Historia de un desahucio: La complicada situación de Encarnación y Manuel

Los problemas del matrimonio empezaron cuando la mujer tuvo problemas para cobrar su prestación

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La familia de Encarnación y Manuel espera que las soluciones lleguen pronto | Foto y Vídeo: Javi Gea
Sergio Rodríguez Acosta
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“Yo no quiero problemas. Cuando llegó esta mañana el cerrajero nosotros dimos nuestra llave y nos fuimos”, así empieza su historia Encarnación, que este martes ha tenido que dejar su vivienda junto a Manuel, su marido. Los dos ancianos han pasado ya la noche de este lunes en el piso de su hija, situado en el barrio de Almanjáyar. Los problemas del matrimonio empezaron cuando Encarnación tuvo problemas para cobrar su prestación, después todo fue cuesta abajo. En el vídeo que acompaña esta noticia, disponible también en el canal de Youtube de GranadaDigital, se pueden ver las declaraciones de Encarnación junto a su familia.

Encarnación explica que llevaba cobrando su prestación no contributiva desde hace hace muchos años, pero que allá por el mes de octubre dejó de percibirla. “Fui a informarme y me dijeron que todo se iba a arreglar”, manifiesta esta ciudadana, que afirma que posteriormente no sólo recibió la noticia de que no iba a obtener más ayuda, sino que por un error de asignación se le informó de que debería devolver parte de lo cobrado durante 2019 y 2020.

La familia trató de ponerse en contacto con su trabajadora social para hallar soluciones. La asistente llamó a Encarnación para comunicarle que quería buscarle un bajo bien situado, una noticia esperanzadora. La alegría duró poco, pues al parecer la vivienda ha sido ocupada de forma ilícita.

Encarnación reitera que necesita tranquilidad tras unos meses muy difíciles | Foto: Javi Gea

Manuel y Encarnación pasaron ya la noche de este lunes en casa de su hija Maite, donde no sobra el sitio. “Anoche mi hija tuvo que sacar a su niña y a sus dos niños pequeños a dormir al sofá para que nosotros durmiéramos en la cama, eso a mí me sabe muy mal”, manifiesta desgarrada la anciana. La propia Maite explica que ha hablado con la Fundación ADRA para buscar remedio al enorme problema. Manuel necesita respiración artificial, lo que complica un poco más las circunstancias y agrava la necesidad de estabilidad.

Los trámites burocráticos son el principal obstáculo para que esta familia vea la luz al final del túnel. El único ingreso del matrimonio es la pensión de Manuel, que no alcanza el mínimo para pagar un alquiler y los gastos habituales del día a día. Encarnación reitera que no entiende lo que ha ocurrido con su pensión, pues afirma que llevaba cobrándola casi 30 años.

“Tranquilidad” es la palabra más repetida por Encarnación, que recuerda con mala cara lo vivido durante el último año, en el que se ha pasado unos seis meses encerrada en casa debido a la pandemia del Covid-19. El matrimonio, que residía con una de sus nietas, espera que todo se resuelva lo más pronto posible, pues la familia espera que esta pésima racha tenga un final feliz.