El tres de septiembre sería el segundo día de clases para aquellos afortunados niños que hubiesen recibido en su día la carta de aceptación en Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería que tanto ha hecho soñar a pequeños -y no tan pequeños. Eso sería, claro, en un mundo mágico paralelo. Aunque en nuestro mundo, en concreto en la ciudad de Oklahoma, existe un lugar igual de mágico, donde niños también muy afortunados podrán dar sus clases entre pociones, lechuzas y varitas de saúco este mismo año.

La Escuela Intermedia James L.Capps, en Oklahoma, cuenta entre su profesorado con la inestimable colaboración de Stephanie Stephens, una joven maestra dedicada a la enseñanza de matemáticas y lectura de refuerzo a losniños con necesidades especiales de sexto a octavo grado en dicho centro.

Stephens muy consciente de que "una de las cosas más difíciles como maestro es inculcar el amor por la lectura entre los estudiantes a los que no les gusta leer", se propuso llevar a cabo una idea que surgió mientras trabajaba en un campamento de verano, inspirada por 'Harry Potter', uno de sus libros favoritos, y pensando que si muchos adultos como ella se habían enganchado a la lectura gracias a estos libros, sus alumnos también podrían.

Así pues la profesora destinó una buena parte de sus ahorros personales a comprar, a través de Internet, artilugios y objetos 'mágicos' para decorar su salón de clases con todos los detalles de los libros de 'Harry Potter'.

La puerta del aula está decorada con ladrillos y un cartel que describe hacia donde se dirigen los que deciden atravesarla.

En las paredes están presentes las cuatro casas de Hogwarts -Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slythetin. De otro lado se encuentran estanterías llenas de pócimas y pociones, muy al estilo del primer libro de la saga: 'Harry Potter y la Piedra Filosofal'.

Y, por supuesto, un Fluffy de peluche y muchas mascotas más.

"Creo que los profesores realmente necesitan encontrar algo que les apasione porque así (los estudiantes) sentirán esa pasión por las cosas por las que tú te apasionas", dijo Stephens a Huffington Post.

El tres de septiembre sería el segundo día de clases para aquellos afortunados niños que hubiesen recibido en su día la carta de aceptación en Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería que tanto ha hecho soñar a pequeños -y no tan pequeños. Eso sería, claro, en un mundo mágico paralelo. Aunque en nuestro mundo, en concreto en la ciudad de Oklahoma, existe un lugar igual de mágico, donde niños también muy afortunados podrán dar sus clases entre pociones, lechuzas y varitas de saúco este mismo año.

La Escuela Intermedia James L.Capps, en Oklahoma, cuenta entre su profesorado con la inestimable colaboración de Stephanie Stephens, una joven maestra dedicada a la enseñanza de matemáticas y lectura de refuerzo a losniños con necesidades especiales de sexto a octavo grado en dicho centro.

Stephens muy consciente de que "una de las cosas más difíciles como maestro es inculcar el amor por la lectura entre los estudiantes a los que no les gusta leer", se propuso llevar a cabo una idea que surgió mientras trabajaba en un campamento de verano, inspirada por 'Harry Potter', uno de sus libros favoritos, y pensando que si muchos adultos como ella se habían enganchado a la lectura gracias a estos libros, sus alumnos también podrían.

Así pues la profesora destinó una buena parte de sus ahorros personales a comprar, a través de Internet, artilugios y objetos 'mágicos' para decorar su salón de clases con todos los detalles de los libros de 'Harry Potter'.

La puerta del aula está decorada con ladrillos y un cartel que describe hacia donde se dirigen los que deciden atravesarla.

En las paredes están presentes las cuatro casas de Hogwarts -Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slythetin. De otro lado se encuentran estanterías llenas de pócimas y pociones, muy al estilo del primer libro de la saga: 'Harry Potter y la Piedra Filosofal'.

Y, por supuesto, un Fluffy de peluche y muchas mascotas más.

"Creo que los profesores realmente necesitan encontrar algo que les apasione porque así (los estudiantes) sentirán esa pasión por las cosas por las que tú te apasionas", dijo Stephens a Huffington Post.

El tres de septiembre sería el segundo día de clases para aquellos afortunados niños que hubiesen recibido en su día la carta de aceptación en Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería que tanto ha hecho soñar a pequeños -y no tan pequeños. Eso sería, claro, en un mundo mágico paralelo. Aunque en nuestro mundo, en concreto en la ciudad de Oklahoma, existe un lugar igual de mágico, donde niños también muy afortunados podrán dar sus clases entre pociones, lechuzas y varitas de saúco este mismo año.

La Escuela Intermedia James L.Capps, en Oklahoma, cuenta entre su profesorado con la inestimable colaboración de Stephanie Stephens, una joven maestra dedicada a la enseñanza de matemáticas y lectura de refuerzo a losniños con necesidades especiales de sexto a octavo grado en dicho centro.

Stephens muy consciente de que "una de las cosas más difíciles como maestro es inculcar el amor por la lectura entre los estudiantes a los que no les gusta leer", se propuso llevar a cabo una idea que surgió mientras trabajaba en un campamento de verano, inspirada por 'Harry Potter', uno de sus libros favoritos, y pensando que si muchos adultos como ella se habían enganchado a la lectura gracias a estos libros, sus alumnos también podrían.

Así pues la profesora destinó una buena parte de sus ahorros personales a comprar, a través de Internet, artilugios y objetos 'mágicos' para decorar su salón de clases con todos los detalles de los libros de 'Harry Potter'.

La puerta del aula está decorada con ladrillos y un cartel que describe hacia donde se dirigen los que deciden atravesarla.

En las paredes están presentes las cuatro casas de Hogwarts -Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slythetin. De otro lado se encuentran estanterías llenas de pócimas y pociones, muy al estilo del primer libro de la saga: 'Harry Potter y la Piedra Filosofal'.

Y, por supuesto, un Fluffy de peluche y muchas mascotas más.

"Creo que los profesores realmente necesitan encontrar algo que les apasione porque así (los estudiantes) sentirán esa pasión por las cosas por las que tú te apasionas", dijo Stephens a Huffington Post.