Vídeo | El sendero que lleva del río Castril al siglo XIII
La cerrada que recorre su cauce compone una ruta que conecta con el castillo nazarí que vigila el pueblo
Mientras recorre el pasillo que conduce a la Cerrada del río Castril, con una hilera de árboles a cada lado, Amalia Ortiz avisa: "Hay unos 6ºC o 7ºC menos que en el pueblo en verano". Una vez los pasos llevan hasta el inicio del sendero, se confirma su advertencia. Allí, donde la ciudad se torna en un mero recuerdo al inhalar aire limpio, el curso del agua ruge con furia. Un puentecito recibe junto al punto de partida. Al otro lado, la antigua Fábrica de la Luz, que abasteció por primera vez de electricidad a la localidad del norte de Granada. En la garganta, entre los cerros por los que discurre el cauce, una pasarela de madera recibe junto al borde izquierdo -se puede ver en el vídeo que acompaña a este reportaje-. Allí comienza una ruta que lleva directamente al siglo XIII en apenas 45 minutos.
"Es un paraje natural que se llama Sendero de la Cerrada, también conocido como la pasarela. Una ruta de senderismo que puede realizar todo tipo de personas, tanto mayores como niños", presenta Ortiz, técnica de la Oficina de Turismo de Castril. Son alrededor de 2,5 kilómetros que siguen el cauce del río entre dos grandes paredes moldeadas por el agua durante "millones de años".
Cerca de seiscientos metros de pasarela de madera, a unos 500 metros del centro del pueblo, marcan la salida, envuelta por la sombra de ambos lados de la garganta. "Son antiguas traversas de ferrocarril", aclara Amalia Ortiz. De repente, aparece Simba, su perro, al girar un saliente en la ladera. Es uno de los muchos canes que pasean por aquel camino y aprovechan para darse un chapuzón. El sol se cuela en el camino cuando la cerrada se adentra en campo abierto. Entonces, el río se acerca a la ruta para invitar a quienes empiezan a sentirse fatigados en ese punto a refrescarse -los más valientes, pues el agua procede de la sierra-.
Un puente colgante sobre el caudal del río permite continuar la ruta. Conduce directamente hacia una galería que agrega magia al camino. "Es un túnel-cueva excavado por el hombre, de unos 100 metros de longitud", subraya Ortiz, quien puntualiza que se preparó para que pudieran pasar cabras. A medida en que las pisadas llevan hacia el interior, el paisaje funde a negro. Un boquete permite la entrada de la luz desde la pared izquierda. Torciendo hacia ella, se planta ante el senderista una cascada doble. El agua adquiere velocidad por dos caídas mientras una rama la acaricia en su despeño.
A la salida, una indicación bifurca el camino: hacia el pueblo, para completar la ruta circular, o hacia la dehesa. Es en este lugar donde los caminantes suelen decidir regresar. De continuar persiguiendo el núcleo, desembocan en la Oficina de Turismo de Castril, que ejerce de nexo entre el sendero y las ruinas del castillo nazarí que corona el municipio. "Es roquero. Se utilizó la forma de la roca para cimentar, piedra a piedra, con mampostería. La forraron por fuera y levantaron una muralla defensiva. Era un recinto militar. Es espectacular la forma en que se adaptaron para construirlo", describe Amalia Ortiz. "La ruta circular no es para senderistas solo, sino para todas las personas, pero sí que hay un desnivel de 140 metros. Niños y personas mayores lo han hecho, pero es un poquito más dificultosa", puntualiza.
Los vestigios de los muros que hace 800 años vigilaban el pueblo desde lo más alto del Geoparque de Granada aparecen tras varios metros de calzada original del siglo XIV. Antes, un antiguo molino de harina, que hoy es una residencia turística. El calor crece a cada peldaño hasta llegar al Monumento Natural del Sagrado Corazón de Jesús, construido en 1951. Desde lo alto, muestra sus rasgos alpujarreños, cuyas calles a la diestra de la vía principal conducen de nuevo al río para cerrar el ciclo.
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