La alergia al polen será más intensa esta primavera, con niveles más altos en el centro y suroeste peninsular
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica calcula que en 2030 uno de cada cuatro españoles serán alérgicos al polen como consecuencia de la contaminación y el cambio climático
La Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) prevé que la primavera será algo más intensa para los alérgicos al polen que la del año anterior, con unos niveles que será más altos en el centro y suroeste peninsular, en virtud del frío y las precipitaciones registradas en invierno.
"Nunca llueve a gusto de todos, los agricultores estarán muy contentos porque van a tener buena cosecha de cereales, pero los alérgicos a gramíneas no tanto porque va a haber niveles de polen muy importantes", ha destacado el presidente del Comité de Aerobiología de esta sociedad científica, Ángel Moral.
En concreto, la primavera que comienza hoy va a ser moderada en la zona centro peninsular, Aragón, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Madrid, con niveles máximos en Toledo, con 4.874 granos por metro cúbico de aire; y moderada alta en el suroeste peninsular, especialmente en Extremadura o Sevilla, donde se esperan niveles superiores a 5.000 granos. En cambio, va a ser muy leve en Canarias, con valores máximos de hasta 500 granos por metro cúbico de aire; y leve en el litoral mediterráneo y en la cornisa cantábrica.
Esto se debe a que el invierno ha sido muy frío, según Moral, con unas temperaturas medias en febrero por debajo de años anteriores, lo que es muy importante para el enraizamiento de los cereales que se siembran esos meses, como el trigo, la cebada, la avena o el centeno; o para las gramíneas salvajes que crecen solas al borde de los caminos. "Y eso hace que las raíces sean más profundas y favorece un crecimiento más vigoroso", ha señalado.
Además, el frío ha retrasado el crecimiento de todas las plantas, y esto también ha sucedido con los cipreses y las arizónicas, que han retrasado su polinización, por lo que los alérgicos a estas plantas también van a tener síntomas cuando se retiren las lluvias. Ante esta situación, Moral, aconseja a los pacientes alérgicos usar mascarillas para que el polen no entre en las vías respiratorias, lavarse la cara o cambiarse de ropa al llegar a casa y usar purificadores de aire en los interiores.
EN 2030 UN 25% DE LA POBLACIÓN SERÁ ALÉRGICA AL POLEN
De igual modo, esta sociedad científica ha destacado el aumento de alérgicos al polen en los últimos años, que en el caso de las gramíneas ha pasado del 35 al 74 por ciento, y calcula que en 2030 uno de cada cuatro españoles serán alérgicos al polen, como consecuencia de la contaminación y el cambio climático.
La emisión de partículas contaminantes procedentes de las calefacciones y los motores diésel son muy irritantes para las vías respiratorias pero también afectan a las plantas, alterando la estructura del polen y propiciando que genera proteínas de estrés como mecanismo de defensa, lo que hace que aumente su capacidad para inducir una respuesta alérgica a personas susceptibles.
"Esto explica que en las ciudades haya más alergias que en zonas rurales, pese a haber más plantas y más concentraciones de pólenes", ha lamentado Moral, que también asegura que el cambio climático está alterando los ciclos de polinización y favoreciendo una mayor exposición de la población.