El quiosco de la suerte de Granada
El punto de venta de Plaza Nueva, cuyos administradores fueron agredidos hace dos años, han repartido más de medio millón de euros entre quintos, segundo y primer premio
"¡No os tenéis que ir de aquí!", advertía Paco Bartolomé a los medios de comunicación que a su alrededor se congregaban. Parecía verlo venir. Resonaba el obturador de las cámaras de fotos frente a él y su padre, volaban las preguntas. Ambos regentan el Quiosco Chalo, un pequeño negocio familiar que compone el paisaje histórico de Plaza Nueva, sobre el que desde este viernes recae el sobrenombre del quiosco de la suerte de Granada. Aparecieron un par de quintos de cerveza para para los dos loteros, que los agitaron como botella de champagne mientras sostenían el cartel de los números premiados vendidos allí. Les faltaban manos: habían repartido hasta cuatro quintos premios en el Sorteo de Navidad, lo que equivale a 42.000 euros en total. "¡Nos faltan dos para dar el six pack!", apuntaba. Era premonitorio. Poco después, cayeron el segundo y el primero.
El coqueto quiosco ha vendido en total siete décimos premiados en una mañana de euforia. Comenzaron los quintos, con un goteo que pronto llevó a Plaza Nueva toda la atención. Cuatro participaciones del 88.979 y una del 1.568, del 86.007 y del 57.421, agraciadas cada una de ellas con 6.000 euros. "Va a batir todos los récords", trasladaban a este periódico desde la delegación granadina de Loterías y Apuestas del Estado. Todavía no sabían que ahí no terminaba la fortuna del punto de venta. Cantaron los niños de San Ildefonso el segundo premio en plena celebración en el céntrico emplazamiento granadino. La comprobación fue rápida: el 58.303 también se había vendido allí. Otros 125.000 euros repartidos. La traca llegó de inmediato con el Gordo, que dejó caer otros 400.000 euros sobre la administración. Entre todo, 560.000 euros.
"¡Hemos roto la baraja!", festejó Paco Bartolomé y su padre, surtidores de fortuna desde que el infortunio le tocó a ellos, hace dos años. Sufrieron una paliza en su puesto de trabajo, en el mismo quiosco con el que alimentan la ilusión y reparten alegría. Un recuerdo que no se va de la memoria pero que ambos dejan en el pasado. Y más este viernes. "Estamos como bebés", sonríe.
El recuento es complejo. "¡Ya nos perdemos con tanto décimo!", asevera el lotero, acompañado de buena parte de su familia. "La otra parte la tenemos en la casa hermana, que es la librería que tenemos en Portón de Tejeiro", detalla. Ilusionado, contaba con hacer felices a los granadinos un año más, aunque no esperaba haber repartido tanta suerte. "Dar premios sí, pero dar tantos no nos lo podíamos ni imaginar", afirma. No guarda ninguno en el bolsillo, pero no le importa. "Para nosotros, la publicidad es el premio más grande".