La ley del gol y el despiste
El Granada paga su débil concentración en defensa, falta de tensión y desconexión en tramos puntuales de los encuentros
Veintidós jugadores, deportistas, futbolistas. Dos equipos, o colectivos. Un rectángulo, de césped a poder elegir. Dos porterías. Muchos factores, un balón y un objetivo. El gol.
Es así, es lo que manda en esto llamado fútbol. El Granada CF lleva el peso de la falta de gol sobre sus hombros desde que volviera a primera división, y lo peor es que también sufre la incapacidad de saber defender, ser sólidos y serios atrás, equilibrando los casilleros a favor y en contra. Es la ley de gol. Si te meten cada partido dos goles te obligan a meter tres… y eso es muy complicado de lograr en la élite del fútbol. El principio del fracaso está en encajar y el Granada es el equipo más goleado junto al Rayo Vallecano. Ambos han recibido 49 goles, aunque el Rayo ha metido siete tantos más que el Granada (32 por 25).
El partido ante la Real Sociedad es claro ejemplo de ello. Comienzo correcto, acoplados en el campo, pisando área, pero… ¡pum! A la primera llegada del equipo rival, primer gol en contra. Desconexión, lamentos… segundo tanto en contra. Y el tercero llega para desesperación, ridículo y manos a la cabeza del espectador.
Es un mal endémico para los rojiblancos, que ven cómo de recibir halagos por el gran juego desplegado contra el Real Madrid, pasarán a ser criticados. El sentimiento del descenso cobra más fuerza, toda aquella que tuvo la pasada temporada, y toda la que perdió con el gran nivel rozado las últimas tres jornadas.
El Granada CF llega, llega y llega, pero nunca termina de hacer actuar al guardameta rival. Es el claro reflejo de la personalidad de Success Isaac. El nigeriano desprende una impresionante superioridad física y técnica con cualquier marcador rival, sin embargo, todo se viene abajo al pisar el área y la difícil tarea de tomar la decisión buena ¿rematar, pase de la muerte, primer palo, segundo, centro aéreo? En pocas ocasiones elige adecuadamente, una diferencia entre ser bueno o, como diría Jose Mourinho, 'top'.
Durante la mañana del domingo, Rulli sólo tuvo que intervenir en un remache de El-Arabi a bocajarro tras un cabezazo de Ricardo Costa. El larguero hizo el resto salvando el ‘gol del honor’ a Fran Rico primero, y a Rochina después. Nada saldría en Anoeta.
Esta temporada acumula un sinfín de altibajos en el equipo dirigido por Sandoval. Se cuentan más los partidos positivos que los negativos, pero las sensaciones en este juego no valen, lo único que vale es el casillero de puntos, la clasificación, las victorias. Algo que sólo te da el gol. Ya saben, el gol es la ley, el capitán, y en el caso del Granada, el despiste es el fiel escudero que abre el camino al infierno. El demonio en casa.