"Me he criado en este pueblo y últimamente no hay nada de prevención contra los incendios"
Inmaculada Mancilla, vecina de Los Guájares e ingeniera forestal, incide en la importancia de cuidar la naturaleza y acometer una buena repoblación
El incendio forestal de Los Guájares y el Valle de Lecrín cumple este jueves una semana. La provincia vive uno de los fuegos más devastadores de su historia, que ha obligado al Servicio de Extinción de Incendios Forestales de Andalucía a trabajar día y noche para hacer frente a unas llamas que han encontrado aliados en el terreno y en las condiciones meteorológicas. Inmaculada Mancilla, ingeniera forestal nacida en Los Guájares, ha visto estos días como arden los parajes en los que ha disfrutado su infancia y parte de los cultivos de su familia. Esta granadina espera que la Junta de Andalucía aprenda de lo sucedido para actuar la próxima primavera en materia de prevención, algo que añora.
La familia de Inmaculada tiene un cortijo en la Sierra de Los Guájares al que su padre acude todos los días. El día en el que se declaró el incendio no fue ninguna excepción. El padre de la joven pasó "con angustia" la noche viendo el inicio del horror y mandando vídeos a su familia. Sus terrenos han sufrido el ataque de las llamas, que han devorado parte de fincas de olivos y aguacates. “Fui el sábado a verlo con mi padre y da pena”, lamenta Inmaculada, que conoce otros casos de amigos y vecinos que han perdido fincas.
“Lo malo de este incendio es el terreno tan abrupto. Los medios de extinción han tenido complicado acceder”, declara la guajareña, quien valora mucho el trabajo del Infoca, que ha tenido en contra otros factores como "el viento" y "las temperaturas". El inicio de las llamas también ha sido una circunstancia tan clave como adversa. "El fuego se originó en la carretera, pero una oleada de viento lo extendió. El barranco hizo de chimenea y así explotó", explica Inmaculada. Ella es conocedora de que en la zona hay muchos "forestales retirados". Uno de ellos localizó el fuego y entre él y varias personas más trataron de extinguirlo. La entrada en acción del barranco complicó de forma exponencial todo: "Iba con tanta velocidad que era imposible".
Prevención ante un futuro difícil
La experiencia con incendios de los últimos años y la crudeza de los veranos no invitan al optimismo. Ante el panorama actual, Inmaculada pide prevenir. “Me he criado en este pueblo. Antes se veía algo de cortafuegos, pero es que últimamente no hay nada de prevención antes de la campaña fuerte de incendios", expresa la residente en Guájar Faragüit, quien entiende que en primavera se debe "desbrozar. podar, hacer quemas controladas y realizar estudios”. La vecina de los Guájares espera que la Junta "cambie el protocolo" y acometa tareas de prevención en 2023 para evitar sucesos similares el próximo verano.
"Con estos años tan secos, en los que no llueve nada, con una chispa se puede formar un incendio tan grande como este", asegura la ingeniera forestal, que reitera que un simple rayo puede desatar un fuego. Inmaculada es consciente de que todo lo acaecido en los últimos años supone más peso en el lado negativo de la balanza. “España se está desertificando. Da mucha pena decirlo, pero es cierto", apunta la joven, que teme que el país se convierta en "un desierto". "Nosotros ya no vamos a ver los montes con los pinos que tenían antes", recalca. La granadina estima que la masa forestal perdida puede tardar en recuperarse "50 o 60 años perfectamente", mientras que las fincas agrícolas necesitarán "entre tres y cinco años".
Para volver a ver los paisajes de Los Guájares y el Valle de Lecrín lo antes posible, es necesario una buena repoblación. Inmaculada recuerda que "aquí hubo un incendio en los 90 y ahora “hay pinos que me llegan a mí a la altura del hombro después de 25 años”. La ingeniera forestal señala que "los montes nos dan de todo", y advierte que en otros lugares han echado en falta vegetación cuando ha diluviado y no ha habido "pinos para chupar agua". De momento, Inmaculada espera que el incendio se extinga lo más pronto posible. “Ya es un paso adelante y hay que dar gracias”, concluye la guajareña, que espera que todos los afectados puedan recuperar lo perdido y que las administraciones pongan medios para luchar contra el fuego antes de que prenda.