Respaldo entre los mayores granadinos para combatir la soledad
Este programa de voluntariado de FOAM pone en contacto a ancianos para asistirse entre sí, aportarse compañía y ejercer escucha activa
En estos días, a la agenda de Ana Álvarez (Granada, 1978) le quedan pocos huecos. Es psicóloga, especializada en intervención social, pero, además, es la coordinadora del programa de voluntariado social de ‘Mayores para mayores’ en Granada, puesto en marcha por la Federación de Organizaciones Andaluzas para Mayores (FOAM), y en este momento se encuentra en plena campaña de alcance. "Tiene una duración determinada, cortita, pero vamos contactando con entidades relacionadas con personas de la tercera edad", subraya. La finalidad de esta iniciativa es particular, y, de hecho, ella misma subraya que este "es un voluntariado muy especial". Lo desarrollan ancianos para gente de 60 años en adelante, a quienes la entidad pone en contacto para que se sirvan de respaldo entre sí.
"Es una acción preciosa y están en condiciones de hacerla perfectamente", asevera Álvarez. "Lo que intentamos es difundir cuál es el papel de las personas mayores, a partir de 60 años, en cuanto a la participación voluntaria con otras personas mayores. Se trata de contribuir a la sociedad en una doble vertiente: por un lado, ayudando a una persona mayor que lo pueda necesitar, tanto de forma presencial como de forma telefónica o telemática; por otro, fomentando la participación de los ancianos de nuestra sociedad en el área geográfica donde estemos", precisa. "Son personas mayores las que asisten a otras personas mayores", sintetiza finalmente.
En el día a día, este voluntariado no consiste en más que ser un hombro sobre el que otras personas de avanzada edad puedan apoyarse. "Las tareas en este proyecto son, sobre todo, acompañamiento y escucha. Incluye darse un paseo con esa persona, acompañarle al médico, ayudarle o leerle un libro, escuchar música juntos, hacer un seguimiento telefónico de esa persona… La función es como la de un familiar", detalla, para seguidamente indicar que, con frecuencia, "basta con descolgar un teléfono y preguntar cómo está" la persona a la que se presta asistencia. "Ese simple gesto, que parece que no tiene importancia, ya es un voluntariado", incide.
El voluntariado
De hecho, en este punto aclara que las acciones que desarrollan los voluntarios de FOAM dentro de este proyecto no van más allá. "Mucha gente se confunde y dice que necesita a alguien que le haga compañía por la noche, para no estar solo", lamenta, tras lo que insiste en que las labores de quienes participan en el programa ‘Mayores para mayores’ aportan "compañía y escucha activa". "Esto tiene muchos beneficios para los mayores. Su autoestima mejora y tanto la ansiedad como la depresión disminuyen porque están más activos ejerciendo su voluntariado, y eso repercute en su salud mental y física. Y eso, también en quienes reciben la ayuda", ahonda.
La campaña para adherir nuevos voluntarios finaliza el 26 de julio. "Es un proyecto de difusión que dura tres meses. Luego, se desarrolla a lo largo de todo el año. Los voluntarios captados forman parte de esa red de voluntariado. En Granada, tiene muy buena acogida", indica Ana Álvarez. Ya ha entrado en contacto con más de cien personas, y seis se han sumado a este tejido desde el mes de mayo. El siguiente paso es hacerles la tarjeta que les acredita como voluntarios y ponerles en contacto con los ancianos con los que van a tratar. "Solo es unirles con gente con la que son afines. Normalmente, los destinatarios viven en situación de soledad no deseada, que son también quienes más demandan un voluntario o una voluntaria", expone.
Para la coordinadora de la iniciativa en la provincia, no cabe duda de que "el agradecimiento es la memoria del corazón", y de que esa gratitud es beneficio suficiente para argumentar esta prestación altruista. "Es que lo observas en las personas a las que echas una mano. Es una satisfacción humana y profesional", asevera.
Toda una vida como voluntaria
Lo expresa así por experiencia propia. "Yo he sido voluntaria en muchas cosas, desde siempre", afirma. En concreto, lo es desde que, con 15 años, comenzó a enseñar a leer y a escribir a niños en Almanjáyar, en la zona Norte de Granada. "He estado en Proyecto Hombre, en centros de mujeres maltratadas, con ancianos, con inmigrantes, con Cruz Roja, en unidades de calle…", enumera, aun con cierta envidia de quienes pueden desempeñar de forma activa este proyecto. "Cuando yo veo este programa de voluntariado, me encanta. Sé las ventajas que tiene para un mayor. Me lo creo. Todo lo que yo intento transmitir a los potenciales voluntarios me lo creo", esgrime. "Soy una persona muy activa socialmente. Me encanta la humanidad desde siempre. Ya en la adolescencia me entraron ganas de empezar a aportar, de contribuir al mundo. Así es como yo veo el voluntariado", abrocha.