La ciudad utópica
De 1956 a 1974 Constant Nieuwenhuys desarrolló su proyecto Nueva Babilonia. Dieciocho años para “contribuir a generar y modelar un nuevo entorno urbano que permitiera una realización total de la vida”. El artista holandés pensaba que la automatización del trabajo permitiría al ser humano, en un horizonte no muy lejano, dedicarse únicamente a desarrollar sus pulsiones lúdicas y creativas.
Las ciudades dejarían de concebirse como espacios en los que lo primordial es ir de un lugar a otro en el menor tiempo posible -criterio de eficiencia- y se convertirían en auténticos espacios en los que importaría el trayecto y no el destino. Un nuevo modelo de ciudad que no estuviera supeditado a “la lógica de la producción y el consumo”.
Para Constant, y tantos otros, la utopía es un camino, no un fin. Un camino lleno de obstáculos, sin duda, pero un camino que conviene transitar en paralelo al de la siempre decepcionante y limitada realidad. Precisamente los más importantes utópicos eran personas muy conscientes de la realidad que les circundaba y eso no sólo no fue un problema sino un acicate para persistir en su ideal.
La utopía es aplicable, por supuesto, a todos los ámbitos. También a las ciudades como decíamos al principio. Como concejal del Partido Socialista en el Ayuntamiento de Granada me ocuparé en esta sección de la política y de la ciudad pero no exclusivamente. En ocasiones, más cerca de la utopía y, en ocasiones, más cerca de la realidad.
Hemos escuchado hasta la saciedad que Granada es una ciudad llena de oportunidades, con potencial por desarrollar. Los años de inmovilismo por parte del Gobierno del Partido Popular han dejado una ciudad, en demasiados aspectos, a la deriva; cautiva de su propio encanto y también de la losa de los tópicos. Es el momento de afrontar los retos a los que nos obliga este nuevo tiempo con criterios de sostenibilidad e igualdad y en ello debemos volcar todas nuestras energías.
Os doy la bienvenida a este espacio que imagino será utópico, real, sensato, insensato, racional, irracional, acertado, desacertado... Como la vida misma