La historia política granadina también fue construida por mujeres
Ellas siempre han intervenido en la gestión municipal, sin embargo, muchas han sido olvidadas o desvalorizadas
Al teclear "Marifrán Carazo primera alcaldesa de Granada" en el buscador de Google, la primera pregunta que aparece en la pantalla es "¿Quién es el marido de Marifrán Carazo?". Este pequeño detalle, que para muchos pasa desapercibido, es solo una muestra de todo el trabajo social, político y educativo que aún queda por hacer. Sin desmerecer los hitos conseguidos y la positiva evolución del papel de la mujer en la sociedad, que la primera información que proporciona el buscador al buscar la primera alcaldesa de Granada sea referente a su marido y no a sus logros personales o políticos, muestra una visión y una perspectiva con tendencias aún altamente patriarcales y arcaicas.
Echando la vista atrás en el tiempo y tomando conciencia del papel de las mujeres en la historia granadina, es fácilmente visible la falta de referentes femeninos en comparación con los numerosos referentes masculinos. Nombres como Boabdil, Federico García Lorca o Ángel Ganivet son recurrentes cuando se piensa o pregunta sobre referentes. Sin embargo, nombres como Fatima Bint Al-Ahmar, Aixa, Ángeles Arenas Esturillo o María Izquierdo son mucho menos comunes entre estas conversaciones.
Históricamente es innegable que las mujeres han estado presentes en la política, aunque la mayoría de veces se las ha situado en las bambalinas de ésta. Por otro lado, muchas veces se las ha reconocido de manera simplista por ser "las esposas de", "las hijas de" o "las hermanas de", una tendencia que desgraciadamente aún se puede ver en la realidad actual. Partiendo de este punto, es notorio que tener en cuenta la historia pasada es necesario para no reproducir los mismos errores en el presente, y de la misma forma, brindar homenaje a aquellas que en aquel momento pasaron desapercibidas por la mera condición de ser mujeres.
Viajando hasta mediados del siglo XIII nace Fatima Bint al-Ahmar, una mujer de la dinastía nazarí de Granada que destacó por su activa participación en los asuntos cortesanos de la Alhambra. En aquel contexto, las sultanas nazaríes no solían formar parte de la vida política, sin embargo, Fatima es actualmente descrita por la Real Academia de la Historia como una mujer culta, con intereses científicos y incluso concernida por temas "poco femeninos". Su carrera política empezó tras el encarcelamiento de su hermano Muhammad III, y aprovechándose del descontento de un sector de la sociedad granadina hacía la política de Nasr, quién había encarcelado a su hermano, logró finalmente su mayor objetivo: que su hijo Abu al-Walid Ismail fuera declarado emir de Granada.
De forma importante, gracias a la intervención de esta sultana, se produjo un curioso fenómeno de transmisión del poder por línea femenina dentro del linaje de la Alhambra ya que su hijo Abu al-Walid Ismail era heredero de aquella línea dinástica original no por parte de padre, sino de madre. Fatima fue reconocida a lo largo de su vida por ser la tutora, consejera y influencia política directa de su primogénito. Más tarde, también lo sería de sus nietos, Muhammad IV y Yusuf I. Su impronta en ambos reinados fue tan influyente que hizo que el segundo fuera considerado uno de los periodos más brillantes de la dinastía nazarí, tanto que Fatima quedó explícitamente reconocida en el momento de su fallecimiento.
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Casi un siglo después, nace a 580 kilómetros de Granada la que sería la reina Isabel I de Castilla. 'La Católica', como fue denominada, nació en Medina del Campo, pero su matrimonio con Fernando II de Aragón la llevó de forma imprevista a Granada, ciudad que sería de vital importancia en su vida. Isabel lideró varias, importantes e violentas iniciativas para la Conquista de Granada, el denominado 'Descubrimiento de América' y el Decreto de expulsión de los judíos. Sin embargo, y sin perder de vista estas desafortunadas acciones, Isabel I de Castilla demostraba una gran sensibilidad por el arte de estilo musulmán. Tanto que quedó fascinada por el palacio de la Alhambra y en vez de arrasarlo como se solía hacer, mandó a albañiles musulmanes a repararlo y lo declaró residencia real. Así pues, siglos después, se le reconoce parte de la responsabilidad de que la Alhambra siga en pie iluminando Granada.
Dejando atrás a esta familia real, y aproximadamente en el año 1493, se sitúa el nacimiento de la sultana Aixa. Esta sultana nazarí es principalmente conocida por ser la madre de Boabdil, el último rey musulmán de Granada, aunque normalmente se desconoce su gran influencia en las políticas de la Alhambra durante aquel periodo. A raíz del enamoramiento entre su esposo, Muley Hacén, y la joven cristiana Isabel de Solís, ella fue desterrada al palacio Dar-al-Horra, donde fue repudiada y expulsada de la Alhambra.
Aixa defendió en todo momento su dignidad y se convirtió en el alma de la resistencia contra su marido, a quien pretendía destronar en favor de su hijo Boabdil. La leyenda cuenta que cuando Boabdil y Aixa abandonaron Granada, camino de las Alpujarras, Boabdil miró atrás llorando para contemplar la ciudad por última vez y Aixa le dijo la famosa cita de "Llora como una mujer lo que no supiste defender como un hombre". Una frase a la que en la actualidad se le podrían encontrar muchas connotaciones machistas y patriarcales, las cuales se espera que puedan quedar atrás como quedó Granada para Boabdil en aquel entonces.
Casi tres siglos más tarde, Granada se encuentra con la figura de Mariana Pineda, una revolucionaria liberal de la que la sociedad granadina sigue hablando y recordando en sus plazas, calles y libros. Nació en 1804, en una familia humilde, y fue durante su matrimonio, que coincidió con el periodo del Trienio Liberal, cuando se adhirió a la causa liberal. Mariana se oponía firmemente al absolutismo de Fernando VII y durante su corta vida llevó a cabo una multitud de acciones reivindicativas.
Acogió en su casa a liberales perseguidos por las autoridades, ayudó a su primo Fernando Álvarez de Sotomayor Ramírez a escapar de la cárcel donde cumplía condena por cuestiones políticas y realizó muchas otras acciones clandestinas en contra del, por aquel entonces, régimen al cargo. Mariana fue detenida el 18 de marzo de 1831, al encontrarse, según el alcalde del crimen Pedrosa, "una bandera, señal indubitada del alzamiento que se forjaba". Fue confinada en su domicilio, y posteriormente recluida en una cárcel de mujeres. Finalmente, fue condenada a muerte, y aunque había preparada una operación para liberarla, esta nunca tuvo lugar. El 26 de mayo de 1831 fue asesinada por garrote vil, y se cuenta que mantuvo su dignidad y sus ideales hasta el último momento.
Su ejecución la convirtió en un símbolo popular de la lucha contra la falta de libertades, a consecuencia de lo cual llegó a convertirse en personaje principal de varias piezas dramáticas, poemas y ensayos. Fueron muchas las coplas que circularon por la ciudad, y que perduran todavía hoy en el tiempo:
Granada triste está
Porque Mariana Pineda
A la horca va
Porque Pedrosa y los suyos
Sus verdugos son,
Y esta ha sido su venganza
Porque Mariana de Pineda
su amor no le dio
En 1907 llegaba al barrio del Realejo Ángeles Arenas Esturillo, de familia humilde y fuertes ideas políticas. En el 1928 se trasladó a Cuevas del Campo, donde practicó la docencia durante muchos años y donde se acabó ganando el cariño y la admiración de todo el municipio. Por otro lado, y de forma desafortunada, el magisterio fue una de las profesiones más perseguidas por el franquismo, llevando a cabo una 'caza de brujas' que apartaría a toda una generación de jóvenes maestros y maestras de la enseñanza. Esta granadina fue un claro ejemplo de cómo la educación se acabó convirtiendo en la mayor apuesta de la II República y a la vez, en la mayor diana del régimen franquista.
Tras la represión franquista fue forzada a cambiar las aulas por la costura y la confección, pero siguió jugando un papel muy activo dentro del mundo político. Asimismo, su implicación en el municipio de Cuevas Campo nunca decayó. Sus nueras la recuerdan siempre con un libro en la mano mientras hacía punto, ya que decía que así "le cundía la labor y terminaba leyendo el libro". De la misma forma, amigas y familiares la consideran una mujer "adelantada a su tiempo", que tenía ideas propias y que nunca se casó con Cirilo, el que sería su compañero de vida y padre de sus hijos. Un hecho no muy común por aquel entonces.
Avanzando hasta mediados del siglo XX nacen Mercedes Moll de Miguel y María Izquierdo Rojo. Las denominadas 'madres' de la Constitución Española. Estas dos mujeres, la primera nacida en Madrid y la segunda en Oviedo, fueron dos de las personas responsables de la creación y aprobación del texto constitucional que haría posible abrir un nuevo periodo en España después de la oscura dictadura de Franco.
La ciudad de Granada, en la que las dos mujeres acabaron viviendo, fue un puntal en las vidas de ambas, que aún teniendo perfiles políticos muy distintos supieron entenderse y reivindicar valores compartidos que hicieron posible el inicio de un nuevo capítulo en la historia de España. Mercedes, por un lado, fundó en Granada la Asociación de Mujeres Empresarias, la cual la llevó a ser posteriormente elegida en la lista de Unión de Centro Democrático, convirtiéndose en una de las 27 mujeres firmantes de la Constitución Española. Por otro lado, María, filóloga y profesora de profesión, destacó en su labor al frente de la reconstrucción en el interior del PSOE granadino durante los últimos años de la dictadura. Fue, a su vez, elegida diputada al Congreso por la provincia de Granada y Consejera de la Junta Preautonómica de Andalucía hasta su disolución. Asimismo, también fue una de las mujeres firmantes de la Constitución Española.
Dos mujeres que aún sin ser granadinas de nacimiento, tuvieron y siguen teniendo un gran impacto en la ciudad y en el país.
En un tiempo más cercano al actual, es observable que las mujeres se han ido convirtiendo en partes fundamentales de la política. Gracias a las ganancias de derechos y libertades, su inserción en el ámbito político ha sido cada vez mayor, retando a los porcentajes altamente masculinos de los siglos anteriores. En Granada, y teniendo presente que las mujeres siempre han sido una parte esencial de su historia, este cambio también ha tenido lugar.
Empezando su carrera política a finales del siglo pasado encontramos a la que fue concejal del Ayuntamiento de Granada, diputada nacional y consejera de Justicia en Andalucía, María José López. Empezó en la política granadina en el año 1991, ocupándose de la Concejalía de Deportes en la capital. Una trabajo que en aquellos tiempos, siendo mujer, fue indiscutiblemente 'rompedor' ya que se consideraba una tarea no muy común, cosa que por suerte en el presente ha evolucionado hacia mejor.
Luisa García Chamorro, asimismo, es otro ejemplo de representación femenina en los puestos importantes de partidos políticos en Granada. Fue secretaria general del PP y desde 2021 también es alcaldesa de la ciudad costera de Motril. De la misma manera, María Teresa Jiménez Vílchez es una política española y militante que fue diputada del PSOE en el Parlamento de Andalucía por la circunscripción de Granada. Anteriormente y de forma relevante, fue consejera de Educación y directora del Instituto Andaluz de la Mujer.
Conocida como Marifrán Carazo, María Francisca Carazo es un ejemplo vivo de cómo el concepto del "techo de cristal", aunque aún persistente, está siendo gradualmente fracturado a medida que el tiempo avanza. Según un informe sobre la brecha salarial publicado por CCOO Andalucía en 2022, "solo 190 de los 785 municipios de Andalucía estaban liderados por alcaldesas", una cifra que demuestra la lejanía de la igualdad deseada. Sin embargo, esta realidad dista mucho de la situación en las primeras elecciones municipales de 1979, cuando solo nueve mujeres fueron elegidas alcaldesas en toda la región. Hoy en día, los ayuntamientos de tres capitales de provincia están dirigidos por una mano femenina. Marifrán Carazo, alcaldesa de Granada; Pilar Miranda, de Huelva; y María del Mar Vázquez, de Almería. Una evidente señal de mejora hacia una sociedad más igualitaria.
Por otro lado, es relevante tener presente que la participación política de las mujeres en Granada trasciende los cargos institucionales. Ejemplos destacados incluyen a Kim Pérez, activista por la igualdad de género y los derechos LGTBIQ+; Francisca Fuillerat, militante de 'Ni 20 Mujeres' y excoordinadora del Instituto Andaluz de la Mujer; o Emilia Barrio, activista y referente en el feminismo granadino, actualmente Vicepresidenta del Consejo Municipal de la Mujer en el Ayuntamiento de Granada.
En este Día Internacional de la Mujer, es importante reflexionar sobre los avances logrados y los desafíos que aún persisten en el camino hacia la igualdad de género. Los datos revelan una realidad que nos urge a actuar: la brecha salarial entre hombres y mujeres en Andalucía, que alcanza el 21,3%, refleja una injusticia que continúa perpetuándose e incluso aumentando en algunas provincias. Este desequilibrio no solo se refleja en los salarios, sino también en las oportunidades laborales y la independencia económica de las mujeres, especialmente afectadas por las jornadas parciales.
Además, la representación política de las mujeres en las esferas de poder sigue siendo limitada, con solo 26 países con mujeres en roles de liderazgo a nivel estatal y/o de gobierno. La advertencia de ONU Mujeres sobre la falta de progreso significativo en este ámbito insta a redoblar nuestros esfuerzos por alcanzar una verdadera igualdad de género.
En los últimos siglos las mujeres han hecho importantes, complicados y necesarios pasos hacia la igualdad de género y el empoderamiento de la mujer. Han protestado, hablado, escrito y luchado por sus derechos mientras el contexto que las rodeaba parecía no entenderlas. Los datos reflejan claramente que en el camino de la igualdad aún queda trabajo por hacer, estigmas que romper y derechos que conseguir. Aún así, es de vital importancia recordar todo lo que ha sido conseguido día tras día, todo lo que aún creyéndose imposible ha sido posible, y todas aquellas mujeres que se dejaron la voz e incluso la vida en defender los derechos de muchas.