La carencia de EPI, lo más demandado por los profesionales según una encuesta del Clínico
Más de 500 profesionales han respondido un cuestionario, en torno a un análisis DAFO, realizando también sugerencias para aprovechar la experiencia y mejorar la capacidad de respuesta ante problemas futuros
El Hospital Universitario Clínico San Cecilio de Granada ha encuestado a sus profesionales para conocer su percepción sobre la respuesta ofrecida por el hospital frente a la pandemia. Mediante un cuestionario online, se ha preguntado a los trabajadores del centro sanitario acerca de diversos aspectos estructurados en los bloques que componen un análisis DAFO: Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades.
Más de 500 profesionales de todos los perfiles y categorías han respondido el cuestionario y buena parte de ellos han añadido también sugerencias de mejora. La finalidad, además de conocer la opinión de los trabajadores sobre lo que ha funcionado bien y lo que se puede mejorar, es elaborar de manera conjunta un plan de respuesta ante escenarios futuros, que incorpore lo aprendido en las distintas áreas y eslabones del hospital.
Esta iniciativa ha partido de la Comisión de Seguridad del Paciente del hospital granadino, que, frente a una situación de alta complejidad como la vivida, ha identificado como puntos críticos la necesidad de preservar la salud física y emocional de los profesionales, elementos clave para garantizar la prestación de una atención sanitaria segura y eficaz. Especialmente en un contexto de elevada presión asistencial y alarma social.
En este sentido, Ángel Cobos, referente en seguridad del paciente del hospital y enfermero de UCI explica: “En esencia, hemos preguntado qué se hizo bien y lo que, a juicio de los trabajadores, se pudo haber hecho mejor. Siempre buscando una crítica constructiva, que permita preparar a los profesionales y al hospital frente a futuras amenazas, con garantías para la seguridad del paciente y de los propios profesionales”.
“El análisis de todas las respuestas obtenidas, ha permitido establecer una serie de recomendaciones encaminadas fundamentalmente a resolver las debilidades, prepararnos frente a futuras amenazas, aprovechar nuestras fortalezas y explotar nuestras oportunidades”, añade Cobos.
Resultados del análisis
En cuanto a la muestra y perfil de los encuestados, se obtuvieron 507 respuestas, el 73% de ellas emitidas por mujeres y el 27% restantes por hombres. La edad media de los participantes fue de 46 años, con un promedio de 20 años de experiencia laboral. La gran mayoría de las respuestas correspondieron al personal de enfermería (48%) o al personal facultativo (39%). Un 37% de los profesionales que respondieron el cuestionario trabajaron en salas dedicadas a la atención de pacientes con coronavirus, y un 20% con todo tipo de pacientes. Otro 25% de los encuestados prestaron su asistencia en zonas libres de coronavirus y un 14% no tienen habitualmente contacto con pacientes. El 12% de los encuestados desempeñaban algún cargo de gestión.
Tras el análisis de las respuestas, los ítems propuestos que recibieron mayor puntuación en el bloque de debilidades son: el estrés y la sobrecarga de profesionales; el cese de la actividad asistencial programada y las frecuentes modificaciones de los protocolos de actuación. En lo relativo a las amenazas, la sobrecarga física y emocional de los profesionales; el duelo patológico de los familiares; el retraso en la solicitud de asistencia para patologías urgentes y la dificultad de acceso a pruebas diagnósticas desde atención primaria fueron las opciones destacadas con mayor frecuencia.
Entre las fortalezas, destacaron por su alta valoración: el compromiso y buena disposición de los profesionales; la disponibilidad para la colaboración con los servicios más afectados; la capacidad de adaptación y el alto nivel de competencia del personal de enfermería. En materia de oportunidades, destacó la apertura del antiguo hospital Clínico para poder afrontar las necesidades de hospitalización de los pacientes con coronavirus y el alto grado de concienciación de los profesionales.
En el análisis cualitativo se recogieron observaciones globales de 113 de los encuestados (un 22% del total). Las palabras clave con mayor peso, es decir, las que más se repiten, fueron: EPIs (equipos de protección individual), la seguridad del paciente y la satisfacción por el trabajo realizado.
Entre los comentarios dedicados a las debilidades, destacaron nuevamente los EPIs, la carencia de información y de recursos. Entre los profesionales expuestos a pacientes con Covid destacó también el estrés. Para las amenazas percibidas, se insistió en el aislamiento de los pacientes, la debilidad de atención primaria, el miedo o la ausencia de información, y, nuevamente, surge el “estrés” cuando responden los profesionales en contacto con pacientes con coronavirus.
En relación a las fortalezas, destacó claramente la calidad de los profesionales, su compromiso y el trabajo en equipo. Para las oportunidades, se menciona el desarrollo de la salud pública, la formación y la coordinación.
Medidas propuestas a partir de las conclusiones obtenidas
Como posible hoja de ruta para resolver las debilidades se plantean acciones tales como: Desarrollar un plan de atención a los profesionales para el afrontamiento del estrés emocional, favoreciendo la promoción de entornos de trabajo saludable; planificar la organización de la actividad programada en el supuesto de un nuevo brote y mantener los protocolos de actuación permanentemente actualizados y accesibles en todas las áreas, así como garantizar los canales de difusión de la información.
De cara a la preparación frente a las amenazas, se estipula: Priorizar la atención al profesional para prevenir su sobrecarga, tanto física como emocional; reforzar los programas de humanización de la asistencia; incorporar la participación ciudadana en el desarrollo y mantenimiento de los canales de información para la ciudadanía; y elaborar un plan de coordinación efectivo con los servicios de atención primaria y residencias.
Para aprovechar las fortalezas, se establecen como medidas clave: Mantener y cuidar el compromiso, disponibilidad y competencia de los profesionales, en especial de enfermería. Reconocer el esfuerzo realizado, por ejemplo con certificaciones válidas para la carrera profesional; reconocer de manera expresa la respuesta del personal de limpieza y mantenimiento; felicitar a todos los profesionales del hospital por su entrega, destacando en particular la labor de servicios más transversales como Radiología y Microbiología; así como impulsar de manera explícita la calidad y potencial de dichos servicios
Por último, con objeto de explotar las oportunidades, se plantea: Exigir el mantenimiento del antiguo hospital Clínico, al menos la parte ya habilitada, para la atención de pacientes crónicos; aprovechar la experiencia adquirida tanto en la atención a los pacientes infectados como en el diseño de circuitos y reorganización de actividades, plasmándola en un plan de respuesta claro y trasparente, que integre a todos los colectivos del hospital; y facilitar, reconocer e impulsar todas las oportunidades de investigación, situando la investigación clínica como pilar fundamental e inexcusable en el desarrollo y la mejora continua de la asistencia sanitaria.