Granada: territorio hostil para los merengues
El Real Madrid volvió a sufrir en su visita al estadio Nuevo Los Cármenes un año más, y ya van tres. Desde el retorno del Granada a la máxima categoría del fútbol español, el conjunto merengue no ha gozado de ningún partido cómodo aquí, a pesar de presuponerse un rival -a priori y en teoría- asequible.
Y eso que la noche comenzó bien para los de Ancelotti, ya que sólo tardaron diez minutos en verse por delante en el marcador, tras el segundo gol en dos partidos de Karim Benzema. Hasta entonces parecía que sería una noche placentera y relajada para el Real Madrid; nada más lejos de la realidad. Los blancos acabaron sufriendo, perdiendo tiempo, y viéndose beneficiados por la desafortunada actuación de Estrada Fernández, otro más que se suma a la lista de los árbitros que vienen a Los Cármenes a buscar más protagonismo que los futbolistas, pero que luego evidencian una falta enorme de personalidad, como la que es necesaria para señalar un penalti que se vio desde el Veleta. Pero ya llegaremos ahí.
EL FÚTBOL DE LA PRIMERA PARTE PASÓ POR LAS BOTAS DE DI MARÍA
Lo cierto es que la diferencia entre ambos conjuntos en la primera mitad, tuvo un nombre propio, y no fue otro que el deÁngel Di María. La inminente llegada del mediático Bale ha parecido insuflar un torrente extra de energía al argentino, que tanto el jueves en el Trofeo Santiago Bernabéu, como ayer frente al Granada, demostró encontrarse en un momento de forma excepcional. Sus apariciones a banda cambiada sostuvieron todo el peso atacante del Madrid, y el extremo pareció espoleado por la futura competencia, como el que se sabe amenazado, y pretende defender lo que es suyo por derecho propio. Desde luego, con partidos como el de ayer, muy bien lo tendrá que hacer el galés para relegar a este maravilloso futbolista a la suplencia.
Y es que, en cuanto a carácter, insistencia, y peligro, Di María se vistió ayer de Cristiano, porque el portugués no parece terminar de encontrarse feliz cuando pisa este césped. En su primera visita aquí (temporada 2011/12, con aquel famoso botellazo de Benítez), Ronaldo pareció marcar sólo para añadir el Nuevo Los Cármenes a su lista de víctimas particulares, ya que a partir de entonces, el viaje a tierras granadinas ha sido un suplicio para él. Lo ocurrido el año pasado, es de sobra conocido por todos, y ya generó alguna que otra mofa, pero -sobre todo- dejó en Granada tres puntos que resultaron de vital importancia. Anoche, a pesar de que su equipo marcó, y él no volvió a confundirse de portería, se marchó de vacío, y sintiéndose anulado por Nyom durante la mayor parte del partido, en un encuentro que -en lo individual- fue de lo más mediocre que se le recuerda al extremo luso.
EL GRANADA, MEJOR EN LA SEGUNDA PARTE
Los mejores momentos del Granada llegaron en la segunda parte, cuando Piti y Brahimi comenzaron a permutar su posición, y Riki mostró algo más que lo que El Arabi había dejado en su haber en la primera mitad, ya que tampoco resultó una tarea muy complicada mejorar la actuación del marroquí. La irregularidad del ’9′ nazarí empieza a ser bastante preocupante, y después de que se defendiera su titularidad a capa y espada tras su buen rendimiento en Pamplona, El Arabi dejó una vez más un sabor amargo ante su afición, mostrando otra vez su versión más apática y anárquica. Lo cierto es que, no sabemos si debido a la presión y el ambiente de Los Cármenes, desde su llegada a la ciudad de la Alhambra, se ha venido demostrando que este futbolista rinde mejor precisamente cuando viaja fuera de ella, y eso es insuficiente en el que se pretende que sea el goleador del equipo.
Tampoco anduvo acertado Benítez, al que no le salió nada en ataque, ni a balón parado, y que -por si fuera poco- realizó una escasa -o casi inexistente- ayuda en defensa a Angulo, cuando éste se vio totalmente superado por un excelente Di María. Brahimi continuó en su línea, con destellos y fogonazos esperanzadores, pero poca continuidad en su juego, aunque -por momentos- sí se le vio esa capacidad de sacrificio en un par de ayudas a Nyom, y una voluntad intermitente de sacar al equipo hacia delante, a pesar de que -en la mayoría de ocasiones- deba ser a base de su individualidad y su técnica, por falta de apoyos cercanos en la circulación de balón.
Y para completar la vuelta de tuerca, uno de los que firmó un peor balance en Pamplona, Piti, fue en la noche de ayer de lo más destacado del conjunto rojiblanco, en especial cuando cayó a banda derecha. Puede que esa no sea su posición natural, pero la mayor sensación de peligro del Granada llegó de sus botas, así como de las de Riki, cuandoambos se pegaron a la línea de cal del carril derecho nazarí en la segunda parte.
EL SHOW DE ESTRADA FERNÁNDEZ
Pero, buenas o malas actuaciones al margen, cuando uno debate sobre un partido de fútbol, quiere hacerlo sobre jugadores, entrenadores, planteamientos tácticos, o situaciones del juego. Sin embargo, y por desgracia, se está convirtiendo en costumbre que los árbitros vengan a este estadio a buscar el protagonismo que les cuesta encontrar en otros, y ayer Estrada Fernández no quiso ser menos.
Los últimos minutos del encuentro dejaron de ser un espectáculo de fútbol para convertirse en el show particular del catalán. Vista una y otra vez, la posible mano de Arbeloa no parece tal, y -aunque lo fuera- puede entenderse que exista una duda razonable, pero el derribo de Casemiro a Buonanotte es algo flagrante, y que clama al cielo. Un penalti que vieron periodistas, aficionados, jugadores, y telespectadores; pero que, ni Estrada, ni su juez de línea -que se encontraba en una posición inmejorable- se atrevieron a señalar. Aún así, e insistiendo en que los errores de percepción pueden perdonarse, lo grotesco sucedió después, ya que el colegiado permitió a Diego López mofarse de todo el campo en repetidas ocasiones, sin que llegara a ver -ni tan siquiera- una de las muchas tarjetas amarillas que hizo por ganarse, dejando una pobre imagen de equipo pequeño en todo un Real Madrid. Fue entonces cuando el meta gallego tuvo que escuchar a la grada corear al unísono el nombre de Iker por enésima vez en el partido. Y es que es sabio recurrir al humor antes que a la violencia, aunque sólo sea verbal. Pero Estrada aún se guardaba el acto final de su ‘obra’, señalando la conclusión del partido cuando Nyom se escapaba solo por banda derecha, dispuesto a colgar el último balón del partido, y casi en la línea de fondo.
VUELTA A LA REALIDAD
Un nuevo esperpento arbitral que, aún así, no justifica ni excusa una derrota -por otra parte- casi asumida. Pero, por mucho Real Madrid que sea, y por mucho que se trate de tres puntos que se calculan como perdidos en las cuentas de la salvación, cuando te visita un equipo tan rácano y tan pobre, siempre te queda la sensación de que se pudo sacar algo más. Mucho trabajo tiene por delante Ancelotti, si quiere que la maquinaria blanca funcione al ritmo que desea; y el Granada -como siempre que se marcha el Madrid- debe pasar la página del circo mediático, un universo donde sólo importa el debate de Casillas-López y la llegada de Bale, y volver a poner los pies en su planeta, en el que esta misma semana aguarda un Celta que se presume como rival directo.