La historia de la mujer que ni Dios conocía

paraiso
Foto: Ilustración
Andrés Cardenas
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Mi colega, además de amigo, Juan Eslava, tiene los derechos de autor de una historia que un día me contó en la taberna del Gorrión, en Jaén. Es la historia de una mujer de mediana edad que quedó en coma por un ictus que sufrió.  Estando en ese estado, Dios se comunicó con ella y le dijo que no se preocupara, que su hora no había llegado aún y que moriría muy vieja. Un día despertó del coma y se acordó de aquella revelación divina. Entonces se dijo que si de lo que se trataba era de retrasar la vejez, lo mejor sería acudir cuanto antes a un cirujano plastico. Así que un día se quitó la papada que había comenzado a colgarle y otro se estiró la frente. Luego se arregló la nariz y se quitó las bolsas que tenía debajo de los ojos. Ya puestos, el cirujano le quitó las dunas del vientre y le puso un culete muy coquetón. Un día, al salir precisamente de la consulta del cirujano, tan absorta iba pensando en lo bien que se sentía con su nuevo cuerpo, que no vio un camión que se le vino encima. Esta vez la muerte fue instantánea.

Como no era una mujer con demasiados pecados fue directamente al cielo. Allí fue a ver a San Pedro, al que le dijo que quería una audiencia con el Creador. Cuando estaba delante de Dios, la mujer le mostró su enfado. Le dijo que se sentía engañada porque cuando estaba en coma en el hospital una voz divina le había dicho que iba a morir muy vieja y, que sin embargo, allí estaba, muerta en la flor de la vida. Dios se quedó pensativo y mirándola y dijo:

-¿Eres la que estaba hace unos meses en coma? Pues lo siento pero cuando envié a la Muerte no creí que eras tú. Como ahora las personas cambiáis tanto me hago un lío tremendo.

Ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad la obsesión del hombre por tratar de mejorar su aspecto físico. Incluso hay épocas del año en la que nos obsesionados por cambiar y ser mejores. Cambiar de yo. Ya está cerca la Navidad, ese tiempo en el que queremos captar todas las virtudes del ser humano. Pero la historia de la mujer que quiso rejuvenecer tiene su moraleja: es bueno cambiar de vez en cuando de yo, pero no demasiado no vaya que ni Dios nos conozca.







Comentarios

3 comentarios en “La historia de la mujer que ni Dios conocía

  1. magnífico como siempre... Un lujo contar con la crónica entrañable y cercana de lo cotidiano.

  2. Bien, Andrés, muy bueno.

  3. Avatar for Manrique Pascual

    Mercedes Pérez Villena

    Andrés Cárdenas:

    Me encantan sus divertidísimos artículos en "Sientate y Cárdenas". Me río con ellos, me hacen sentirme alegre y un poquito feliz.

    Soy Mercedes Pérez Villena, la prima hermana del también articulista del mejor periódico mundial "Ideal", Gregorio Morales Villena, recientemente fallecido.

    Gracias por hacerme reir...yo tampoco quiero cambiar mucho físicamente, no sea que ni Dios me reconozca y me llame al Cielo antes de tiempo.

    Soy una auténtica fan de sus artículos y crónicas granaínas.

    Feliz Navidad, esperamos que sea también blanca, pero que no venga Papa Noel, sino los Reyes Magos, aunque es difícil que les dejen pasar las fronteras, pues vienen de Oriente.