Isa Álvarez y Alexia relanzan al Granada Femenino en Badalona (0-2)

Isa Álvarez y Alexia Fernández relanzan al Granada Femenino en casa del Levante Badalona. La central encaminó el reencuentro con la victoria con un golazo en una falta tras el descanso, que propulsó hasta que el balón se encajó en la escuadra. La madrileña, ya en las postrimerías, sentenció la contienda. Triunfo sólido y cómodo del conjunto rojiblanco, que cierra la jornada con tantos puntos como los que cosechó el curso pasado para salvar la categoría. Algo ha cambiado en este equipo. Es una cosa muy seria.

Fue de menos a más el equipo dirigido por Arturo Ruiz, que con el paso de los minutos fue maniatando al cuadro catalán hasta terminar por someterlo y controlar el juego a su antojo. Pinillos puso en alerta a Sandra, y más bien hizo sonar la alarma en las rojiblancas, que comenzaron a practicar el fútbol dominador que les caracteriza, aunque el parabrisas estaba empañado. Laura Pérez conectó un tiro en semifallo que tornó en asistencia -todo lo que toca la granadina se convierte en oro-, pero Coronado estiró el brazo hasta cuestionar las leyes de la física para palmear el puntapié de Miku y mantener a su equipo coleando al intermedio.

Fue el paso por los vestuarios lo que puso la maquinaria granadinista a pleno rendimiento. Mingueza calibró el cañón con un golpeo seco desde fuera del área y lo siguiente fue el misil de Isa Álvarez. Laura Pérez forzó la falta de Melanie, que se llevó el túnel de la granadina, y la central prendió la mecha del cañón. Zurdazo envenenado que, aunque con la contemplativa colaboración de Coronado, aterrizó la pelota donde duermen las arañas en una parábola hipnótica.

Quiso despertar el Levante Badalona, pero al Granada ya lo movía su corazonada. Marta probó suerte, por poco desviado, y la exrojiblanca María Valenzuela negó el gol en dos ocasiones a Laura Pérez. Fue un contragolpe que Edna dirigió con maestría lo que guardó los puntos en el maletero del autobús rojiblanco. La delantera controló y corrió, Ornella Vignola prolongó con una descarga hacia la carrera de Alexia y la carrilera levantó la bola para acunarla en la red. Ilusión desbordada, aunque quedaba abrochar el resultado. Leles, que quería más, agrietó el travesaño con un zurriagazo en otra falta en el balcón del área, pero tocaba protegerse. Las de casa se diluyeron en contragolpes inconclusos. Nada frena a las nazaríes.