Izal ofrece su último baile en Granada tras anunciar su 'Despedida' oficial
El grupo madrileño de indie regaló a los miles de asistentes un recorrido por sus doce años de historia, a la que han decidido dar una 'Pausa'
Cuando alguien siente la música, se olvida de todos y de todo lo que hay alrededor. Simplemente, la siente. Esto fue lo que sucedió en la noche de este jueves, cuando Izal ofreció un concierto en un Palacio de Deportes casi completo con motivo de la gira de su último disco, 'Hogar', publicado el 29 de octubre de 2021. Pero este no fue el único motivo. La verdadera razón de la amplia gira que está haciendo el grupo madrileño es su particular 'Despedida'. Y es que el pasado 22 de febrero, comunicaron de manera oficial su separación tras doce años juntos encima de los escenarios y cinco álbumes de estudio. Pero bueno, esos son 'Asuntos delicados' y no hay que buscar al malo para que 'salga despacio con los brazos en alto'.
Así, la temática del espectáculo fue el recorrido por esa docena de años en la música, dando una oportunidad al ruego por el alma del grupo con su particular réquiem, 'Meiuqèr' (misma palabra, escrita al revés). Poco después de que comenzara el ansiado concierto, el público pudo disfrutar de una de las canciones más icónicas del grupo indie: 'Copacabana', tema con el que la fiesta dio el pistoletazo de salida. Luces, colores, una producción muy destacable en las pantallas laterales, imágenes en unos grandes cuadros colgados en el escenario y cerveza con la que soportar el mucho, muchísimo calor que hacía, al que varias veces hizo referencia Mikel Izal, el cantante, quien aprovechó la cita para estrenar sus zapas azules nuevas. En una de ellas, comentó que hacía tanto calor como la primera vez que tocaron en Granada, en Polaroid Club, hace ya más de una década. Seguro que más de uno entre el público asistió a aquel concierto.
Se palpaba en el ambiente algo especial, como si de 'Magia y efectos especiales' se tratase. Tanto es así que hubo varios momentos a destacar durante la noche. El primero, la dedicatoria por parte del grupo al reciente bebé del guitarrista, Alberto Pérez. El pequeño Albertito, nacido en Mérida el 17 de mayo, se ha convertido en la 'Pequeña gran revolución' del músico, por quien, en sus propias palabras, "duermo menos, pero soy más feliz". Sin embargo, no se trataba de la única revolución en el Palacio: una joven destacaba entre el público, pues, en lugar de estar grabando la actuación del tema, estaba haciendo una videollamada con su fisioterapeuta, quien, durante el confinamiento, tuvo a su hija, por la que no pudo ir al concierto, pero a quien le agradece haber aparecido en su vida para -una vez más y valga la redundancia- revolucionársela. Esas cosas hacen pensar automáticamente en 'Los seres que me llenan'.
Mikel Izal encontró la ocasión para confesar que hace unos años se enamoró y que, si bien fue breve, fue muy bonito, logrando que rompiera una 'Inercia' de siete años, ya que, según contó, no se suele dejar llevar por el amor. Aunque amor era algo que no faltaba en la pista y las gradas del Palacio, pues, se mirase donde se mirase, no era difícil encontrar tiernos besos de emoción, miradas cómplices y sonrisas tontas a la par que sinceras.
Y es que ya había ganas de conciertos como el que se vivió este jueves: saltos, roce, sudor, amistad... Dos duros años han tenido que transcurrir para que la sociedad se dé cuenta de lo que necesita el ser humano el contacto con los demás. Ya basta de 'Autoterapia' y soledad. Así aprovechó Izal para decirle adiós al 'Pánico práctico' de la pandemia de Covid-19. "Que no volvamos a vernos nunca". Y ojalá.
Y de despedidas siguió tratando la noche. Todo sonaba a un extraño 'adiós' con tonos de un esperanzado 'hasta luego'. De ahí que los miles de asistentes rogaran que nunca se acabara esa noche y que fuera eterna, como dice la letra de 'Bill Murray'. Imágenes de la trayectoria del grupo fueron pasando por las pantallas del escenario justo antes de que Mikel Izal invitara a los locos entre el público a un último baile.
Parecía que todo terminaría ahí, pero no. Era una simple 'Pausa' que el cantante aprovechó para bailar con ese tono misterioso que le envuelve entre los rizos de su pelo. Tras esto, bajaron al ruedo, lo que terminó de enloquecer a los asistentes, con quienes cantaron 'Qué bien' para disfrutar de la última cena y terminar de perder las formas...o las maneras. Acompañados de confetis, luces y un continuo "All right!" que salía de la boca del cantante, al más puro estilo David Broncano, volvieron al escenario.
Y, como siempre, no llueve para gusto de todos, por lo que en una despedida era imposible que no faltasen algunas canciones por interpretar. Y ya sólo quedó tiempo para dos últimos temas antes de irse definitivamente de Granada: 'Hogar', el que han construido a lo largo de la geografía española durante estos doce años; y un homenaje a todos los sanitarios, vestidos de verde, que tanto han hecho y siguen haciendo durante la pandemia y cada día.
Como confesión propia, el primer y único concierto en el Palacio de Deportes al que había ido una servidora había sido Izal en 2017. Se ha cerrado un círculo con la despedida de uno de mis grupos favoritos.