Habemus nieve para la Universiada
Pues menos mal que está nevando, porque empezaba a preocuparme ante la celebración de la Universiada. Pensaba y no podía creer que nos pasase igual que hace exactamente 20 años, en 1995, cuando hubo que suspender y posponer 1 año el Mundial de esquí porque no había dónde esquiar. Me gustaría que desde Granada aprendiésemos alguna lección de todo esto, y vive Dios que no me refiero a la falta de nieve.
La Universiada es algo menor, de hecho muy menor, pero las ínfulas de unos abonadas por la bonanza económica de hace algunos años (ya muchos, por cierto) unidas a la querencia ególatra por los fastos de algunas de nuestras personas públicas hicieron que esto se pusiese en marcha mal y fuese a peor.
Faltó apoyo mutuo y colaboración; faltó altura de miras y deseos de pensar en Granada globalmente, y primaron intereses personales y partidistas. Espero que la capa de nieve, blanca, nueva e inmaculada, cubra todos los errores pasados, pero que no nos haga olvidar que las apuestas, por pequeñas que sean, hay que ganarlas entre todos. Este mundo globalizado no es para los francotiradores ni para los que van por libre.