La emoción de Dulce Pontes cierra el IV Festival de la Guitarra de Granada
La portuguesa dio un recital con un estilo más allá del fado
El IV Festival de la Guitarra de Granada ha puesto el broche final al ciclo iniciado el pasado mes, con una artista de relieve internacional, Dulce Pontes. Como se esperaba, la portuguesa realizó una auténtica exhibición de las cualidades asombrosas del timbre y la potencia de su voz. El suyo parece un arte irrepetible, a través de un estilo que va mucho más allá del fado, ya suficientemente atractivo, que cimenta su carrera. Ella puede hacerlo todo en la música y además realizarlo bien.
Lo mejor de su música
El recital granadino de Dulce Pontes fue un bello muestrario de lo mejor de su carrera y probable un avance de los nuevos caminos que escruta, en su permanente afán por la creación. Primero apareció en solitario. Ella misma se acompañaba al piano y posteriormente se fueron sumando en diferentes formatos los miembros de una orquesta de calidad, en la que se situaba en el centro una guitarra portuguesa, argumento imprescindible en el Festival granadino. Luis Guerreiro era quien hacía brotar de ella unos sones característicos, que en muchas ocasiones conducen a la evocación.
Todas las imágenes que producía la música, fueron acompañadas por la proyección de luces en las distintas superficies del Auditorio Manuel de Falla, acertadamente combinadas con el repertorio, donde hubo momentos de una intensidad emocional importante, como el que nos llevó hasta el recientemente desaparecido Ennio Morricone, compositor presente en la carrera de Dulce Pontes o el Vals vienés con letra de García Lorca, al que en su día puso música Leonard Cohen. Atención especial hay que mostrar a la incursión que realizó por la canción brasileña a través de Elis Regina y que puede marcar futuros destinos. Es indudable la relación entre Brasil y Portugal. Llegado el momento Pontes puso de manifiesto como su voz pueda llegar, sin perder un ápice de su personalidad, hasta este tipo de canción.
De esta manera el Festival granadino llegaba a su fin y aunque todavía será necesario un balance sosegado, la edición de este año está marcada por distintas singularidades que a nadie se escapan. El concierto de Dulce Pontes fue un punto y seguido brillante.