La "fractura" de la luz
A ver cómo me las ingenio para contarles esto y explicarle lo ocurrido sin liarme mucho y que se me pueda entender.
Desde que la compañía de electricidad Endesa, que es a la que uno está abonado, puso en marcha la factura digital, me apunté a ella inmediatamente.
Todo sea por la salud del medio ambiente y evitar el gasto inútil de papel que, al final, siempre acaba en el cubo de basura, en la papelera o en el contenedor azul de reciclaje.
Pues bien, mi compañía tiene a bien avisarme cada mes mediante correo electrónico del montante de mi factura en curso y a cuánto asciende, así como de la fecha en la cual me la van a girar al banco.
Les expongo lo ocurrido hace unos días.
Recibo un correo de Endesa, como es habitual cada mes, informándome del giro al cobro del importe mensual. En el texto de dichos correos suelen poner, en trazo grande y grueso, la cantidad que van a cobrar y justo debajo un enlace para abrir, si uno lo desea, la factura digital completa. Hasta ahí todo muy bien.
Al que les escribe, curioso de por sí y mirando por si la información era correcta, no se le ocurrió otra cosa que la candidez de abrir el enlace para ver la factura y, ¡oh sorpresa!, vio con asombro que la cantidad que anunciaban en el correo recibido –la del trazo grueso-, no se correspondía con la de la factura del enlace, siendo esta última más alta. Como no era mucha la diferencia no le di demasiada importancia, pero sí me dejo en estado prealerta.
A los dos días de haber recibido el primer correo, recibí otro informándome, de nuevo, del giro al cobro del importe mensual. Era la segunda factura que me enviaban del mismo periodo de facturación. La cantidad que venía –en trazo grueso y a modo de información- en el nuevo mensaje, era otra diferente a la del primer correo recibido dos días antes, también era más alta. Volví a pinchar en el enlace que venía para abrir y verla más detalladamente y de nuevo tampoco coincidían las cantidades de la factura con la del texto del mensaje.
Así pues, me encontraba con dos correos, dos facturas de un mismo periodo de facturación y con cuatro cantidades a pagar diferentes. Una locura –pensó este que les escribe. Mi estado de prealerta pasó ya a estado de alerta. Como en las películas sobre guerras nucleares y similares, pasé de “Defcon 3” a “Defcon 2”, a punto de iniciar las hostilidades. Me puse un poco nervioso y me dije “seguro hay una explicación, llamaré para que me lo aclaren”.
Amablemente me atendió telefónicamente un operador que, al comentarle lo ocurrido me tranquilizó doblemente, una dosis de sosiego y paz por cada correo recibido. La cortesía, simpatía, gentileza y claridad en la explicación fue tal que pasé de “Defcon 2” a “Defcon 5” en un salto y a un estado de despreocupación en dos. Se apagaron mis alarmas. Puntuación "diez" en la llamada posterior de la compañía para ver qué tal me habían atendido y si la explicación y resolución recibida había sido la correcta y satisfactoria.
Días después, Endesa me giró la factura mensual por mi banco. La cantidad no coincidía con ninguna de las cuatro cantidades de las que me habían informado en sendos correos y en ambas facturas. Al menos sólo me han pasado una factura en vez de cuatro –pensé resignadamente.
Después de todo esto mi reflexión es la siguiente. ¿De qué sirve tanta amabilidad y buenas palabras si al final la información no es la correcta? Esto no es nuevo, ni serio.
Señores directivos de Endesa o a quien corresponda: prefiero una voz más seria, menos amable, más agria si me apuran, pero que me hable con conocimiento de causa del problema y sobre todo con un acceso fiable a los datos que la propia compañía tiene sobre mis facturas. Evidentemente la persona que me atendió lo hizo con buena fe y accediendo a una información sobre mi facturación que, lógicamente, sería la que su ordenador o terminal de consulta le ofrecía.
Mal deben de estar las cosas en Endesa cuando ni sus propios trabajadores tienen una información veraz y fiable que ofrecer a sus clientes ante este tipo de consultas. La facturación de Endesa a sus clientes, al menos en mi caso y en estos últimos años, es un desbarajuste total que solo lleva a confusión.
La historia de la Endesa actual pasa por la antigua “Sevillana de Electricidad” que seguro que todos ustedes recordarán. Sevillana fue, en el año 1996, absorbida por Endesa, que por aquel entonces estaba bajo control estatal, pasando a ser una filial de la misma. En 2002 se produjo la integración total en el Grupo Endesa y en ese momento Sevillana perdió su identidad propia.
Los años posteriores resultaron ser un tortuoso camino para Endesa con opas (ofertas públicas de adquisición) –unas amistosas y otras no tanto- y contra opas. Finalmente, en el año 2009, Enel –empresa propiedad del estado italiano- adquirió la mayor parte de acciones de Endesa y tomó su control.
Desde entonces muchas cosas han cambiado, tanto para los propios trabajadores (recortes sociales, bajada de sueldos de las nuevas incorporaciones, etc.) como para los clientes que sufrimos las subcontratas en los servicios y mantenimiento.
Ahora manda Italia y el caso es que, al menos en lo que a facturación se refiere, la cosa ha ido a peor. Más que facturas de la luz, son “fracturas” de la luz lo que nos mandan.
El razonamiento es claro. Cada vez que recibo un correo de esos anunciando una nueva factura, se me “fractura” el cuerpo entero de puro miedo.
Que el Señor los ilumine y también a nosotros, pero, a ser posible, que no contrate con Endesa. Lo digo por lo de las “fracturas”.
Comentarios
2 comentarios en “La "fractura" de la luz”
FRANCISCO
15 de octubre de 2024 at 09:54
Lo de Endesa no tiene nombre,a mí me pasó algo parecido con la factura.Una compañía que no recomiendo.
José Pedro Cirre
15 de octubre de 2024 at 21:23
Lo cierto es que Endesa va cada vez peor. El personal de contrata, parece como si no supieran donde tienen la mano derecha. La facturación va por rachas, en unos meses recibes la factura a tiempo y luego te tiras lo menos cinco o seis meses que no te facturan y luego te mandan todas las facturas a la vez. Claro que te dicen que las puedes pagar poco a poco, pero el daño está hecho porque tienes que pagar tu factura del mes y parte de lo que te dejaron de facturar.