pero me parece muy sustancial todo lo que ha aportado Podemos desde 2014 hasta el día de hoy, en términos de cambiar la política de nuestro país. Incluso, yo diría, el Gobierno. La entrada de Podemos en el Gobierno central ha sido muy importante, también para la ciudadanía del país", escruta.
También resalta "el papel inicial de Podemos en la constitución de Sumar". "¿La evolución ha sido difícil? Pues sí, por muchas razones, pero también entiendo que la política estructural es muy complicada. Gestionarlo es muy complicado. También confío en que las cosas se vayan resolviendo, si hay algún tipo de disensión interna o discusiones, que creo que no son tan suficientemente sustanciales como para que la gente no se junte para hacer cosas. Espero que pronto esté todo el mundo más a una y apuesten por seguir cambiando nuestro país, para evitar que esto se convierta en la Italia de Meloni o algo peor", desea. Suceda o no, recuerda con cariño su participación en el movimiento que cambió la política también en Granada. "Fueron años muy ilusionantes e interesantes. Fue un periodo muy intenso. Estaba todo muy movido y la verdad es que lo disfrutamos mucho. Era una forma de comprometernos por el futuro de nuestro país. Hay muchas cosas que se consiguieron con ese esfuerzo tan importante".