La herencia de Rajoy
En plena campaña electoral del 26-J, creo que conviene no olvidar de dónde venimos para intentar llegar a donde debemos llegar, y no a ningún otro sitio. Más allá de las cábalas de lo que vaya a pasar después del 26-J según el posibilismo hacia el que nos orientan las encuestas, los ciudadanos de a pie debemos definir nuestras propias metas colectivas. Los políticos y los partidos tendrán la tarea de encauzarlas lo mejor que sepan.
Nuestro referente sustantivo no es los seis meses pasados desde el 20-D hasta la fecha, pues en este tiempo ni siquiera el gobierno en funciones ha dado pasos que no sean repetición de las jugadas pasadas. Nuestro referente es el cuatrienio que va desde noviembre del 2011 a diciembre de 2015, esto es, la herencia de Rajoy.
Hagamos un resumen crítico de esta herencia. El elogio de esta herencia ya la está haciendo el PP, con bastante desparpajo, por cierto. A grandes rasgos la herencia de Rajoy es la siguiente:
- Más injusticia social y más desigualdad:
- Pérdida del poder adquisitivo de las rentas del trabajo y aparición de los salarios de miseria, pérdida de los derechos laborales y debilitamiento de la negociación sindical, mientras se recuperan e incrementan los beneficios de los bancos y las grandes empresas.
- Desigualdad entre hombres y mujeres a nivel salarial y de acceso a los puestos de dirección tanto en las empresas privadas como en las instituciones públicas.
- Reducción de la protección social: congelación de la atención a la dependencia, reducción de las ayudas al desempleo. Insuficiencia en las ayudas al pago de la luz, la calefacción y el agua en los hogares azotados por el paro y la crisis. Dejación de la actuación pública y fomento de las redes caritativas y familiares.
- Incremento del riesgo de pobreza en un tercio de la población, desplome de parte de la clase media y agudización de la pobreza extrema en la clase empobrecida.
- Recorte y privatización de los bienes públicos esenciales como la sanidad, la educación, la dependencia y las pensiones (se han dado pasos, pero la peor reforma de las pensiones públicas está previsto para después del 26-J).
- Sistema fiscal regresivo, con menos tramos en el IRPF, incremento del IVA y los impuestos indirectos, insuficiente persecución del fraude.
- Devaluación del derecho constitucional a la vivienda, e insuficiente reacción contra los desahucios. Penetración de los fondos buitre en el negocio inmobiliario y en los mecanismos de desahucio.
- Continuismo de un modelo productivo insostenible:
- Inestabilidad por la dependencia y sometimiento a los vaivenes del precio del petróleo (su precio es ya de 51 $ el barril, y no 45 como prevén los presupuestos de 2016 y siguientes), de los tipos de interés y de las fluctuaciones del precio del dinero (que devaluará la estrategia económica actual de sustituir la construcción por la competitividad vía reducción de costes salariales para incrementar las exportaciones):
- Recorte de la inversión pública en I+D+i.
- Recortes y parón del avance en las energías renovables. Incumplimiento de los objetivos de lucha contra el cambio climático.
- La firma del ITTP traerá consigo un riesgo inminente de empeoramiento de los requisitos de la seguridad alimentaria y el fomento de las multinacionales en la prestación de los servicios públicos esenciales.
- Más deuda pública (101% del PIB) e incumplimiento de las compromisos de reducción del déficit. Se prevé que habrá que recortar unos 8.000 millones de euros, salvo que se nos impongan otros 2.000 millones más por sanción de la Comisión Europea por ese incumplimiento.
- Salida a la luz pública de los escándalos de corrupción generalizada, tanto en el ámbito de la política como en el de las grandes empresas y los bancos; desmoralización de la ciudadanía y creación de una brecha entre la política y la ciudadanía.
- Iniciación de un proceso de desarticulación territorial por parte de Catalunya, e insuficiencia demostrada del modelo autonómico establecido en la Constitución del 78.
- Mantenimiento de los privilegios antidemocráticos tanto de la Casa Real y la subcultura que conlleva la nobleza y la monarquía, así como de la Iglesia Católica.
- Menos soberanía nacional y más supeditación a las consignas económicas de la UE y los poderes fácticos internacionales, por el carácter unidimensional y centroeuropeísta del euro.
- Mayor compromiso geopolítico con las potencias occidentales que extienden la guerra en el mundo, y en consecuencia mayor exposición a la reacción terrorista.
- Una insufrible política de inmigración y no acogida a refugiados.
Visto lo visto, ¿dejará el PSOE seguir gobernando al PP?
Felices resultados electorales para tod@s.