Granada como refugio para abandonar la prostitución: "Se puede salir y he reaprendido a tener una vida normal"
Sara comparte de forma anónima su horrible vivencia y explica cómo desde la Fundación Cruz Blanca le ayudaron a encontrar nuevas oportunidades

"Después de lo que he vivido, estoy muy feliz porque he pasado por lo peor del mundo". Así comenta Sara -nombre ficticio elegido por ella- su situación actual. Esta andaluza de 37 años ha vivido experiencias traumáticas que no la definen, pero, sin lugar a dudas, la han forjado para salir adelante hoy en día. Empieza a contar su historia recordando el momento en el que su pareja ingresa en prisión por narcotráfico. En sus propias palabras, se vio sin nada y decidió alquilar una habitación de su vivienda para poder llegar a fin de mes. A pesar de ello, las cuentas no salían y la iban a desahuciar. Fue su compañera de piso, que "se dedicaba al mundo de la prostitución", quien la alentó a entrar en este mundo, recuerda Sara. Un día antes de que viniera la Policía judicial a su casa, entregó sus tres perros a una persona de confianza y habló con un piso de prostitución de la zona. Sara tiene familia, pero no le proporcionaron ayuda por lo que, al saber que no tenía ninguna alternativa, accedió a este piso en el que “al menos no estaba en la calle”, recuerda la mujer resignada.
La persona responsable de aquel piso le dijo "eres española, rubia y delgadita. Te quiero aquí ya", recuerda la mujer mientras explica que su mudanza consistió en tres bolsas de basura llenas de ropa. Al cabo de unas semanas ejerciendo la prostitución, la querían mandar "a Alemania", comenta Sara. El equipo de Fundación Cruz Blanca – asociación que la ha ayudado en Granada – explica que estos contextos de prostitución son "una de las principales puertas de entrada a la trata de seres humanos con explotación sexual" para captarlas y obligarlas a ejercer en otros lugares, concluyen. Sara encontró una 'vía escapatoria'. Con lo que tenía ahorrado, se alquiló una habitación en otro piso donde continuó ejerciendo la prostitución.
Por otra parte, las drogas son también una realidad que está muy presente en contextos de prostitución. Sara comenta que son los propios prostituyentes quienes no quieren consumir solos, por ende, ellas también debían. Además, comenta que tenían que estar disponibles a cualquier hora del día o de la noche. Según ella, tocó fondo con la muerte de su padre y decidió pedir ayuda para salir de la prostitución. Accedió al Programa de Atención Integral a Mujeres en Contextos de Prostitución y el Programa de Atención Integral para Víctimas de Trata de Seres Humanos que desarrolla la Fundación Cruz Blanca en el centro granadino.
Un futuro mejor en Granada
A través de esos programas, Sara ha podido encontrar refugio en Granada y ha podido abandonar el ejercicio de la prostitución. La joven ha accedido a una habitación que también le ha permitido centrarse en su salud, tanto física como mental u emocional. Actualmente, se encuentra lejos de las personas por las que ha atravesado ese 'infierno' y no quiere que sepan de ella. Por eso, comparte su testimonio bajo anonimato. Se está formando como auxiliar administrativa y su objetivo es "trabajar en una oficina", comenta con una sonrisa mientras bromea diciendo que le gustaría "hacer las facturas de la Fundación".
Llegar a Granada y, sobre todo, contar con el apoyo de las profesionales de la Fundación Cruz Blanca ha sido un gran alivio para Sara, que ha debido "reaprender" a tener una vida normal, empezando por recuperar el sueño. La mujer repite constantemente que no puede permitirse "ni un error" para no fallar a las profesionales que la han apoyado en todo y las considera, según sus propias palabras, como de su familia. La Fundación Cruz Blanca la ayuda en diferentes áreas de su vida para que vaya ganando en independencia y seguridad mientras se recupera.
Sara comparte con ilusión sus buenas notas, aunque la sonrisa se le borra rápido al recordar todas sus vivencias. Explica que es esencial una buena educación a los niños para estas situaciones dejen de existir. Por otra parte, Sara sigue reconstruyéndose en Granada, una nueva ciudad para ella, y confiesa que estará eternamente agradecida con este recurso que le ofreció la Fundación Cruz Blanca. Termina lanzando un mensaje esperanzador: "Se puede salir", mientras explica que comparte su testimonio con la esperanza de que pueda servir de ayuda.
La realidad de la trata de seres humanos en España
A pesar de la lucha de instituciones y organizaciones, un balance estadístico sobre la trata y la explotación de seres humanos en España de 2019-2023 arroja unas cifras estremecedoras. En 2023, se ha identificado a un total de 294 víctimas de trata sexual, de las que había 284 mujeres, siete hombres y tres niñas, según los datos del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado. En Andalucía, se han identificado 89 víctimas de trata sexual y, según este mismo informe, se trata de la comunidad autónoma con la cifra más alta. Este estudio separa las víctimas de trata sexual de las víctimas de explotación sexual a las que se ha identificado a lo largo de ese mismo año 370 personas.
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Recorte del balance sobre la trata y explotación de seres humanos en España | Foto: Informe del Ministerio del Interior
Por otra parte, la ONG Amnistía Internacional ha realizado un informe en 2020 sobre la identificación de las víctimas de trata en España y explican esto es esencial para garantizar su protección. Sin embargo, no es una labor fácil y resaltan que, según los datos del Ministerio de Interior, entre 2015 y 2021 menos de un 2% del total de personas en riesgo de trata con fines de explotación sexual han sido identificadas.
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