La incidencia del cáncer de tiroides aumenta cada año
Los conocimientos en otorrinolaringología son imprescindibles para el correcto abordaje diagnóstico y quirúrgico de esta patología
La incidencia del cáncer de tiroides aumenta cada año, lo que puede explicarse por las mejoras y al uso más frecuente de los métodos diagnósticos, según afirma la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), aunque un incremento de la incidencia real no es descartable. Con motivo de la celebración del Día Nacional del Cáncer de Tiroides que se celebra hoy, la SEORL destaca que esta patología, cuyo pronóstico es bueno, no se puede prevenir y afecta al 1% de la población adulta, sobre todo en mujeres.
Los tumores de la glándula tiroides afectan a individuos en edades medias y suelen presentarse como un hallazgo casual, en el transcurso de una exploración rutinaria, o en forma de nódulo tiroideo solitario, palpable e indoloro. Gracias a la mayor precisión que aporta la ecografía en Alta Definición “hemos conseguido mejorar la identificación de esos nódulos y por tanto el diagnóstico”, asegura el doctor Mario Fernández, secretario general de la SEORL y autor del libro Patología y Cirugía de las Glándulas Tiroides y Paratiroides, que es la ponencia oficial de la Sociedad Española de ORL del año 2015. Por otro lado, “los pacientes tienen un mejor acceso a este tipo de pruebas, que se han convertido en rutinarias, al haber un mayor número de equipos disponibles para realizarlas en los hospitales”, comenta.
Entre el 4 y el 7% de la población posee nódulos tiroideos palpables, pero sólo un 5% de ellos son tumores malignos, según datos de la SEORL. “Los datos que aumentan la probabilidad de que sean malignos serán un historial de radioterapia o radiación en cabeza y cuello durante la infancia o a lo largo de la vida, historia familiar, edades inferiores a 20 o mayores de 70, sexo masculino, presencia de nódulo único y/o crecimiento rápido del mismo, consistencia dura, presencia de adenopatías cervicales, así como disfonía, disnea o disfagia u otros signos o síntomas asociados”, indica el doctor Fernández.
Hay diversos tipos de cáncer de tiroides. El más frecuente es el carcinoma papilar que supone entre el 85-90% de los tumores de este tipo, según datos reflejados en el libro. El segundo más frecuente es el carcinoma folicular. “El carcinoma papilar puede aparecer en cualquier lado de la glándula tiroides y tiene un tamaño medio de 2-3 centímetros”, destaca el doctor Fernández. Este especialista explica que, “aunque su incidencia ha aumentado en los últimos años, la mortalidad no ha variado, y su pronóstico vital es excelente con un abordaje adecuado”.
Debido a las causas que suelen ocasionar el cáncer de tiroides, “no es posible prevenirlo ya que no hay un factor etiológico claramente definido y evitable en nuestra sociedad. La agregación familiar, los antecedentes de radiación o las exposiciones a accidentes nucleares, a tenerlas en cuenta en inmigrantes procedentes de Ucrania o Bielorrusia, nos deben orientar a este diagnóstico”, expone el doctor Fernández.
CIRUGÍAS SEGURAS
En caso de que los nódulos examinados sean de origen maligno, “lo normal será realizar una tiroidectomía total en la cual se extirpa la glándula tiroides completa y después se aplicará un tratamiento con yodo radiado, lo que nos asegura una mayor eficacia y menores tasas de recidivas y un seguimiento posterior más estricto, a diferencia de la tiroidectomía parcial”, subraya el doctor Fernández. En los casos de extirpación completa se deberá tomar la hormona vía oral diariamente y de por vida.
La Cirugía Mínimamente Invasiva de la glándula tiroides se realiza mediante una incisión en la base del cuello de entre 1,5 y 2 cm por la cual se realiza la tiroidectomía. La falta de visión a través de una incisión tan pequeña es suplida con el endoscopio que es la herramienta de imagen. Los resultados permiten “un mejor resultado estético y local y disminución del dolor postoperatorio y de la estancia hospitalaria”, comenta el doctor Fernández. Además, la realización de esta técnica presupone “unos conocimientos y experiencia profundos sobre la anatomía quirúrgica del cuello y la cirugía de la glándula tiroides”, concluye.