Jean Michael Jarre, en el Sònar con un espectáculo del siglo XXI

El Niño de Elche, John Grant o James Blake son los sobresalientes de la jornada

jean michael jarre en el sonar 2016
Jean Michael Jarre en su espectáculo del Sónar
David Marín Román
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Segundo día de la 23ª edición del festival Sònar de Barcelona. Primer día con programación de día y de noche, por lo que se hace necesario elegir adecuadamente y preservar fuerzas para poder asistir al mayor número de conciertos posible, dentro de nuestras capacidades.

Para empezar el día, desapacible en cuanto al tiempo propiamente hablando, visitamos el SonarHall para ver en acción a Mikael Seifu. Etíope crecido entre rap y electrónica, que realizó estudios de música en Estados Unidos y volvió a su país para empaparse de la cultura y la música autóctonas de su país. El resultado de tan minuciosa carrera no puede ser otro que el éxito, su álbum “Zalalem” publicado por el prestigioso sello RVNG Intl, así lo certifica. En directo brillan los colchones de sintetizadores, los ritmos galácticos, son mezclas de influencias varias como Flying Lotus o Burial, yo añadiría quizás también a Amon Tobin, a veces me recordaba esa música tan perfecta pero con tanta prisa. Carne de Sònar, lo volveremos a ver al bueno de  Mikael Seifu.

Posteriormente también en el SonarHall, sala roja, comenzaba un show muy esperado por lo diferente de la producción. Se trataba de Kode9 y Lawrence Lek presentando The Nøtel. Es un show audiovisual, creado a medias con el artista alemán Lawrence Lek. El espectáculo está basado en un lujoso hotel automatizado y en permanente evacuación, llamado Nøtel, cuyo logo luce en la portada del álbum. Las habitaciones y los pasillos de este lugar fantasmagórico y fascinante son el escenario en el que se desarrollan las nuevas composiciones del productor londinense, moviéndose con maestría por los terrenos más avanzados del grime, el footwork, el dubstep y la música de películas de serie B. Un resultado hipnótico para el espectador que busca con la mirada los movimientos de cámara realizados por un dron y al final la música es un ente que cobra vida de narrador de la historia. Realmente sorprendente espectáculo.

A continuación nos trasladábamos al SonarComplex para presenciar el nuevo show de “El Niño de Elche” y Los Voluble. “En el nombre de”. Un espectáculo de electrónica directa y ruda, cruel en ocasiones, con el Mediterráneo como protagonista, cantes de ida y vuelta enlazados con la política actual y los sucesos como las muertes de los refugiados en el mar, la frontera con Marruecos, etc... No es un show fácil de digerir, de hecho a mitad del concierto había rieras de gente marchándose que no aguantaron posiblemente la cara más amarga de la poesía, de las imágenes y de la música también. A todo el que aguantó, llegado el tramo final pudo disfrutar de un apoteósico tema que hizo vibrar al público y levantarlo de sus asientos. Gran éxito sin duda.

Para rematar el Sònar de Día del viernes, volviendo al SonarHall, sala roja, para disfrutar de uno de los talentos internacionales más en auge de los últimos años. John Grant, el norteamericano que se afincó en Islandia, aunque no sabemos ciertamente si conserva su residencia en la isla nórdica. Hoy presentaba por primera vez temas de su nuevo álbum “Grey Tickles, Black Pressure”. Un paso más del genial autor por acercarse a la electrónica y dejar de lado el pop más melódico. John se está forjando un sonido propio dentro del electro glam. Hoy aparecía especialmente juguetón, con su ya más que buen castellano, se dirigía al público y se lo ganaba por completo con sus ocurrencias del tipo.. -”Hoy hemos venido aquí a mover el culo, pero me vais a perdonar que toque una canción de amor primero...” Con su voz en plena madurez y el acompañamiento absolutamente impresionante de una banda espectacular, John Grant es puro talento y clase.

Tras realizar el transfer a Sònar de Noche, en la Fira de L´Hospitalet, comenzaba la primera jornada nocturna oficial. De entrada, el plato fuerte, Jean Michael Jarre, el mítico músico francés, cautivador de masas, recordemos que tocó en Houston para aproximadamente 2 millones de personas en un concierto y en Paris algo similar, aunque de eso hace ya muchos años. Como decía, Jarre ha sabido actualizarse, le han diseñado un show impresionante, moderno, con clase, unas telas de leds cubrían por detrás el escenario y por delante de los músicos, ya que Jarre se acompañaba de un percusionista, lo cual hacía de todo el escenario una pantalla que podía cambiar de color o emitir imágenes, desde luego esto ha impresionado. Por otro lado la música de Jarre no ha sonado a documental de los ochenta. Al contrario, se ha acercado más a Chemical Brothers o The Art of Noise. Ciertamente ese retoque probablemente sobre todo en las percusiones y ritmos haya transformado y vuelto a rejuvenecer a todos esos míticos temas de los setenta y ochenta que Jarre ha interpretado o mejor dicho reinterpretado. Soy de la opinión, que Jarre forma de una forma u otra parte de la historia de la música y como tal es como hay que ver su espectáculo, puro delirio.

Otro gran nombre comenzaba solapándose por poco a Jean Michael Jarre, debido a un retraso de 25 minutos, solo nos perdimos los dos primeros temas. Hablamos de Anonhi, el alias del nuevo proyecto de Anthony, cantante de Anthony and The Johnsons. La diva, con su voz de otro planeta, vestida con una túnica oscura con capucha y una especie de Burka que impedía verle el rostro. Una gran pantalla donde las imágenes de diversas mujeres cantando al unísono de Anthony, mujeres de cierta edad, maduras, de color, que cantaban o miraban directamente al público. Voz desgarrada, con sentimiento, aunque algo fría la puesta en escena, no sabemos si buscada.

De vuelta al SonarClub, el megaescenario, James Blake arrancaba su actuación para presentarnos su nuevo trabajo “The Colour Is Anything”. Misma configuración de músicos e instrumentos, Blake sigue fiel a las teclas de sus Clavia Nord y del Prophet Dave Smith. Teclados que son los que personalizan su sonido al cien por cien. Con su alma de blues, su voz negra pero su forma de entender la música como nadie lo hace, James interpretó de forma preciosa y precisa como siempre todo su set, incluyendo temas nuevos obviamente. Cada vez más se acerca a la música de baile, con ritmos más contundentes, aunque James es único y nos ofrece momentos de sosiego para después enrocar los temas a su manera. Excelente como siempre, ya no sorprende.

Antes de ver el último concierto visitamos, porque era de rigor el nuevo escenario SonarCar. Ahora es redondo, cerrado con telas rojas al estilo SonarHall del Sònar de Día, bastante grande, con barras dentro y zona VIP. Pues bien queríamos echar un vistazo al set que estaba pinchando Four Tet, por nada más y nada menos que siete horas, de 00:00h a 07:00h. Sencillamente “fiestón” es lo que allí se estaba viviendo. Gran ambiente, muy recomendable, puesto que hay discotecas que te piden la mitad del valor de una entrada del Sònar y no tienen esa música, ni ese residente tan magnífico. Recordamos que hoy estará Laurent Garnier pinchando toda la noche.

Y por último nuestro querido Richie Hawtin, que de seguir así, tarde o temprano lo alojaré en mi casa, ya he perdido la cuenta de las veces que ha venido a Barcelona en cuatro años. Hoy estrenaba mundialmente su nuevo show. Pegado a su portátil, a su mesa de mezclas, su controlador Ableton Push y dos controladores más, pienso que de Native Instruments, si no es así que me rectifiquen, el canadiense certificó hoy en Sònar de Noche su idilio con el “minimal”, apenas cambios en los ritmos, cero melodías, bajos imponentes de los que te golpean el pecho, en definitiva, Richie, un portento de la producción en todos sus ámbitos y del movimiento de masas en directo. Volvió a sentenciar una vez más en el Sònar y se gana su plaza para el año que viene otra vez. Y es que si Hawtin no viene al Sònar, yo tampoco.