Granada recupera su habitual vida universitaria

Los campus de Fuentenueva, Cartuja, Centro o Aynadamar se llenan de nuevo de estudiantes y también los sitios de ocio de la ciudad

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Estudiantes en el inicio del nuevo curso universitario en Granada | Foto: Oier López
Oier López Cáceres
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La vuelta al cole ya está aquí y la de la universidad, también, en un curso que promete librarse finalmente de todas las restricciones por el Covid-19. Los campus universitarios granadinos han vuelto a llenarse de jóvenes estudiantes, ya sean de Granada, alrededores o incluso de otros países. En el Campus de Fuentenueva, ninguno lleva una mascarilla a mano, salvo aquellos que viajan en transporte público. Ya en el curso 21-22 las medidas empezaron a ablandarse, como sucedió en la Facultad de Ciencias, donde si bien la primera semana de clases se mantuvo la semipresencialidad, fue por poco tiempo y todos los alumnos regresaron a clase, eso sí con el uso de la mascarilla, distancia de seguridad y las ventanas abiertas siempre, incluso en invierno.

Ahora el curso se ha iniciado con total normalidad. Los universitarios han regresado a las facultades como lo hacían antes de la pandemia. Ya en la primavera pasada, el uso de las mascarillas pasó de ser obligatorio a recomendado y solo unos pocos continuaron utilizándola. Unos meses después, tras una Selectividad que ha mantenido el sistema Covid y un verano que ya olía a normalidad para muchos, los estudiantes ya acuden a las aulas sin restricciones.

Los españoles, pero sobre todo los granadinos, son personas cercanas, una cercanía que les fue arrebatada también en las aulas. Sin duda, la comunicación cercana y clara es el factor que más han echado en falta los alumnos en estos más de dos años de restricciones por la pandemia. Y es que los jóvenes afirman que la mascarilla funciona como "una barrera para la voz", que impedía la buena comunicación. "Poder vernos cara a cara ayuda mucho. A los profesores se les entiende mucho mejor y también se atreven a acercarse más", asegura una estudiante. También están "más dispuestos a ofrecer tutorías privadas", añade.

"Los profesores se quejaban de no conocer nuestras caras y confundirnos. Se perdía el feedback porque explicaban, pero no podían saber si estábamos entendiéndolos o no. Ahora con solo verte la cara saben si no has entendido nada de lo que te han dicho y repiten”, comenta.

Las clases online no pudieron sortear ese problema, con una tecnología que "les quedaba grande a muchos profesores poco familiarizados con los ordenadores". "Las llamadas se cortaban todo el rato y si no lo hacían, se escuchaba mal", asegura otro estudiante. "Es imposible mirar a una pantalla durante horas sin perder la concentración o acabar saturado. Sinceramente, lo que hacíamos es que grabábamos las clases y nos las dividíamos para tomar apuntes. También hay que ponerse en la piel de los profesores, explicar algo al aire y solamente ver cien fotos en la pantalla sin saber si te están entendiendo o no es duro", añade.

Los universitarios agradecen volver a las clases con normalidad y que la "extrema limpieza" se haya mantenido aunque los geles y sprays desinfectantes ya no llenen las facultades como lo hacían el curso pasado y el anterior.

En la apertura del presente curso universitario, la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda, comunicaba a los universitarios que quiere que se sientan "en una universidad lo más acogedora posible",  que les acompañe "de forma cercana" para hacer de su experiencia universitaria, una experiencia exitosa y enriquecedora y que este curso disfruten "progresivamente si las condiciones sanitarias finalmente lo permiten, de la normalidad plena de la vida universitaria".

Otra rutina que ha vuelto, desde antes incluso que el propio curso y que encanta a los estudiantes, es la fiesta. El nuevo curso trae de vuelta los famosos barriles, en los que los compañeros de clase se reúnen de nuevo o se conocen entre sí. "Al principio salíamos de noche con más respeto, pero ya hace meses que no pienso en el Covid", explica Andrés, un estudiante de Ingeniería de Caminos. "Los jóvenes de entre 18 y 25 años tenemos una vida social mucho más amplia. El riesgo de contagio era mayor, aunque algunos no se lo tomaran en serio y la situación llegaba a ser preocupante", añade. Ahora, los estudiantes vuelven a disfrutar de nuevo, como siempre lo han podido hacer, de la vida universitaria en Granada.