Las Kellys, en pie de guerra por la reforma laboral: "Nos sentimos usadas por el Gobierno y Yolanda Díaz"

La Asociación de Kellys Unión Granada, al igual que todas a nivel nacional, critican que no se cumplieran con lo que se les prometió por parte de la ministra de Trabajo

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Jero Camero
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Uno de los principales focos de atención que tuvieron los grupos de izquierda antes de llegar al Gobierno fue la derogación de la reforma laboral realizada por el Partido Popular. No consiguieron tumbarla, pero tras varios años y la llegada de Yolanda Díaz al ministerio Trabajo el viernes de la semana pasada se consiguió aprobar, no sin una dosis de dramatismo digno del mejor Berlanga. Dos diputados 'díscolos' votando en contra de su partido y un representante del Partido Popular emitiendo por error su voto a favor.

Tras aprobación, con su suspense, las reacciones no tardaron en hacerse notar. Los contrarios a la reforma la calificaron como un atraso en las leyes laborales. Los que sí votaron por su aprobación, lo celebraron por todo lo alto. ¿Y los trabajadores? Pocos se han preocupado por analizar cómo afectan a las diferentes profesiones. Y mucho menos si los pactos o promesas que se hicieron a los diferentes colectivos de trabajadores se han respetado.

Utilizadas. Así se sienten las kellys de toda España tras aprobación de la reforma laboral, que prácticamente no tiene ningún efecto en su desempeño laboral. A las camareras de piso se les prometió un cambio en el artículo 42.1 del estatutos de los trabajadores que no se les ha concedido finalmente. Esto cambiaría la situación de las personas subcontratadas, precisamente el tipo de contrato bajo el que están las kellys.

Esto supone un agravio comparativo con otros miembros del sector que sí pertenecen al convenio de hostelería o turismo. "Nosotras estamos subcontratadas como limpiadoras, cuando somos la columna vertebral de un hotel. Las personas pueden irse a desayunar o comer fuera de los hoteles, pero al final lo que contratan es su sitio donde dormir y las que nos encargamos de que eso esté presentable somos nosotras", comenta Toñi Milla, vicepresidenta de la Asociación de Kellys Unión Granada.

Su colectivo ha sufrido un nuevo revés al no eliminar de la reforma laboral el punto referente a la subcontratación: "En Granada, antes de la pandemia, éramos unas 8.000. Llegaron los cierres, los despidos o los ERTE. Poco a poco se van reabriendo los hoteles, pero lo hacen con la misma situación que había con anterioridad. Tan solo un par de hoteles en Granada tienen a sus camareras de piso con contrato directo, el resto pertenecemos a subcontratas".

Consideran que la reforma laboral ha sido insuficiente con el trabajo que ellas, y otros colectivos en situaciones similares realizan. "La reforma laboral ha cambiado los contratos por Obra y Servicio y los ha pasado a llamar Fijos Discontinuos. Nosotras tenemos compañeras que trabajan seis o doce horas a la semana. Con este cambio la única realidad es que seguimos ligadas al mismo convenio, por lo que no disfrutamos de los beneficios", argumentan desde la asociación.

A efectos prácticos estar dada de alta como limpiadora y no como camarera de piso supone un cambio en el los beneficios del convenio muy importante. Actualmente, los turnos de descanso que reciben las kellys rara vez son consecutivos y los días de descanso por año trabajado y los festivos no coinciden con la verdadera labor que desarrollan en su día a día. De los 52 días que deberían tener libres al año solo cuentan con 30 al estar dadas de alta como limpiadoras.

Pero los días de fiesta no es siquiera lo más importante que está estipulado dentro del convenio si fueran reconocidas como camareras de piso. Diversos tipos de enfermedades y lesiones ligadas a los ejercicios que realizan no forman parte de las lesiones habituales de las limpiadoras. Según afirman desde la asociación, diversas dolencias como el síndrome de túnel carpiano o el codo de tenista, entre otras, quedan fuera del reconocimiento médico por el simple hecho de no estar encuadradas en el convenio que merecen.

"A nivel nacional nos reunimos con Yolanda Díaz, que nos prometió que cambiaría el artículo 42.1 del estatuto de los trabajadores. En Andalucía también hemos tenido reuniones con Unidas Podemos. Al final nada de lo que se nos prometió se ha cumplido. Nos sentimos utilizadas, porque se ha usado mucho el nombre 'kelly' y al final no ha servido para nada", se lamenta Milla.

El principal cambio que pedían las asociaciones de Kellys de todo el país era darle la vuelta a ese artículo 42.1 que hubiera finalizado con al externalización de muchos servicios, sobre todo referentes a la hostelería y el turismo. "Nos dejan como estábamos, Granada sigue entera externalizadas y nos sentimos engañadas otra vez", comenta Toñi Milla sobre las camareras de piso de Granada, pero se trata de una sensación que se extiende por toda España.

Este colectivo ya se vio ampliamente vapuleado cuando la reforma laboral de 2012 entró en juego con la regulación promovida por el partido popular. No se las escuchó siquiera en aquel momento. Esta vez, cuando sí ha existido una posibilidad real de cambiar la legalidad de su situación, se les ha prestado la atención justa para sacar rédito de la situación sin luego cumplir lo prometido en las reuniones ni dar explicaciones al respecto.