Juzgan en Granada a un hombre acusado de abusos sexuales a su hijastra menor

Él ha negado este supuesto abuso y según ha declarado, siempre intentó que hubiera "una relación buena"

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Audiencia provincial | Archivo GD
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La Sección Segunda de la Audiencia de Granada ha acogido este lunes el juicio contra un hombre de 53 años acusado de un delito de abuso sexual a una menor, hija de su pareja, supuestamente aprovechando los momentos en los que la madre se encontraba fuera del domicilio familiar.

El acusado, que ha negado los hechos que se le atribuyen, se enfrenta a una petición fiscal de diez años de cárcel por unos supuestos tocamientos sexuales a la joven que presuntamente se iniciaron cuando tenía 13 años y se prolongaron hasta que tuvo los 16, cuando decidió contar lo ocurrido a su entorno familiar.

Así lo ha relatado durante el juicio la supuesta víctima, que ya ha alcanzado la mayoría de edad y ha declarado como testigo. Ha explicado que los supuestos tocamientos llegaron a producirse "casi todos los días", siempre que no estaba su madre, al principio por encima de la ropa y más adelante por debajo.

Ha relatado a preguntas del fiscal que el acusado se paseaba desnudo por la vivienda y que tras los tocamientos se iba a su dormitorio para masturbarse. Señala que no se atrevió durante esos años a contar lo que ocurría porque él le dijo que no lo hiciera en tanto que "no la iban a creer" y le "iban a decir que estaba loca".

No obstante, cuando se quedó embarazada del que por entonces era su novio decidió contarlo: "Pensé en mí y en mi hijo. Estaba embarazada y no quería que --el acusado-- estuviera mas allí".

Él ha negado este supuesto abuso a su hijastra, con la que, según ha declarado, siempre intentó que hubiera "una relación buena", pero ella no le "aceptó bien, prácticamente desde el principio" de la convivencia. Ha explicado que se quedaba al cuidado de la niña cuando la madre salía a trabajar, si bien ha negado que se sobrepasara en algún momento.

La progenitora de la presunta víctima, que ha declarado como testigo, ha dicho que no se percató de los supuestos abusos. "Tenía plena confianza en que la cuidaba bien (...) Si llego a enterarme en ese momento, esta persona no estaría hoy aquí", ha llegado a afirmar en relación a su expareja, relatando que la joven tenía un carácter difícil y fue varias veces al pediatra por infecciones vaginales pero no lo vinculó con un posible abuso.

"Ahora te pones a pensar y vienen a la mente escenas. Siempre estaba con la niña en brazos, le tocaba el culo", la pierna, y algunos de sus familiares y allegados le llegaron a advertir de un "exceso de confianza".

La Fiscalía recuerda que en esta clase de delitos no hay testigos directos, pues es frecuente que el acusado busque la soledad para cometerlos, y considera que el relato de la víctima sobre esta "agresión silenciosa" durante esos años es "sólido, coherente y lógico", tal y como acreditan los informes de los psicólogos que la han evaluado, por lo que pide una sentencia condenatoria.