Human Rights Watch denuncia el uso repetido de bombas de racimo en Siria y Yemen
También ha denunciado el uso de esta munición en Ucrania antes del alto el fuego, por fuerzas rebeldes prorrusas y por el Gobierno ucraniano
El uso repetido de bombas racimo en Siria y Yemen ha continuado durante 2015 a pesar del apoyo internacional a prohibir este tipo de armas, ha denunciado Human Rights Watch (HRW) este martes.
Desde que Rusia comenzó sus operaciones militares en Siria el 30 de septiembre de 2015, los ataques con bombas de racimo han aumentado considerablemente, mientras que en Yemen, la coalición dirigida por Arabia Saudí ha usado al menos cuatro tipos diferentes de estas bombas durante 2015, ha lamentado HRW.
"En vez de defender el uso de bombas de racimo, Rusia debería unirse a la comunidad de naciones, cada vez más amplia, que rechaza estas armas de destrucción indiscriminada", ha denunciado la directora de la División de Armas de Human Rights Watch, Mary Wareham.
"La resolución de Naciones Unidas, apoyada incluso por cerca de la mitad de los países que están a la espera de unirse a la organización, muestra el creciente sentimiento de rechazo a las bombas de racimo", ha añadido.
Según datos de la organización, en Siria, las fuerzas del Gobierno han usado este tipo de bombas desde mediados de 2012 mientras que el grupo terrorista Estado Islámico las ha comenzado a usar en la segunda mitad de 2014.
HRW también ha denunciado el uso de esta munición en el este de Ucrania antes del alto el fuego firmado en febrero, tanto por fuerzas rebeldes prorrusas como por el Gobierno ucraniano.
Las bombas de racimo suponen una gran amenaza para los civiles, ya que dispersan submuniciones sobre una zona muy amplia, ha recalcado la organización. "Sus restos suponen un peligro a largo plazo, particularmente la submunición que falla y no explota, porque se convierte en minas", ha lamentado HRW.
CONVENCIÓN CONTRA LAS MUNICIONES DE RACIMO
La Coalición contra las Municiones de Racimo advirtió el 1 de octubre a Rusia de que abandonara el uso de este tipo de arma en Siria debido al daño "probable y evitable" que se provoca a los civiles. "Rusia tiene que dejar de usar munición de racimo y comenzar a apoyar la prohibición internacional de su uso", ha exigido Human Rights Watch.
El 7 de diciembre, la Asamblea General de la ONU aprobó la primera resolución de la Convención contra las Municiones de Racimo. Esta resolución, no vinculante, que fue aprobada por 139 países y rechazada por Rusia y Zimbabue, supone la eliminación de los restos de los ataques y la asistencia a las víctimas.
Tres docenas de países que todavía no han prohibido las bombas de racimo firmaron la resolución y otros 40 se abstuvieron, entre los que destacan China, Irán, Israel, Arabia Saudí, Siria y Estados Unidos, ha recordado la organización.
El 9 de septiembre de 2015, según datos expuestos durante la Primera Conferencia de Revisión de la Convención contra las Municiones de Racimo, desde que el tratado entró en vigor el 1 de agosto de 2010, más de 100 países adoptaron la declaración y condenaron el uso de este tipo de munición independientemente del actor que lo utilizara.
DESTRUCCIÓN DEL ARSENAL
Hasta la fecha, 28 países han destruido la totalidad de sus reservas, destruyendo más de 1,3 millones de bombas de racimo con más de 160 millones de submunición.
"Alemania tenía 573.700 bombas de racimo con más de 60 millones de submuniciones, cantidades que le convertían en el país con más munición de todos los firmantes y anunció su completa destrucción el 25 de noviembre", ha resaltado Human Rights Watch, que también ha felicitado a Italia por acabar con todas sus bombas de racimo el pasado 31 de octubre.
"Alemania e Italia son líderes en la lucha contra el uso de bombas de racimo, ya que han destruido sus municiones años antes de la fecha límite", ha elogiado Wareham.
"Esperamos un compromiso similar por parte de los demás países que han prohibido el uso de bombas de racimo, y es que el mejor uso que se les puede dar es su destrucción", ha añadido