Los italianos que viven en Granada cuentan cómo llegaron a la ciudad y qué fue lo que les cautivó
GranadaDigital continúa con su serial de reportajes sobre historias de personas extranjeras que hicieron de Granada su hogar
Granada se caracteriza por ser una ciudad cosmopolita, donde confluyen personas de diversas nacionalidades, generando una riqueza en el intercambio de culturas y tradiciones. Por esto, GranadaDigital se encuentra realizando un serial de reportajes, en el que se muestran historias de vida de diferentes comunidades extranjeras que residen en esta ciudad.
Fue así como ya se han publicado historias de extranjeros provenientes de Marruecos, Rumanía, Reino Unido, Colombia, y Senegal, quienes han narrado cómo la vida les ha llevado a vivir en Granada, qué significa esta ciudad para ellos y cómo se han hecho parte de una comunidad que los ha acogido con los brazos abiertos.
En esta ocasión, llega el turno de Italia, la sexta comunidad extranjera más grande de la provincia de Granada, con un total de 2.731 personas con esta nacionalidad, según los datos del Censo anual de población 2021-2023 del INE. Tres italianos, con historias muy diferentes entre sí, cuentan por qué dejaron atrás su país y qué fue lo que les enamoró de la ciudad de la Alhambra.
"Cuando llegué me dijeron que Granada enamora y jamás la vuelves a dejar"
Consuelo Camerucci lleva 24 años viviendo en Granada. "Estaba estudiando y trabajando en Suiza, y me trajo mi ex marido", recuerda la italiana. Al llegar a esta ciudad, nunca hubiera esperado que se quedaría para siempre. "La señora que alquilaba mi habitación me dijo: 'ten cuidado porque Granada enamora y luego jamás la vuelves a dejar'. Yo no lo entendía en aquel entonces, pero era verdad", dice entre risas.
Según cuenta, comenzar una vida en Granada no fue tan bonito, porque "no siempre es fácil encontrar un trabajo", pero a nivel social ella siente que fue muy bien acogida por los granadinos. "Notaba que era una ciudad muy cálida, es una ciudad más pequeña donde la gente se conoce, se encuentra por las calles", dice.
Al pasar los años, Consuelo pudo establecerse en la ciudad y trabajar como guía turística, que es lo que verdaderamente le apasiona. Día a día se dedica a mostrarle a otras personas la ciudad que se ganó su corazón: "Granada tiene una cosa mágica, un embrujo. Me gusta vivir aquí", asiente.
Sobre los granadinos, la italiana no puede negar que "a veces tienen su malafollá", pero también enfatiza en que "cuando se dejan conocer son muy buenas personas". En su experiencia, "tienes que acercarte mucho a su mundo para que te acepten y te abran las puertas". Actualmente, ella se siente una más en la ciudad, al igual que sus dos hijos, quienes "son españoles. De hecho cuando vamos a ver a los abuelos, dicen: mamá cuándo volvemos a casa. Esta es su casa, este es su país".
Y aunque para ella Granada ya es su hogar, también es cierto que siempre estará presente el recuerdo de su querida Italia. "Extraño algunas comidas o el café, el capuccino, la pasta, la pizza. La parte culinaria sí la echo de menos", indica. Porque, a pesar de que aquí es posible conseguir comida italiana, ella es clara en indicar que "no es lo mismo" que disfrutarla en su país.
"Elegí Granada, me enamoré de Granada"
Alessandro Pucci llegó desde Nápoles a esta ciudad el año 2007, como parte de un Erasmus cuando estudiaba arquitectura. "No había conocido persona a la que no se le alumbraran los ojos cuando hablaban de Granada. Entonces dije, yo creo que mi sitio es Granada", cuenta. Y claramente, fue una decisión de la cual no se arrepintió: "elegí Granada, me enamoré de Granada y de una mujer, con la cual tengo una hija granadina".
Según cuenta, algo que le gustó de esta ciudad es que "la vida en Granada es parecida a Nápoles en ciertos aspectos", pero también muy distinta en otros pues "es súper ordenada, pequeña y muy cosmopolita". Todo aquello hizo que se enamorara de este lugar: "los napolitanos se mueven mucho por el amor. Los italianos hablamos mucho de amor, de cocina o de fútbol", indica entre risas.
Para él, vivir en esta ciudad ha sido una grata experiencia, sobre todo por la calidad de la gente. "Los granadinos son especiales, tienen la famosa malafollá de la que se habla. Es forma de pensar, de vivir, es peculiar. A mí me gusta". "Yo converso mucho con la gente, me gusta discutir de temas, por eso me gusta como son", dice.
En Granada, además de haber tenido varias experiencias laborales, Alessandro logró crear su propio negocio de economía circular, que es a lo que se dedica actualmente. "Tengo una start-up que se llama Resilient Design. Hago un trabajo muy peculiar: me dedico a coger un residuo, transformarlo en un objeto de diseño y venderlo", cuenta. Con este trabajo, dice que puede avanzar en lo que le gusta y apasiona. "En el mundo que me imagino no existirán residuos", asegura.
Y aunque esta ciudad ya es su casa, también asegura que los recuerdos de su ciudad siempre están presentes, pues los orígenes nunca se olvidan: "no hay día en que no piense en Nápoles, siempre mi cabeza me lleva a Nápoles", señala.
"Para que uno se vaya de Venecia, tiene que merecer la pena"
Marco Molin es de Venecia y desde el año 1999 vive en Granada. Según cuenta, todo comenzó en su ciudad: "en Italia una compañera de trabajo me presentó a una amiga, que era de Granada". Con ella comenzó una historia de amor que hizo que, después de un año viviendo juntos en Venecia, él decidiera venir con ella a iniciar una vida en la ciudad de la Alhambra.
"Yo nunca había estado en España, vine para ver cómo sería y al final encontré trabajo enseguida, porque en aquella época había trabajo de sobra", cuenta el italiano. "Empecé a trabajar en un hotel y luego pasé a una agencia de viajes y empecé a trabajar de guía". Fue así como construyó una vida junto a su esposa, con quien tuvo un hijo, que actualmente ya tiene 23 años.
Según recuerda, no fue difícil adaptarse a Granada, pues asegura que él proviene de una zona de Italia con una "mentalidad es muy parecida" a la de los granadinos. "No son los más simpáticos del mundo", dice entre risas, pero "como soy italiano del norte, un poco más serio que los del sur de Italia, no he notado mucho la diferencia".
Según cuenta Marco, Granada fue una ciudad que le encantó, a pesar de que proviene de un lugar que también es increíble. "Para que uno se vaya de Venecia tiene que merecer la pena", indica entre risas. "Granada me gusta, porque no es tan grande, pero hay de todo. No tienes los inconvenientes de las ciudades muy grandes", explica.
Aunque al principio iba muy a menudo a visitar Venecia, la verdad es que cada vez se ha vuelto más difícil viajar: "echo de menos a veces mi vida en Venecia, que es muy distinta, con los barcos, el agua y sin prisa, otro ritmo". Y sobre todo, al igual que la mayoría de los italianos, lo que más añora es la gastronomía de su país, pues "la comida italiana es importante", dice. "Yo como mucho italiano aquí, pero allí está mi madre y mi tía, y era pasta mañana, tarde y noche. Aquí solo de vez en cuando", puntualiza.