Javier y Ania, dos jóvenes que consiguieron su plaza como maestros a la primera: "Es el trabajo más bonito del mundo"

Este sábado 22 de junio, en torno a 5.000 granadinos, se examinan de la prueba escrita para acceder a la docencia pública en Andalucía

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Esta pareja de maestros comparte su camino, de principio a fin, en su amor por la enseñanza en el CEIP Victoria (Loja) | Foto: Remitida
Elena Parra
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Amanece este sábado con la celebración de las oposiciones que permitirán a más de 4.990 granadinos acceder a los cuerpos docentes de Maestros, Enseñanza Secundaria, Régimen Especial y FP. Según ha informado la Consejería de Desarrollo Educativo y Formación Profesional de la Junta de Andalucía, se han recibido más de 59.300 solicitudes a nivel andaluz para participar en estas oposiciones, de las cuales 4.997 se han recibido desde la provincia de Granada.

La particularidad de este año es la celebración de ambas pruebas (cuerpo de maestros y de Secundaria) en la misma convocatoria. Durante la mañana de este 22 de junio se realizará el examen de desarrollo escrito donde los aspirantes lucharán por demostrar todo su conocimiento en el área adscrita.

La mayoría de opositores de esta modalidad destacan la dificultad de hacerse con una plaza a la primera. Este concurso-oposición también premia la experiencia laboral previa en el entorno educativo con hasta 10 puntos, algo que no está al alcance de todos. "Es cuestión de ponerle mucho empeño y esfuerzo, pero lo más importante es la suerte", destaca Ana, una de las aspirantes interinas que busca alcanzar su plaza tras 10 años trabajando como docente en la pública.

"La oposición me hace sentir un poco frustrado porque mi día a día se basa en estudiar, no puedo pensar en tener un hobby porque me reconcome la presión del estudio", apunta Alex Carrasco, quien lleva estudiando desde hace tres años mientras lo compagina como maestro en las Islas Canarias. "Me fui a Canarias porque allí las listas de interino avanzan más rápido que en Andalucía, aunque sigo estudiando para volver a la península", explica.

Pese a todos los requerimientos de formación y experiencia son muy pocos los que consiguen su plaza en una primera ronda. Javier García y Ania Pérez de Heredia son dos granadinos que, con tan solo 24 años, obtuvieron su plaza en un primer asalto de mucha constancia y gran valor. Se conocieron durante la carrera de magisterio en la Universidad de Granada, Javier venía de Loja, y Ania, era una granadina de adopción que decidió dejar el norte para construir su proyecto de vida en Granada. "Granada es una ciudad acogedora que te hace sentir muy cómodo y acompañado", destaca. Desde entonces, también comparten su vida juntos.

Sus metas eran las mismas y esto les hizo ir de la mano a por ellas. Tanto es así que consiguieron una plaza para cada uno en la convocatoria de 2022. Dedicaban diariamente seis horas al estudio, mientras que los fines de semana intentaban enfocarse en la preparación de la programación didáctica. Ambos coinciden en la importancia de saber que "la oposición es una carrera de fondo". "La clave es echar horas de calidad. Mucha gente piensa que por estudiar más horas es mejor, y no es así", declara Javier.

Además del esfuerzo y de la suerte, la incertidumbre y el miedo de no conseguirlo es otro de los factores que fatiga a los opositores. "Lo peor era el sentimiento de culpa y remordimiento el día que no estudiabas lo suficiente o que por cualquier motivo no podías sentarte a estudiar", señala Ania. En cambio para Javier lo más duro era "intentar despejarme, siempre tenía en mente cosas relacionadas con las oposiciones, incluso en mi tiempo libre".

"Una de las mayores dificultades es replantearte si todo el esfuerzo valdrá la pena. Escuchas la experiencia de la gente; hay a quienes les ha ido bien, otros regular y otros que cuentan experiencias difíciles. Eso hace que tú también te replantees cómo te irá a ti y esa incertidumbre dificulta el proceso", reconoce Ania.

"Lo más injusto es el azar. Hay personas que estudian muchos temas y justo les cae uno que no han estudiado. También pienso que el examen podría ser tipo test para garantizar la objetividad", puntualiza Javier. "Lo más difícil es aguantar. Hay que tener mucha fuerza de voluntad para hacer la 'maratón', pero cuando la terminas merece la pena", añade.

Pese al cansancio, el 'cacao' de emociones en esos momentos y las horas de estudio dedicadas, Ania recuerda con gran emoción el instante en el que le dijeron que había conseguido su plaza. "Es la mayor de las alegrías. Nunca había sentido tanto orgullo y admiración personal por mi misma, sabía que era muy poco probable y siendo realista nunca entraba en mis planes conseguirla a la primera", reconoce orgullosa.

"Después de dos años, aún sigo celebrándolo conmigo misma cuando pienso para mí, 'conseguiste la plaza, después de todo los que te supuso opositar', se me pone la piel de gallina y una sonrisa plena", añade.

El amor por la enseñanza como punto de partida

Javier reconoce que la motivación que le llevó a decantarse por la docencia fue la figura de sus padres, ambos profesores, quienes le transmitieron "el amor por la enseñanza". "Trabajar con niños puede ser muy duro pero merece la pena. Es el trabajo más bonito del mundo", añade. "Cada mañana voy al trabajo de mis sueños", afirma Ania esbozando una sonrisa en la cara. "Lo mejor es recibir cada día a los alumnos con sus ganas de aprender, sus inquietudes e ilusiones, y ayudarles en su camino", recalca.

"Es muy gratificante sentir lo importante que somos en sus vidas y recibir todo el cariño que dan", asevera la maestra.

Ania y Javier son maestros en el CEIP Victoria en Loja, donde van a completar su segundo año como docentes con carrera. "Nos encantaría tener nuestro destino definitivo en Granada", señala la joven. Ella es la profesora de inglés del colegio, y también ha ejercido este curso como tutora en sexto de primaria. "Cuando me enteré de que me tocaba ser tutora de sexto me dio pánico, pero he tenido unos niños maravillosos, me lo han puesto muy fácil", subraya.

Ania Pérez, maestra de inglés en el CEIP Victoria de Loja | Foto: Remitida

Para Javier es un sueño enseñar en el colegio que creció: "algunos de mis antiguos maestros son ahora compañeros". Reconoce que "es extraño estar en el patio donde corrías de pequeño, en las clases donde estabas sentado, pero ahora desde la mesa del maestro". Hoy, es el profesor de educación física, "es la materia favorita de los niños, me encanta jugar con ellos y que se diviertan aprendiendo". "También soy tutor en cuarto de primaria, lo que me llevo cada día de ellos merece todo el esfuerzo de una oposición", asiente sonriendo.

Javier García, cumple su sueño de ser maestro en el CEIP Victoria de Loja, el colegio que le vio crecer | Foto: Remitida

Desde dentro observan la realidad de la educación pública y manifiestan que "ojalá dentro de unos años hayan bajado las ratios por clase y podamos dar a nuestros alumnos una educación de mayor calidad". "La burocracia que hay es criminal, sobre todo en el primer año de prácticas, no disfrutas", reconocen.

Ahora es el turno de los casi 5.000 granadinos que se presentan en esta mañana en busca de una oportunidad que traspasa lo laboral. Una nueva tanda de docentes llegará al corazón de pequeños y jóvenes, quienes acuden diariamente a las aulas dispuestos a cumplir sus sueños, con motivaciones, ganas e ilusiones que comparten con sus profesores en pro de impulsar una verdadera educación de calidad.







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