Identifican el primer biomarcador de la depresión

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Un equipo de investigadores de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ha identificado el primer biomarcador, una señal biológica, de depresión mayor o clínica. Estos expertos argumentan que esto podría ayudar a identificar a los niños en particular que corren mayor riesgo de desarrollar la enfermedad y proporcionar tratamiento en una etapa anterior.

Los adolescentes varones que presentan una combinación de síntomas depresivos y niveles elevados de la hormona del estrés cortisol tienen hasta 14 veces más probabilidades de desarrollar una depresión mayor que los que no muestran estos rasgo, según su estudio, financiado por el Wellcome Trust, en Reino Unido, y publicado este lunes en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.

Mayor o clínica, la depresión es un problema de salud mental debilitante que afecta a una de cada seis personas en algún momento de sus vidas. Sin embargo, hasta ahora no ha habido biomarcadores para la depresión mayor, algo que se cree que se debe, en parte, a que tanto las causas como los síntomas pueden ser muy variados.

"La depresión es una enfermedad terrible que afecta a unos diez millones de personas en Reino Unido en algún momento de sus vidas --señala el director del estudio, Ian Goodyer, profesor en la Universidad de Cambridge--. Ahora tenemos una manera muy real de identificar a los adolescentes con mayor probabilidad de desarrollar depresión clínica, lo que ayudará a orientar estratégicamente prevenciones e intervenciones en estos individuos y ayudar a reducir su riesgo de episodios graves de depresión y sus consecuencias en la vida adulta".

Según el primer autor del trabajo, Matthew Owens, de la Universidad de Cambridge, este nuevo biomarcador sugiere que se puede ofrecer un enfoque más personalizado para los niños en riesgo de depresión. "Esto podría ser una forma muy necesaria de reducir el número de personas que sufren depresión, y, en particular, esperamos detener el riesgo en un momento en que se ha producido una creciente tasa de suicidio entre los adolescentes y los hombres jóvenes", afirma.

Los investigadores midieron los niveles de cortisol en la saliva a partir de dos grandes cohortes independientes de adolescentes. El primer grupo estaba formado por 660 adolescentes, de los que se tomaron cuatro muestras tempranas por la mañana en días de colegio durante una semana y luego otra vez 12 meses más tarde, de forma que los expertos vieron que los niveles de cortisol se mantuvieron estables durante un año en la población en general en los niños y niñas.