"Ha sido la experiencia más bonita de mi vida, pero, al mismo tiempo, una de las más duras"
Tamara Ruiz, enfermera del Hospital Virgen de las Nieves de Granada, ha participado en una expedición a Gambia para operar a 138 niños con patologías muy variadas
Pocas cosas hay más gratificantes en la vida que ayudar a los demás, sobre todo, si se trata de temas de salud y, más aún si cabe, si son niños los beneficiados. A quienes se dedican a ello los denominan ahora ‘héroes sin capa’, quizás ya un manido elogio, pero, sin duda, merecido por la entrega desinteresada y el sacrificio realizado. Tamara Ruiz Miranda es una de esas heroínas. Tiene 34 años, es enfermera, estuvo diez años ejerciendo en Madrid y desde mayo trabaja en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves de Granada. A lo largo de todo este tiempo ha estado casi siempre en quirófano y es esa experiencia la que, precisamente, le ha servido para participar en una expedición médica a Gambia para operar a niños con patologías muy variadas. En concreto, Tamara y el resto de profesionales han estado hasta esta misma semana, del 7 al 13 de noviembre, en el Kanifing General Hospital de Serekunda, la ciudad gambiana más poblada y que está situada muy cerca de Banjul, la capital del país.
Como suele suceder con este tipo de vivencias, los protagonistas entienden que, cuando se tienen, se suele recibir mucho más de lo que se da. Es por ello que ella lo califica como "la experiencia más bonita de mi vida, pero, al mismo tiempo, una de las más duras". En la entrevista mantenida con este periódico, recién llegada de África, Tamara no duda en afirmar que ha sido una suerte disfrutar de esta oportunidad y que no dudaría en repetir.
Pregunta (P): ¿Cómo surgió la oportunidad de participar en esta expedición a Gambia?
Respuesta (R): Una de mis compañeras y amiga me lo ofreció. La verdad es que desde el primer momento lo tuve muy claro y acepté sin pensarlo.
P: Pero, ¿cuál fue el motivo por el que decidió aceptar ir?
R: Pensé que sería una gran experiencia profesional, pero, sobre todo, personal. Y así ha sido, ha superado todas mis expectativas. Nunca pensé llegar a tener una oportunidad como esta.
P: Exactamente, ¿qué labor es la que han realizado allí?
R: El doctor Carlos De la Torre organizó una campaña en Gambia para operar defectos de la pared abdominal en niños. Con esto se conseguiría mejorar la calidad de vida en un futuro y también eliminar posibles estigmas generados por estas alteraciones.
P: ¿A cuántos niños han atendido y de qué patologías?
R: Se han operado un total de 138 niños y se han llevado a cabo más de 150 procedimientos en 7 días, con patologías muy variadas, entre ellas, hernias inguinales y umbilicales, adenomas y cirugía plástica reparadora, entre otras.
P: ¿En qué situación se han encontrado el hospital y las instalaciones para poder operar?
R: El Kanifing General Hospital tiene unas instalaciones muy básicas, incluso insuficientes. En ocasiones, algo tan necesario como el oxígeno se acababa en plena intervención y sin previo aviso, o la electricidad se iba y nos quedábamos completamente a oscuras. Esto suponía un despliegue de alternativas para continuar con dichas cirugías y terminarlas sin que supusiera un riesgo para los niños.
P: ¿Cuántas personas han viajado desde España para participar en las intervenciones quirúrgicas?
R: El equipo organizado por el doctor De la Torre contaba con 13 personas entre cirujanos, anestesistas, enfermeras y el equipo de comunicación. Allí nos encontramos con voluntarios de diferentes puntos de España, cuya ayuda siempre era bienvenida.
P: ¿Qué hospitales y empresas han colaborado con este proyecto?
R: Esa es una de las partes más complicadas de este proceso, conseguir todo lo necesario para estos procedimientos. Gran parte del material y la medicación ha sido donado por la plataforma central de logística del Servicio Andaluz de Salud de Granada y del Hospital Universitario La Paz de Madrid. También nuestras familias y amigos nos han proporcionado muchísima ropa y juguetes para dárselos a los niños una vez que eran operados. Pero, sin duda, una colaboración muy importante, que merece la pena destacar, es la de la empresa de videocomunicación TwinClick, que se ha encargado de la difusión diaria de esta campaña.
P: ¿Qué sensaciones personales le han quedado de esta experiencia?
R: Tengo que reconocer que ha sido la experiencia más bonita de mi vida, pero, al mismo tiempo, una de las más duras. Trabajar durante tantas horas, en condiciones difíciles, sin espacio suficiente, sin material y sin los medios necesarios suponía un agotamiento tanto físico como mental. Los primeros días fueron un poco más difíciles, porque aún estábamos adaptándonos y organizándonos, pero, tras dos días allí, todo empezó a coger ritmo y esa sensación de ‘frustración e impotencia’ por querer hacer más empezaba a desaparecer. Siento que, como equipo, hemos hecho un gran trabajo y hemos dado lo mejor de cada uno en cada momento. Y esto se ha visto recompensado con creces cuando, en una de las visitas a planta, una de nuestras pacientes más complicadas nos recibió con una gran sonrisa de felicidad. ¿Qué más se puede pedir?
P: ¿Volvería a repetir?
R: Sin ninguna duda. Ha sido la primera vez que he colaborado en algo así, pero no será la última. A pesar de las duras jornadas de trabajo que hemos sacado adelante, merece la pena solo por esas sonrisas, agradecimientos y muestras de cariño que hemos recibido por parte de los niños y sus familiares.