Jóvenes y espacio público

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Eduardo Castillo | @educ_jimenez
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Nueve años ha cumplido, hace unos días, el botellódromo de Granada. Nueve años de hacinamiento de los jóvenes en un espacio sin las mínimas condiciones de salubridad y seguridad. Nueve años de molestias para los vecinos de la zona que han soportado con estoicismo las consecuencias de un espacio de las características del botellódromo. Nueve años en los que el Partido Popular ha mirado hacia otro lado. Nueve años sin querer ver un problema y, por lo tanto, nueve años sin ofrecer alternativas, sin ofrecer soluciones. Nueve años y dos grandes colectivos perjudicados: los jóvenes y los vecinos de la zona.

Expulsar a los jóvenes del espacio público -del Ágora- tiene un doble efecto: por un lado, se empobrece a la ciudad porque no contar con los jóvenes es no contar con su creatividad, su ilusión, sus ganas o su talento; y, por otro lado, hay un empobrecimiento de los propios jóvenes que, confinados en un recinto alienante, no tienen la posibilidad de acceder a todo lo que una ciudad como Granada -puntera, por ejemplo, en patrimonio, en número y calidad de bandas de pop y rock o, por qué no, en bares- les puede ofrecer.

El problema no es exclusivamente el abusivo consumo de alcohol por parte de algunos jóvenes, tampoco es la alienación por estar recluidos en un espacio insalubre en el que ni siquiera hay aseos.

El problema principal es que se ha hurtado el espacio público a los jóvenes. No se trata de que existan espacios para los jóvenes -al menos, no exclusivamente- sino de integrar a los jóvenes en el espacio público.

Granada se ha olvidado de los jóvenes. No Granada como ente abstracto sino el gobierno municipal, el Partido Popular, se ha olvidado de todo un colectivo.

Los jóvenes, con menor poder adquisitivo y unos hábitos de vida que difieren de los que tienen los encargados de regular el uso de los espacios públicos, se ven confinados a un espacio, como decíamos, insalubre, inseguro, en definitiva, alienante. El espacio en el que la rancia derecha granadina, el Partido Popular, ha decidido que estén. Los sacamos del espacio público y los confinamos en un gueto.

La población de Granada no puede cuantificarse mirando el padrón municipal. Nuestra ciudad, universitaria y con un primer y segundo cinturón que superan ampliamente la población de la capital, tiene su más importante bastión en los jóvenes. Jóvenes que, en muchas ocasiones, vienen de fuera de nuestra ciudad o de fuera de nuestra provincia y que como ciudad somos incapaces de retener. Caudal de talento desaprovechado para una ciudad que crea empleo cada vez más precario.

Planteaba Tonucci, en su lúcido libro “La ciudad de los niños”, una afirmación aplicable también a la población joven, a toda la población, en general: “Asumir al niño como parámetro de cambio significa también, o acaso prioritariamente, devolver a nuestras calles el papel social, de lugar público, del encuentro, del paseo y del juego que han tenido y que deben recuperar”.

Asumir al niño, al joven, al anciano como parámetros de cambio no es hacer una ciudad más amable para ellos, es hacer una ciudad más amable para todos.

Decíamos que es extensible a los y las jóvenes porque serán los futuros encargados de diseñar las ciudades, de regular y gestionar los impuestos o de proteger el medioambiente. Su integración en el espacio público, que conozcan y se sientan indisolublemente unidos a una “ciudad total”, en la que todos y todas tengamos cabida, no sólo es un imperativo ético sino una necesidad vital. Los que gestionarán en el futuro el espacio público deben hoy ser sensibles hacia éste y conocer qué necesidades existen y qué posibles soluciones deben aplicarse. Tan solo nos jugamos el futuro.







Comentarios

Un comentario en “Jóvenes y espacio público

  1. TIENES TODA LA RAZÓN
    UN ESPACIO PARA BOTELLÓN, SEA SALUBRE O IINSALUBRE ES POTENCIAR EL ALCOHOLISMO EN LOS JÓVENES, QUE, POR SUPUESTO, SON LIBRES DE BEBER O NO

    CIERTAMENTE GRANADA ES PUNTERA, SÍ, ES PUNTERA EN PATRIMONIO "DESTROZADO Y NO PROTEGIDO" Y EN BOTELLONES DE JÓVENES BORRACHOS.
    PODEMOS SEGUIR EN LA BRECHA