La emotiva carta de un profesor orgulloso de su alumno

El profesor Rafael Marfil, de la Escuela Superior de Comunicación y Marketing de Granada, le ha dedicado estas palabras al joven senegalés Toure Seydina Omar, recién licenciado periodista.

seydina
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A continuación se reproduce el texto íntegro, tal y como fue publicado en una nota de Facebook por el profesor Rafael Marfil:

Alguna contrariedad técnica borró el primer mensaje que escribí para darte las gracias, para explicar a mis redes y amig@s los versos de Whitman, aprovechados con tanta brillantez por Apple para vender iPAD: que tú estás aquí, que existe la vida y la identidad, que prosigue el poderoso drama y que tú puedes contribuir con un verso

Ese verso tuyo, jefe, ha sido la lección diaria de valores humanos y de amor que nos has dado a mí, al equipo de ESCO y a tod@s tus compañer@s de la décima promoción, que se han graduado contigo en este curso 2013-2014, un grupo para el que eres un ejemplo y una persona inolvidable. Te echarán de menos tanto como yo a tod@s los que os habéis gradudado. Os lleváis para siempre un trozito de lo mejor que uno es capaz de dar a los demás.

Aunque se perdiera ese post, nada va a impedir que deje constancia de nuevo, las veces que sea necesario, de tu historia en esta biografía de Facebook, para que siempre quede aquí la huella de alguien a quien no voy a olvidar. Lo confieso, a veces el exceso de emoción anula los recursos literarios, como es el caso, pero me importa mucho más hoy el contenido que la forma.

Hace tiempo hubiera contado tu historia, la de un joven que llegó a Granada desde Senegal para pelear por la vida, por los sueños que a nadie se le deberían prohibir, para reducir las distancias de un mundo despiadado. Alguien que ya había estudiado periodismo en su tierra llegó a ESCO para hacer aquí su carrera de nuevo, y que hoy la termina como el que va cerrando otro capítulo de sacrificio y de espíritu de superación. La empatía y la ayuda de las personas que te escucharon: Laura Horcajadas, Ana Montes y Miguel Ángel Rodríguez Pinto (creo que por ese orden), además del apoyo de todo el equipo de la escuela, de la que estoy realmente orgulloso de formar parte, hicieron posible que nos enseñaras tantas cosas durante estos años. Has estudiado mientras vendías en los mercados con tus paisanos, mientras te buscabas la vida. En la tierra que esperabas próspera has encontrado a mucha gente buena, pero también a otras personas con el alma demasiado gris y la capacidad de sentir bajo mínimos.

Yo hubiera contado esa historia hace algún tiempo, pero ahora esta nota es solo el testimonio de un amigo, una experiencia personal que quiero compartir. Mi lugar en el mundo es un aula, es donde quiero estar y donde me siento útil. Es lo que me permite conocer a personas como tú y como otr@s compañer@s de diferentes promociones, con l@s que aprendo, que reescriben siempre una huella de optimismo  e ilusión por el futuro. Una huella que nunca debería borrarse en nuestra biografía.

En ese post perdido mencionaba a compañer@s del periodismo de esta ciudad, apasionados con su oficio en unos tiempos imposibles para la profesión. Le decía que contaban con un nuevo colega en el mundo periodístico, que tu historia debe conocerse y compartirse, si es que algun@ de ell@s no lo había hecho ya y a mí se me había escapado leerlo. Pienso que tu ejemplo es una lección de vida, un puente entre dos mundos que no tenían por qué estar tan distantes.

Yo ya solo veo a un amigo que avanza, que va cumpliendo otro reto, que todavía tiene todo por hacer, aunque ya lo ha hecho todo. Un periodista con cabeza que, cuando lo conocí, luchaba con el idioma, que ha sido una de las pocas personas que se ha acordado de mí en los momentos difíciles, que siempre me felicitó por los éxitos del Granada C.F., que se parecía a Nyom, y llegó seguramente a Granada a la vez que él. Alguien con una religión que no llego a comprender bien, por más que me la explica. Un joven que solo ha tenido un buen gesto y una sonrisa para encarar la adversidad. Además, dices que soy un buen profesor, inolvidable para ti, y esas palabras son para mí una recompensa que no cambiaría por todo el dinero del mundo. Ese reconocimiento vale el esfuezo que tengo que hacer para cada clase, para mejorar como docente. Aunque han pasado años, siento que apenas estoy comenzando a aprender algunas materias para estar a la altura, para ayudar a pelear por los sueños a personas como tú y tus compañer@s de promoción. Hay valores sencillos y eternos en un mundo tan complejo. Querido jefe: nos has dado una lección y dejas un recuerdo imborrable.

Ojalá, ahí fuera, el mundo te merezca y esté a tu altura. Yo no te voy a olvidar nunca.







Comentarios

Un comentario en “La emotiva carta de un profesor orgulloso de su alumno

  1. Muchas gracias por el detalle de la difusión de un texto tan especial. Más todavía en este periódico, que lo siento como mío. Me alegra que pueda llegar a más personas ese post de Facebook. Gracias compañeros.