Las curiosas historias de las plazas de Granada
La ciudad granadina cuenta con rincones espectaculares y con leyendas de lo más desconocidas
Granada cuenta con una gran cantidad de plazas y cada una de ellas tiene una historia que contar. Estas se caracterizan por tener una gran cantidad de vida, con muchos puestos y bares a su alrededor, al igual que hay que destacar la gran influencia árabe, lo que hace que se conviertan en algo único y muy característico de la ciudad y, aunque no sean plazas grandes, tienen mucho encanto y un gran interés turístico. Repasamos algunas de las plazas de la capital que tienen mayor interés y que, al mismo tiempo, esconden una historia desconocida para muchos, incluso para los granadinos, tal y como cuenta 'Rincones de Granada'.
Plaza de las Pasiegas
Antiguamente, en esta plaza las nodrizas pasiegas se ponían los domingos con la intención de ofrecer sus servicios. Otro de los motivos por los que esta plaza es famosa es porque se decidió celebrar “la tetada pública” con la finalidad de poder visibilizar y normalizar la lactancia en nuestra sociedad.
Esta plaza recibe ese nombre por todas aquellas mujeres que acababan de dar a luz y tenían que emigrar y dedicarse a ser amas de casa. Según se dice, estas mujeres no tardaban en encontrar trabajo, pues la fama de las amas de cría pasiegas ya se había extendido por toda la Península y eran los propios reyes los interesados en contratarlas con el objetivo de que amamantasen a sus recién nacidos. En el momento en el que se había finalizado la estancia nodriza volvían a su lugar de origen.
Plaza de los Lobos
Esta plaza, situada cerca del Jardín Botánico de la Universidad de Granada, esconde una curiosa historia. A lo largo de los siglos XVI y XVII, la ciudad granadina se encontraba plagada de lobos que procedían de Sierra Nevada. Estos bajaban al centro de la ciudad y atacaban al ganado que se encontraban por la calle, o incluso a algunas personas. Los vecinos le pidieron al Ayuntamiento que tomase medidas, por lo que decidieron dar una recompensa a todas aquellas personas que cazasen a algún lobo. Todos aquellos lobos que fuesen cazados se dejarían en una habitación de la casa del Tesorero de las Fábricas de la Alpujarra y Valle. Dicha vivienda se encontraba en esta plaza, motivo por el cual recibe ese nombre.
Plaza Nueva
En 1835 hubo una tormenta que sacudió la cuenca del Darro y que se llevó por delante varios edificios de Plaza Nueva, al igual que provocó el ahogamiento de varias personas y animales. Se dice que esta inundación fue causada porque la bóveda del río Darro no fue capaz de tragar todo el agua y esto produjo que se hundiese la monumental fuente de las Ninfas y el edificio de la pastelería Santa Ana. Esta fue la causa de que se uniese la Plaza de Santa Ana, Plaza Nueva y la Plaza de San Gil y se construyese lo que ahora conocemos como Plaza Nueva.
Plaza de la Romanilla
Esta plaza ha estado en continuo movimiento. En 1636 se construyó en la plaza de la Romanilla el Convento de las Religiosas Capuchinas, pero en 1837 decidieron quitarlo. Más adelante, el lugar se convirtió en un antiguo mercado, un barullo de puestos, pero no solo eso, sino que estaba inundada de una gran cantidad de coches que la usaban como aparcamiento. En 1939 decidieron remodelar la zona, por lo que cambiaron los mercados, los cuales tenían muy mal aspecto y eran mal olientes, al igual que decidieron hacer un parking para limpiar la zona. El mercado que había se pasó a las afueras de la ciudad y es por ello por lo que la plaza se quedó un poco desolada. El vandalismo era algo habitual allí, pero tras varios años de abandono la plaza cambió su aspecto con la ayuda del Centro Lorca.
Plaza de la Trinidad
Este espacio recibe dicho nombre debido a que en 1517 se encontraba allí el Convento de los Trinitarios Calzados, aunque en 1836 fue abandonado por los religiosos y pasó a ser un inmueble de provecho público. Finalmente, en 1889 este edificio fue destruido y se fue transformando en la plaza tal y como la conocemos hoy en día. La plaza de la Trinidad se usa como un lugar de descanso, bien para sentarse en sus bancos o bien para tomarse una tapa en algunas de sus terrazas.
Plaza Bib-Rambla
Se trata de una de las plazas más conocidas entre los granadinos, pero su historia no es tan conocida. Se trata de la primera plaza de la antigua Medina Garnata en los llamados tiempos nazaríes, lo que ha hecho que pasase por diferentes etapas, siendo testigo de zocos musulmanes, justas medievales, corridas de toros, procesiones del Corpus Christi, entre otros. Esta plaza también era el centro de puestos ambulantes por lo que era el punto de encuentro de los comerciantes.
En la actualidad, en la plaza Bib-Rambla podemos encontrar un mercadillo permanente de flores, las cuales van cambiando dependiendo de la temporada, al mismo tiempo que encontramos una amplia oferta tanto de restaurantes como de cafeterías, donde destacan sus churros con chocolate.
Plaza San Nicolás
La Iglesia de San Nicolás, situada en esta plaza, es la que le da nombre a la misma. Fue construida en 1525 y, al igual que otras muchas iglesias de Granada, se sitúa sobre una mezquita de la cual solo se conserva el aljibe. Se trata de uno de los lugares más especiales de la ciudad, al mismo tiempo que es de los más conocidos. Según Bill Clinton, antiguo presidente de Estado Unidos, se puede ver “la apuesta de sol más hermosa del mundo” desde ella.
Esta plaza no era tal y como la conocemos a día de hoy, pues se dice que estaba llena de palacetes y es en uno de ellos donde, según la leyenda, tuvieron lugar distintas conversaciones diplomáticas que culminaron con la rendición de Granada a los Reyes Católicos en 1492.
Plaza de Carvajales
Debemos saber que la plaza de Carvajales no siempre ha sido tal y como la conocemos actualmente, sino que antes estaba completamente edificada, pero unas reformas en el siglo XIX hicieron que se crease este lugar como lo conocemos actualmente. Esta plaza, que es también mirador, está situada en el Albayzín bajo, lo que hace que se trate de uno de los mejores lugares para ver la Alhambra, pues es un lugar muy íntimo y poco concurrido, en comparación con el resto de miradores.
El nombre que tiene lo recibe de una de las familia nobiliarias que más influía en la ciudad de Granada durante el siglo XV y XVI. Este apellido tiene su origen en León, pero durante la conquista castellana se asentaron en Granada.
La ciudad granadina, una de las más bonitas de España, cuenta con una multitud de rincones preciosos, al igual que misteriosos para muchos de sus visitantes, pues cada lugar tiene una historia, que en muchas ocasiones no es conocida.