Joan Carles March: "Que la Escuela Andaluza de Salud Pública se controle y se dirija desde Sevilla es un paso atrás"

El prestigioso médico e investigador, que lamenta estar arrinconado en la institución, no confía en que Granada sea elegida la sede de la Agencia Estatal de Salud Pública

Entrevista a Joan Carles March en Granada
Joan Carles March es una de las voces autorizadas dentro de la divulgación sanitaria en Granada | Foto: Antonio L. Juárez
Juan Prieto
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Hombre polifacético donde los haya, su inquietud le ha llevado a ir mucho más allá que su simple profesión. Joan Carles March (Mallorca, 1960) es, sobre todo, médico e investigador, pero también un buen divulgador y comunicador, hecho que demuestra tanto en la columna escrita como en el espacio ‘Salud a todo Twitch’ que realiza cada semana en GranadaDigital. Fue una de las voces autorizadas en España durante la pandemia, en su faceta de experto en salud pública, y es un gran defensor de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), una de las joyas que tenemos en Granada, y de la que fue director durante casi tres años, hasta que fue destituido en 2017 por una consejería de Salud aún gobernada por el Partido Socialista. Por ello, es una voz autorizada para hablar de lo que supondrá la integración de la EASP en el Instituto de Salud de Andalucía (ISA) y las posibilidades que tiene Granada de albergar la Agencia Estatal de Salud Pública que, por cierto, considera escasas.

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Pregunta: Cuando a un médico le preguntan cómo se encuentra, ¿suelen dar un parte?

Respuesta: (Ríe) Estoy muy bien. La realidad de esa polifacética visión mía me genera estar en muchos sitios y eso me da vida. El hecho de hacer cada semana el programa de 'Salud a todo Twitch' es un lujo y, además, hago muchas otras cosas. Por ejemplo, esta semana he moderado una mesa en el Hospital Virgen de las Nieves, después di un taller en Málaga y una conferencia en Palma de Mallorca. La realidad es diversa y hay que estar en los sitios en los que se cuecen las cosas y a mí me gusta estar ahí.

P: Fíjate que la última vez que te entrevisté fue con motivo del fin de la pandemia, si es que se puede decir que la pandemia ha tenido un final oficial.

R: La pandemia, como una epidemia que ha estado en todos los países del mundo de una forma importante, ha pasado. Pero es verdad que aún hay muchos casos y la realidad es que hay mucha gente que tiene problemas ligados a esa pandemia. El Covid persistente es durísimo. Hablo con muchos pacientes y la realidad que te cuentan es complicadísima. Son cosas que deja una pandemia en muchos ciudadanos. Y, también, la otra gran pandemia ligada a esta que es la de la salud mental. Sin duda alguna, hay un incremento de casos de problemas de salud mental muy importante, el número de personas que se suicida es cada vez mayor. También que haya gente con malestares diversos es muy frecuente y, por tanto, la pandemia ha dejado mucho rastro alrededor.

P: ¿Hemos aprendido a convivir con el virus? 

R: Es necesario aprender a convivir con los virus. Este es un virus que nadie esperaba que viniera y que hiciera todo lo que hizo. Esto que pasó, pasará más veces. En la historia, que desde los animales se pasen diferentes bichos que acechan y ataquen a las personas, es una realidad que vamos a seguir viviendo y mucho. Eso ha pasado y va a pasar más. Y, probablemente, eso va a generar que la próxima pandemia tardará menos que esos 100 años que hubo entre la anterior y la de 2020.

P: ¿Tenemos que estar preocupados los que estamos vacunados por los efectos secundarios de las vacunas? Ahora AstraZeneca ha dejado de comercializar su vacuna por su relación con los trombos que han sufrido algunos de los que se la pusieron.

R: AstraZeneca ha dejado de comercializar la vacuna porque tiene exceso de dosis y no por los efectos secundarios que genera. Estos son los habituales en cualquier medicamento que utilizamos. El problema de las vacunas es que era una situación complicada: o nos vacunábamos o teníamos un problema mayor. De AstraZeneca se ha dicho que uno de los efectos secundarios son los trombos y es verdad que genera trombos y que hay gente que ha muerto debido a ello. Pero la Covid-19 generaba muchos más trombos. Y la vacuna de Moderna y Pfizer, también. La clave es que todo medicamento genera efectos secundarios. Hay que tener claro que hay más beneficios que riesgos, pero también que hay riesgos. Personas que han tenido problemas en Reino Unido han demandado a AstraZeneca y es bueno que, ante esta situación, AstraZeneca dé una solución a esta gente.

P: Hace ya siete años que dejaste de ser director de la Escuela Andaluza de Salud Pública. 

R: Fue un momento que me veía venir. Las relaciones con mi viceconsejera no eran las mejores e intuía que eso acabaría. Creo que fue un error de la viceconsejería y de la consejera, pero ni se lo dije. Estábamos muy bien en ese momento, con un ritmo de crecimiento muy bueno y un aumento de actividades que nos hacía estar presentes en la vida social de Granada y Andalucía, así como en muchas comunidades autónomas y en el Ministerio, en la vida de la sanidad pública española. También en Latinoamérica, que teníamos mucha presencia. Y se terminó y fue un punto y aparte. Nunca hubiera pensado ser director de la Escuela ni que me lo pasaría tan bien en el cargo, a pesar de los momentos duros que tiene estar en la dirección de una institución complicada como esta. Pero lo disfruté muchísimo. Es evidente que con el cambio de gobierno me hubieran quitado, pero me faltó ese año antes de que entrara en la Junta el Partido Popular.

Arrinconado en la EASP

P: Una compañera tuya me dijo hace muy poco que Joan Carles March es una de las personas más inteligentes que ha conocido nunca, pero que lo tienen arrinconado sin ninguna labor relevante en la EASP. ¿En esa estamos aún? 

R: Tristemente es así. Mi vida profesional es muy rica. Pero en la EASP antes hacía doscientas y ahora hago dos. Y eso es una pena. En una institución pública como esta lo importante es sumar, que todo el mundo aporte. Hay cosas que doy en muchas partes de España que no doy en Granada y no lo entiendo. Son cosas absurdas. La sensación de verme arrinconado empezó cuando salí de la dirección.

P: ¿No es una cuestión ideológica o de partido?

R:  Probablemente en estos momentos hay más aspectos ideológicos, pero tengo la sensación de que mi posición en la EASP cambió desde el momento en que dejé de ser director. Seguí trabajando en algunos proyectos con los que ahora sigo como, por ejemplo, un proyecto precioso como la Escuela de Pacientes, pero, claro, la Escuela de Pacientes que dejé a la actual no tiene nada que ver. Antes hacíamos muchas cosas, congresos, actividades virtuales, investigaciones, entrevistas a profesionales y a pacientes, aulas abiertas... Y ahora solo hago algunos talleres. Es una demostración de lo arrinconado que uno pueda sentirse. Doy clases, hago proyectos de investigación y ahora me han planteado algunos proyectos de consultoría muy pequeños... Pero qué pena que una institución, por haber sido el anterior director, o porque protestara públicamente porque no me pareció bien que la dirección actual despidiera a un profesor asociado, que era responsable de internacional y lo enviara a jubilarse, o que a mí me quitaran la dirección del experto universitario en gestión sanitaria, se me haya arrinconado e, incluso, intentaran despedirme, que es más duro.

P: Llevas más de 30 años ahí.

R: Va a llegar a 35 este año. Para mí, es mi casa. Me he podido ir muchas veces porque me han ofrecido muchas cosas en el Ministerio, en comunidades autónomas, en algunos sitios de investigación o algunas empresas privadas y siempre he decidido quedarme. Podría seguir haciendo mucho más de lo que hago. Es una pena.

P: Lejos de otras cuestiones, incluidas las ideológicas, lo que es evidente es que la EASP cuenta con uno de los mayores expertos en salud pública en España y no se aprovecha todo su potencial.

R: Cuando se trabajas en un ámbito profesional, eres un profesional. Es decir, cuando doy clase o hago un proyecto, lo hago como profesional de la salud pública. Mi ideología está en mi cabeza, pero cuando trabajo, trabajo. Pensar que en tu trabajo profesional le pones ideología como principio, es no entender de qué estamos hablando. Lo que ha pasado durante estos años en la EASP es no entender qué es la salud pública. Esa salud de la población, que se vio tan importante en la pandemia, no debería tener color político, debería tener acciones por parte de todos para poder conseguir una mejor salud pública y, por tanto, una mejor sanidad pública.

P: Tras tantos años en Granada, ya no sé si te sientes más granadino que mallorquín.

R: Me siento muy a gusto en Granada y me siento muy granadino. Mi vivencia es Granada. Tengo muchos amigos en Mallorca, mis hermanos y mi familia, pero también tengo mi familia en Granada. Soy granadino de origen mallorquín o de origen pollensín, porque mi pueblo es muy chovinista. Pollensa es un pueblo muy bonito y la gente se siente muy de allí. Pero hay que salir del espacio habitual, es bueno y necesario. Eso me ha permitido hacer proyectos en la mayoría de países de Latinoamérica. Fui director de la Oficina Europea de la Unión Internacional de Promoción y Educación para la Salud, he trabajado en proyectos en las 17 comunidades autónomas, he dado conferencias en la mayoría de universidades y centros de España, estoy en el consejo académico de la Escuela de Verano de Salud Pública... Profesionalmente, estar en la EASP me ha permitido abrirme al mundo. Y eso, para mí, es impresionante.

P: ¿Te duele Granada?

R: Me duele, naturalmente.

La integración en el Instituto de Salud de Andalucía

P: El gobierno andaluz ya ha confirmado que la EASP se va a integrar en el ISA. La propuesta del Partido Popular es que los órganos de gobierno, dirección y gestión, así como su centro de conocimiento, se trasladen a Sevilla y que en Granada se mantengan las competencias de formación, consultoría y colaboración con organismos e instituciones internacionales. Unos dicen que esta medida es un paso atrás y muy perjudicial y otros que así la EASP va a salir reforzada. Desde la objetividad, ¿quién lleva razón?

R: La EASP lleva unos años que ha perdido el papel que tenía. La Escuela que me fichó, que conocí y en la que he trabajado durante todos estos años era una Escuela viva, que ayudaba a las comunidades autónomas a hacer proyectos importantes, a avanzar en qué proyectos eran necesarios en Andalucía y en otros países, sobre todo, de Latinoamérica; en qué ayudamos para transformar las políticas sanitarias de esos países. Y eso no es la Escuela de hoy. No es la que va a pasar al ISA. Y eso es un trabajo que se ha hecho progresivamente en estos cinco años de gobierno andaluz. Un ejemplo es que yo no tenga el papel que podría tener, pero no soy el único. Hay más de una persona que siente que el control que tiene Sevilla sobre los productos que hacemos es muchísimo mayor que el que ha habido en toda la historia de la EASP. Unas compañeras me decían que todo lo que estamos haciendo lo marca una persona en Sevilla y, además, estamos obligados a hacerlo porque si no, nos tenemos que ir.

P: O sea, consideras que la EASP ha perdido independencia.

R: Se ha perdido independencia y se ha perdido viveza. Hay gente que hace proyectos muy interesantes y buenos. Mi proyecto no es lo que era, pero sigue siendo un proyecto de interés. Pero la EASP ha perdido calidad, profesionalidad, independencia y poder. Patxi Catalá, que fue su primer director y el que la inventó, y una persona con una visión estratégica fantástica, decía siempre que el hecho de que estuviera en Granada le daba un poder diferente. Normalmente, todo el poder está en Sevilla y tener un contrapoder ayudaba a marcar y a estar vigilado y controlado todo el día. Por ejemplo, si te están mirando el curso, a ver a quién invitas y a quién no, o que el programa de directivos dan clase tres de la EASP y sesenta de fuera, está claro que el papel de nuestros profesionales es cada vez menor. Cuando empezó la legislatura de 2018, el Partido Popular tenía una idea clara: quitar la EASP. De hecho, se plantearon cargársela con un proyecto de ley. Hubo una respuesta nacional e internacional de profesionales y de sociedades científicas que la paró. Hace poco, una persona me dijo que el que ahora es consejero de Justicia de la Junta, y que en ese momento era portavoz del Partido Popular en el Parlamento Andaluz, le dijo: "Es que son un nido de rojos. Y eso hay que eliminarlo". Eso es no entender la salud pública, no entender lo que somos. No somos un nido de rojos. Hay rojos, verdes, azules, naranja... de todos los colores. Y esa es la riqueza que tiene una institución. Pero a nadie le preguntan de qué partido es. Cuando a mí me hicieron director, nadie me preguntó ni me dijo que tenía que hacerme del PSOE. Soy una persona independiente que trabaja desde una perspectiva profesional. Lo que se va a aprobar en unos meses en el Parlamento no tiene nada que ver con la Escuela en la que entré y dirigí. Es otra historia que habrá perdido una parte importante de lo que éramos. Que la dirección y la coordinación estén en Sevilla, que los cursos que ahora hacemos se gestionen desde Sevilla, es la misma pérdida. Es bueno que haya cambios, sin duda alguna, y tiene que haberlos. En estos cinco años ha habido cosas interesantes. Pero lo que no es bueno ni adecuado para esta institución es haber perdido la independencia. Y se va a perder tanto que la dirección del ISA va a estar en Sevilla y va a marcar el futuro de la EASP.

P: Deduzco de tus palabras que consideras que la integración de la EASP en el ISA es un paso atrás.

R: Es un paso atrás porque nosotros somos una empresa pública y eso tiene muchas ventajas. Somos una institución de la Junta de Andalucía. Pero el hecho de pasar a ser administración pura y dura nos hará perder rapidez, agilidad, eficacia. No tendrá nada que ver con lo que ha sido la EASP durante 40 años. Esta es la institución de la Junta de Andalucía con mejor imagen internacional y eso es muy importante.

P: ¿Se perderá la condición de centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud?

R: Lo ha dicho la OMS. Si se integra la EASP en el ISA dejará de ser centro colaborador de la OMS. Y eso, desde mi punto de vista, es no entender la importancia de ser centro colaborador, que es estar en el punto de decisión de la OMS en el ámbito, en este caso, de Atención Primaria. Es estar en el contexto de los países del mundo a la hora de decidir hacia dónde hay que llevar la Atención Primaria. Es tener una presencia de lo que se hace en Andalucía para poder contarlo en otros sitios. Y eso se va a perder. Pero forma parte de esa pérdida que antes te decía. Que la EASP se controle y se dirija desde Sevilla es un paso atrás.

P: ¿Te parece necesaria la creación del ISA? 

R: Es una buena idea. Está bien hacer un instituto que favorezca y genere un espacio único de investigación. Pero lo hubiera hecho diferente. El ISA tiene que integrar a la Fundación Progreso y Salud, pero también deberían haber integrado las fundaciones que hay, por ejemplo, en Granada, como FIBAO y los institutos de investigación, como ibs.GRANADA. Habría que haber hecho un instituto cien por cien de investigación. El hecho de tener una pequeña pata que se llama salud pública no creo que le dé el valor que debería tener. Hubiera sido bueno que, al crear el ISA, la EASP fuera un centro adscrito que hiciera formación, investigación y consultoría en salud pública, en servicios de salud o en Atención Primaria. Hubiera sido mejor para el ISA y para la EASP.

Agencia Estatal de Salud Pública

P: ¿Corre peligro la decisión de que se ubique en Granada la Agencia Estatal de Salud Pública con la integración de la EASP en el ISA?

R: La decisión del gobierno andaluz de extinguir la EASP, que es lo que dice la ley, es quitar cualquier posibilidad de que la Agencia Estatal de Salud Pública venga a Granada. Lo pone en una situación muy difícil, casi imposible. Es una pena porque actuales dirigentes del Ministerio de Sanidad, aunque no es el único que va a participar en la decisión, pero es uno de ellos, como el secretario de Estado, o la antigua secretaria de Estado fueron alumnos del máster de Salud Pública de la EASP. Eso da idea de su papel en el sistema. La Agencia va a tener una parte importante en Madrid, porque el Centro Nacional de Epidemiología y el Instituto de Salud Carlos III, así como mucha gente del Ministerio y del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitaria del CAES, donde está Fernando Simón, están en Madrid. Pensar que toda la sede va a salir de Madrid me parece muy difícil, pero es evidente que Granada podría tener un papel mucho más claro. Con una EASP fuerte, con empuje y con papel importante en la salud pública española. Es la única escuela de salud pública que hay en España, aparte de la Escuela Nacional de Sanidad en Madrid, y hubiera tenido mucho más papel que el que va a tener. Y es una pena. No quiero aventurar, porque no tengo una bola de cristal, pero creo que es muy difícil que venga a Granada.

P: Eres pesimista en ese tema.

R: Soy pesimista, pero no por la creación del ISA y que la EASP pase ahí, que también. Soy pesimista por la evolución de la EASP en estos años. Si tú vas a menos en lugar de ir a más, al final sientes que algo pasa en esta historia de que no se da el valor que tiene la salud pública.

P: Madrid, Baleares, Cataluña y Andalucía ya lideran el ranking de la privatización sanitaria en España. ¿Por qué este aumento y qué puede significar? 

R: Privatización quiere decir que más gente tiene seguros privados. ¿Y por qué la gente tiene cada vez más seguros privados? Porque la sanidad pública tiene déficits importantes. Tenemos una lista de espera que es de las más altas de España y una situación sanitaria muy mejorable. Eso da pie a que la gente busque salidas para solucionar sus problemas médicos y se hacen un seguro privado.

P: ¿Eso no es una situación discriminatoria con respecto a los que tienen menos ingresos? Porque no todo el mundo se puede permitir pagar un seguro privado.

R: Hay gente que se endeuda y eso es lo triste. La sanidad pública tiene que ser un elemento fundamental para disminuir las desigualdades en salud. Cualquiera puede ser atendido, tenga mucho o nada. Y eso es lo bueno del sistema sanitario público andaluz, que siempre lo ha hecho, pero en los últimos años hay un incremento de seguros privados y es porque la sanidad pública no funciona bien. Es algo que debería tener claro el gobierno andaluz. Hay que mejorar la sanidad pública, hay que invertir y dejar de hacer tantos convenios o contratos con la sanidad privada. Ese dinero que va para la privada debe servir para invertir en lo público, contratar más profesionales, en las zonas rurales y en las zonas de difícil cobertura. Hay que darle más fuerza al sistema sanitario público. El hecho de permitir que los profesionales de la pública pudieran trabajar en la privada ha generado una huida de profesionales hacia la privada que lo está notando la pública.

P: Hay gente que advierte de una privatización de la Atención Primeria en Andalucía. ¿Eso puede ocurrir?

R: Espero que no y aseguraría que no. Sería un desastre. La Atención Primaria es la clave del sistema. Un sistema bueno implica una Atención Primaria buena. Y privatizarla sería un desastre para la sanidad pública. Marcaría a toda la sanidad. Si el elemento central de la atención sanitaria se privatiza, no funcionaría nada.

Listas de espera

P: El propio SAS ha reconocido que las listas de espera siguen aumentando, tanto en quirúrgicas como en consultas externas. Hay un aumento de la privatización, los profesionales se manifiestan... ¿De verdad está tan mal la salud pública? Y si es así, ¿es por falta de presupuesto, de medios, de profesionales...? ¿O se está utilizando la sanidad de forma partidista para atacar al gobierno andaluz?

R: La realidad es que el gobierno andaluz tiene un presupuesto muy bueno en sanidad. Ha aumentado de forma importante respecto al año 2018. Ha habido un incremento importante de inversión en sanidad. El problema es que no se está haciendo bien. Medidas como que haya profesionales que puedan trabajar en la pública y en la privada han sido un problema muy importante para la sanidad pública. Y nos va a costar muchísimos años volver atrás. En segundo lugar, hay demasiados contratos con la sanidad privada. Cuánto más cosas sacas de la pública a la privada más indicas qué es lo importante para ti. Y tercero, no se debería haber hecho un borrón y cuenta nueva con todo lo anterior, ese decir, cuando hay un cambio político no deberíamos quitar todo lo que había para poner todo nuevo. Había gente buena, regular y mala, como en todos lados. Pero había gente muy buena que debería haberse quedado y ayudar a mejorar la sanidad pública con el nuevo gobierno. Si haces borrón y cuenta nueva, pasa que mientras conoces, te enteras, aprendes y demás ya se ha terminado la legislatura. Eso nos ha afectado, al igual que la pandemia. Es evidente que tendríamos que plantearnos que hay que invertir más en sanidad pública, en profesionales y también entender mejor a esos profesionales.

P: Cuando había un gobierno socialista en Andalucía, había muchas protestas. Ahora, ¿estamos mejor, igual o peor?

R: En estos momentos estamos peor. En los últimos años del gobierno socialistas hubo muchas protestas y muchos errores, a pesar de que había gente buena. El tema de cómo se gestionó todo el proceso de la fusión hospitalaria fue un error. Hubo cosas buenas, pero hubo errores como no invertir en la Atención Primaria lo que debería haberse invertido.

P: ¿Cómo estamos los granadinos de salud?

R: Estamos bien. Granada es una ciudad en la que se vive bien, pero tiene un problema importante que es la contaminación. Eso afecta mucho a la situación de vida, a la morbilidad y la mortalidad. Hay gente que tiene más enfermedades de las que deberían tener y gente que se muere más por la contaminación y eso habría que cuidarlo. Desde el Ayuntamiento de Granada debería haber una propuesta con el área metropolitana para plantear un cambio de modelo de ciudad. Deben entrar menos coches cada día en la ciudad y contar con más transporte público. También hay que cambiar determinadas calefacciones que aún utilizan fórmulas que no son las adecuadas para esta ciudad. Si cambiáramos eso, Granada tiene un entorno maravilloso para que se pueda vivir bien y con unos niveles de salud razonablemente buenos.

Cáncer y salud mental

P: En la sociedad actual, llaman la atención los datos del aumento de personas que sufren cáncer y, también, problemas de salud mental. ¿Son las principales afecciones en la actualidad?

R: El aumento del cáncer es un problema, pero también es verdad que se muere menos de cáncer gracias a la investigación, los tratamientos y los avances que ha habido y que son muy buenos. También hay que valorar que tenemos problemas importantes como las enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares. Cada día hay más gente más joven que tiene un ictus. Los problemas cardiovasculares son una realidad y eso nos debería hacer pensar que hay que invertir más en promoción de salud, en espacios de vida saludables y en hacer una ciudad más saludable. Granada tiene que convertirse en una ciudad saludable con menos contaminación, pero con más espacios para la salud y con más espacios para que la gente pueda hacer ejercicio físico. La alimentación es cada vez menos saludable, se comen alimentos que no ayudan a tener una mejor salud, sino todo lo contrario. El hecho de que comamos comida ultra procesada como hamburguesas, pizzas o dulces no ayuda. Una ciudad como Granada debería invertir en eso. Tener la EASP debería servir para hacer programas y trabajar desde los centros de salud para hacer una salud más comunitaria. Que Granada fuera vista como una ciudad que vale la pena vivir en ella porque hace salud en cualquier espacio de la vida de la misma. Eso debería formar parte de la vida diaria.

P: Precisamente, Granada es pionera es temas como la Inteligencia Artificial, que influirá de forma importante en su aplicación en temas de salud.

R: Deberíamos tomarnos la Inteligencia Artificial más en serio. Es una realidad y nos va a llevar hacia sitios que no sabemos, pero con ella debería mejorar la rapidez de diagnóstico, que algunas enfermedades raras se diagnosticaran más rápido, que la gente pudiera saber más fácilmente los lugares donde hacer ejercicio físico o donde comer de forma más saludable... La Inteligencia Artificial tiene que mejorar el sistema sanitario y la salud de la ciudadanía, pero sabiendo que también tiene sus riesgos y sus peligros y hay que conocerlos para que no nos coman esos peligros y que no nos generen más problemas que ventajas.

P: Una curiosidad profesional. He leído que ya hay científicos que aseguran que la primera persona que va a vivir 150 años ya ha nacido. ¿Crees como investigador que es así?

R: Hay una inversión muy importante en el tema de longevidad. Estos días he estado en Orense y he hablado con una persona que está creando un instituto de longevidad. Me decía que es la línea de futuro y hay que trabajar para que podamos tener una mejor calidad de vida a lo largo de los años. Es decir, el problema no es vivir 150 años sino cómo van a ser esos 150 años. La clave no es añadir años sino añadir vida a esos años. Lo importante es que esos años tengamos una mejor calidad de vida y nos permita minimizar el número de enfermedades. No sé si ya ha nacido esa persona que viva 150 años, pero es evidente que las posibilidades de aumentar el número de años están a la orden del día y se está trabajando en ello.

P: Hablando de años, el año que viene ya cumples 65. ¿Qué tienes en mente para tu futuro?

R: Mi idea es seguir trabajando, soy inquieto, me gusta estar metido en retos y seguir haciendo cosas. Me gustaría seguir trabajando un tiempo en la EASP o en el ISA, y también me gustaría seguir haciendo 'Salud a todo Twitch' y escribiendo, así como hacer otros proyectos. Tengo planes para hacer cosas en otros ámbitos de la salud pública. La pandemia me ha generado un elemento muy bueno, como la divulgación en salud. Es una línea fundamental de la salud pública. Con la pandemia, hubo muchos medios de comunicación que estuvieron pendientes de mí para que hablara con unos y con otros, no solo en España, sino también en Latinoamérica. Eso me ha hecho pensar que la divulgación científica y de salud es un ámbito que vale la pena trabajar. Soy feliz haciéndolo y ahí veo una vía de futuro a mis 65 años.