Homofobia y machismo en nuestras instituciones
El lunes 25 de noviembre volvimos a llenar las calles, a pesar de la lluvia y el frío la ciudadanía granadina volvió a manifestarse para denunciar la violencia que sufren a diario las mujeres en todo el mundo. Pero este año el consenso político ante esta lucha no fue unánime. Por primera vez numerosos ayuntamientos, diputaciones y gobiernos de las Comunidades Autónomas no pudieron aprobar sus pactos contra la violencia machista por la negativa del partido ultraderechista.
Hay que reconocer que la posición de Ciudadanos y Partido Popular ha sido totalmente contraria ante este boicoteo de la ultraderecha, e incluso han recriminado la actitud déspota y fascista de algunos dirigentes. Sin embargo, ¿cómo pueden seguir gobernando con la nariz tapada junto a personas que están en contra de la violencia de género y la Declaración de los Derechos del Niño? Parece que las ansías de mantener el poder les permite traspasar cualquier límite de nuestro Estado democrático.
Es “admirable” que a pesar de sus peleas internas y externas, recuerden el bochornoso suceso del pasado viernes en las escaleras del Ayuntamiento, los tres partidos de derechas de Granada trabajan al unísono. La misma ideología retrógrada expresa de tres formas distintas: el neoliberalismo, la derecha democrática y el populismo de la ultraderecha.
Y la anterior afirmación se demuestra con el suceso acontecido el pasado fin de semana. El gobierno del Ayuntamiento de Granada se plegaba a algunas de las exigencias de su socio y volvía a repintar de negro los semáforos que tenían el color del arcoíris. Según palabras del concejal responsable el motivo principal de esta decisión se debía a que estos semáforos serían de nuevo pintados en otros colores para otras causas. Este argumento cae por su propio peso, ya que solamente eran seis de todos los semáforos del centro de Granada y porque una causa nunca es incompatible con otra.
Lo que hay detrás de esta anécdota, es terrible y digno de analizar: el machismo y la homofobia ha llegado a nuestras instituciones y parece que para quedarse un largo tiempo. La ultraderecha va imponiendo sus ideas conservadoras y retrógradas en las políticas del gobierno del alcalde, Luis Salvador, y el vicealcalde, Sebastián Pérez, y por ende, la ciudadanía granadina lo sufre.
Granada es conocida, además de por su patrimonio, de ser una ciudad integradora en todos los sentidos. La Universidad de Granada es la universidad española con los programas Erasmus y acoge a estudiantes de casi todas las nacionalidades. El crisol de culturas y bagajes de nuestra ciudad permite que haya un ambiente abierto e integrador desde todas las perspectivas.
La ciudadanía granadina no se merece que apaguen la luz de esta ciudad pintando de negro todo lo que no sea de su agrado.