La Guardia Civil recupera una campana robada en la capilla del poblado minero de Alquife

Un vecino de Armilla ha sido detenido como presunto autor de un delito contra el patrimonio histórico cultural

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Imagen de la campana con la inscripción 'Minas del Marquesado', robada en 2016 | Foto: Guardia Civil
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La Guardia Civil, en el marco de la operación Campanum, ha recuperado una campana robada en 2016 en la iglesia del poblado minero de Los Pozos de Alquife y la ha devuelto al obispado de Guadix, a cuya diócesis pertenece.

La campana recuperada data del año 1960. Aunque no es muy antigua, las Minas de Alquife, su poblado y todo lo que en él había, como la Capilla de Los Pozos -que es donde se encontraba la campana-, se encuentra inscrito en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural (BIC) por ser lugar de interés industrial desde el año 2010.

Esta operación es resultado de la investigación que inició la Guardia Civil tras denunciarse el robo en septiembre de 2016. Los agentes han detenido a un vecino de Armilla, un hombre de 35 años sin antecedentes policiales, como presunto autor de un delito contra el patrimonio histórico cultural por el robo con fuerza de una campana declarada Bien de Interés Cultural.

El robo fue denunciado por la diócesis de Guadix y por las Minas de Alquife. El ahora detenido presuntamente rompió el vallado perimetral de las minas y escaló más de 10 metros hasta el campanario, desmontó la campana y se apoderó de ella al saber que este tipo de objetos están muy valorados en el mercado negro.

En el mes de diciembre del 2019, los agentes del Área de Investigación de la Guardia Civil de Armilla averiguaron que a través de internet, en páginas especializadas de coleccionistas, estaban ofertando una campana con la inscripción “Minas del Marquesado” por 2.800 euros, y que esta campana pudiera ser una de las cuatro robadas en 2016.

Los agentes consiguieron hacerse pasar por compradores interesados y llegaron, tras sortear a varios intermediarios, a la persona que tenía la campana en su poder. Una vez que estos vieron la campana y se identificaron como guardias civiles, el vendedor acabó reconociendo que había sido él la persona que la había robado.