¿Quién se beneficiará de la guerra de la ambición del poder entre Ayuso y Casado?
En un principio, a raíz de lo ocurrido en la confrontación inmediata después de los resultados de la campaña electoral de Castilla y León, entre Casado y Ayuso, la factura le ha salido bien cara a Casado, al que le ha costado su cabeza, aunque haya sido por exigir que no haya corrupción en su partido, por emplear métodos de espionaje o poco adecuados éticamente, porque para arrojar luz no debe ser a costa de la oscuridad en sus estrategias.
Cualquier pasado fue hecho mejor se diría desde el tópico del “Ubi sunt” en cuanto a las noticias acaecidas en el Partido Popular desde mediados de febrero. En este sentido podemos pensar que lo que diga un dirigente de un partido puede entrar en choque o enfrentamiento por la ambición al poder, si no se atiene a unas normas éticas, y sí a intereses propios de su ámbito de actuación. Escarmiento y ensañamiento, pero que necesita de una salida digna porque no todo se ha dicho y sabido al respecto de su contrincante. Si no que se lo pregunten a la señora Ayuso, después de poner “en jaque mate” al presidente y al secretario de su partido, jugada con consecuencias imprevisibles cuanto no asumibles.
La presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid defiende que no intervino en el contrato de 1,5 millones relacionado con su hermano y reconoce que éste participó en la operación, pero como un comercial cualquiera desvinculándose de su gobierno. Pues su hermano cobró 55.850 euros de la empresa Priviet Sportive no por obtener un contrato con la Administración regional sino por el cobro de las gestiones realizadas para conseguir el material sanitario en China y su traslado a Madrid. De ahí que la líder conservadora ha acusado a la dirección de su partido de actuar de modo “cruel” e “injusto” con ella, al ponerle en juicio o pedirle cuenta, urdiendo una campaña de desprestigio que ha incluido investigar un contrato respecto a una compra de mascarillas en lo más duro de la pandemia. Y lo que su partido habla de expediente informativo en un principio, y luego un posible acto de corrupción, con ese contrato pudo haberse cometido "tráfico de influencias", "cohecho" y "malversación de caudales públicos".
Por tanto, también tendrá sus consecuencias no favorables. Con todo, la pelota está ahora en el tejado de Anticorrupción; así pues, respecto a lo que pensaba sobre la negociación de la gestación del nuevo gobierno, que se va a plantear en Castilla y León respaldando al apoyo de Vox, es significativo la contraposición por la dimensión y trascendencia del nuevo rumbo que derivará de tal decisión. Cuando desangre la vida de mis contrincantes hablaremos dirá ella. Pero lo que no se imagina es que también podrá desangrar ella. Así, a causa de que nuestros gobernantes y la falta del sentido común nos engañan algunas veces, quiero suponer que debemos de desconfiar de lo que ellos nos transmiten.
En definitiva, la justicia y la libertad, condenadas a vivir separadas en un mundo cada vez más artificial y de mentiras hasta dentro de sus propias instituciones gubernamentales. Pero no olvidemos que también les ha ocurrido a todos los partidos, divisiones y carreras políticas marcadas por el autoritarismo, de antiguos aliados y ahora rivales, desde la confianza a la afrenta, que nos recuerda a lo que le ocurrió a Ruiz Díaz de Vivar “Cid Campeador” frente a su rey Alfonso VI desde Albert Rivera con Toni Roldán de su ejecutiva, o desde distinto partido con Santiago Abascal, Pablos Iglesias con Errejón, Sánchez con Susana Díaz por citar algunos ejemplos; aunque ahora el río se ha desbordado porque han entrado en una lucha con prácticas detectivescas hilarantes hasta el esperpento, y espeluznantes al modo más torticero por la consecución de un reto personal, desde el punto de vista moral por el que se ha dejado la vida política, es decir, lo cierto es que lo que en su día la política unió también lo separó, como si se tratase de un matrimonio de conveniencia. Para finalizar está claro que alguien se beneficiará de este tipo de prácticas turbulentas, siempre tras las contingentes y disputadas convocatorias, provocadoras de dimisiones, fugas o deserciones en las cúpulas, y parece ser que no augura buenos escarmientos en una única dirección.
Todo ello por el hermetismo total y opacidad de la democracia de partidos que ostentan y otorgan el máximo poder a las competencias del líder y cambios de calado, con secreto de planes y zozobra interna de crisis, con descabezamiento del sector crítico sin suponer el alcance del coste y colapso político, que puede acarrear en lo que se les ha ido de las manos y se les viene encima en esta ocasión a Casado primero, y segundo a Ayuso que el tiempo aclarará si queremos acabar con este tipo de etapas y de guerras. Juzguen ustedes.