El granadino que rescató 60.000 abejas en Cúllar Vega: "Sin ellas, no podemos vivir"

Sergio Guerrero, apicultor por afición, se ha hecho viral al grabar cómo retira un enjambre de un olivo para salvar a los insectos

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El enjambre estaba formado por 60.000 abejas | Foto: GD
Chema Ruiz España
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La apicultura no es para Sergio Guerrero, empresario granadino del sector inmobiliario, más que una afición. "Yo tengo mis cuatro colmenillas para la miel de casa y ya está, no me dedico a ser apicultor.", se encoge. Sin embargo, en Cúllar Vega, municipio del que es vecino, es por ello toda una institución. "Si buscas mi nombre en Google, me ves siempre rodeado de panales", ríe. Y desde este miércoles, un fenómeno viral. Rescató 60.000 abejas de un inusual enjambre que retiró de un olivo y captó con una recién comprada cámara GoPro todo el proceso para colgarlo en su perfil de TikTok. Desde entonces, su móvil no ha dejado de zumbar: 150.000 reproducciones para "concienciar" de la importancia que tienen estos insectos.

"Estoy alucinando", reconoce a GranadaDigital. "No esperaba algo así en absoluto, si miras los otros vídeos que tengo, con suerte llego a 2.000. No comprendo por qué. La verdad es que me he comprado una cámara y me he esmerado mucho tanto en hacer el montaje como en explicarlo. Me parece que he encontrado la clave de tener muchas visualizaciones. Si el próximo que haga es igual de didáctico, ¡lo mismo suena la flauta también!", dibuja una sonrisa en la conversación. "No es fácil encontrar un enjambre tan grande como este y, sobre todo, en la fecha en la que estamos. Esa es la catástrofe que estamos sufriendo con el tiempo. Si no las llego a quitar del exterior, esas están muertas", precisa.

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Porque lo cierto es que la espectacularidad del vídeo encierra un problema derivado del cambio climático. "Tengo apicultores amigos del norte que no pueden creer que haya salido ya un enjambre. Salen en primavera, cuando hay sol para poder vivir. Ahora mismo, no hay nada", subraya. A él también le sorprendió cuando acudió al lugar tras recibir el aviso. "Esto fue el miércoles -comienza a narrar-, en un olivar al lado del campo de fútbol de Cúllar Vega. Se está construyendo en El Ventorrillo constantemente. Dio la casualidad de que al lado de ese olivar había una obra y los albañiles llamaron al Ayuntamiento", expone.

Es en ese momento de la trama en el que aparece otro protagonista de la historia, Jorge Sánchez, alcalde de Cúllar Vega. "Tenemos la suerte de que piensa en la naturaleza. No conozco ayuntamientos que tengan un pacto con un apicultor como es mi caso", apunta Sergio Guerrero agradecido. Este acuerdo incluye un coste pactado y ya conlleva que, siempre que se detecta un enjambre, se lance al empresario una señal para que acuda como Batman al ver el murciélago en el cielo de Gotham. Y allí que acudió, como en otras tantas ocasiones cuando se han encontrado grandes cúmulos de abejas emparedadas.

Sergio Guerrero sostiene a varias abejas en su mano | Foto: Remitida

Sergio Guerrero sostiene a varias abejas en su mano | Foto: Remitida

"El alcalde me llamó a las 12:00 horas y para las 14:00 horas ya estaba al lío con él", continúa. Entre la retirada del enjambre y el traslado de las 60.000 abejas, cayó la noche. Un esfuerzo de alrededor de ocho horas que quedó plasmado en el vídeo que ha convertido en reivindicación. "La intención es que la gente se entere de que hay que resguardarlas, que, sin ellas, no podemos vivir. De hecho, creo que nos estamos extinguiendo, lo digo así. Lo que está pasando es muy grave", afirma.

Qué pasa con las abejas

La retirada del enjambre, asegura, tan solo es el principio del proceso de rescate de las abejas, pues su supervivencia requiere mucho más trato. Más del que Guerrero, como aficionado, le puede dar. "Me ocasiona mucho esfuerzo lo que hice el otro día, que tuve que salir del trabajo y dejarlo todo, así que ¡imagina todo lo que viene después!", plantea. "Se llevan a un apiario de alguien que las cuide. En este caso, las hemos llevado a Jayena", expone el granadino, muy selectivo a la hora de encomendar la tarea. "Como los primeros estadíos de una colmena son muy trabajosos, yo busco apicultores nuevos que estén deseosos de trabajarlas", señala. 

Ahora, pretende aprovechar la viralidad del vídeo para promover un cambio de comportamiento con respecto a las abejas. "La intención era concienciar, que la gente entienda que no se les eche gasoil, ni las queme, ni son peligrosas. ¡Es que no pican! El hecho de no ponerme el traje al principio -se acerca al enjambre sin protección al comienzo de la publicación- es para que vean que no es peligroso. Van a su rollo", afirma. "Si yo no hubiera tenido que tocarlas, hubiera estado allí sentado al lado de ellas el tiempo que quisiera. Ellas pasan de ti. Muchas veces me siento en las colmenas con una ‘musiquilla’ puesta y me pego una meditación viéndolas entrar y salir", detalla. Porque la apicultura no deja de ser para él un hobby, aunque, eso sí, con una finalidad. "Lo hago por poner mi granito de arena para intentar salvar el planeta, aunque parece que va a estar complicado. Pero bueno, el entusiasmo no nos lo quita nadie", despide alegre.