Guapafobia y otras fobias
La semana pasada leía varias opiniones en la prensa en las que se afirmaba que las feministas odiaban a las guapas tras algunos artículos sobre algunos hechos acontecidos durante el Mundial de fútbol. Yo, que soy feminista, me he preguntado el por qué yo iba a odiar a las guapas, cuando a la mayoría de mis amigas las considero así. Y lo entendí perfectamente: tenemos la lacra casi diaria en la que una guapa mata a su pareja por el simple hecho de ser mujer; algunas guapas matan a las hijas e hijos de sus parejas o sus ex parejas (en muchas ocasiones, los suyos propios) para hacerles un daño infinito a las mismas; una jueza guapa ha dictado una sentencia de seis años de inhabilitación de la custodia contra una mujer, Juana Rivas, tras haber sido maltratada por el padre; cinco guapas violaron a una joven durante las fiestas de Sanfermines y a partir de ahí hemos sido informadas de nuevos grupos de Manadas guapas por casi todo el país; cuando salgo de marcha y vuelvo tarde a casa, tengo miedo de encontrarme a un grupo de guapas que no entiendan que no es no; así un largo etcétera de tropelías de guapas.
Pero no, señoras y señores, no son guapas las que han hecho algunos de los hechos mencionados, sino que han sido hombres dentro de una sociedad patriarcal que acepta y permite todavía este tipo de sucesos. Por ello, las feministas luchamos por nuestros derechos y luchamos para que haya un mundo más igualitario entre mujeres y hombres. El feminismo no va de mujeres feministas contra mujeres guapas y por supuesto, tampoco de mujeres feministas contra los hombres en general. El feminismo es luchar contra las injusticias que vivimos las mujeres por el mero hecho de haber nacido mujer.
Sin duda es más fácil criticar hechos aislados u opiniones personales de un artículo periodístico que adentrarse en la cuestión en profundidad. Banalizar un movimiento por unas palabras de las que se puede estar en desacuerdo es de tal simpleza como la actual de aseverar que todas las personas inmigrantes son violentas o todos los hombres son maltratadores o violadores.
El feminismo se mueve y se siente, y eso pone nerviosos a algunos hombres que habían vivido en un estado patriarcal que los favorecía incesantemente. El remover los cimientos de un estado social, familiar, laboral y económico ya establecido siempre da vértigo, sobre todo para aquellos que se encuentran en una posición más favorable. De ahí, que las señales de advertencia no paren de llegar.
Y las señales que nos están enviando a las feministas y a la sociedad en general, son injustas y duras. Véase las sentencias de la Manada o en el caso de Juana Rivas, si te revelas contra lo establecido y tienes un apoyo incesante en tu reivindicación, te vas a arrepentir tú y el resto que te apoye. Ya lo dice la frase: “Calladit@, estás más guap@”.
Pero estos días de asueto no debe de pararnos en nuestras reivindicaciones y pulsos al estado patriarcal. Si el sistema judicial nos da la espalda, necesitamos que el sistema legislativo siga apoyándonos y de ahí la importancia de las medidas que va anunciando la Vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo. Esperemos que las diputadas y los diputados de los diferentes Partidos que componen el arco parlamentario estén a la altura de las reivindicaciones de la sociedad y aprueben con una amplia mayoría las medidas que solicitan los movimientos feministas y la sociedad en general.