La margarita de Sandoval

El técnico cumplirá en la jornada ante el Espanyol catorce partidos al mando de la nave nazarí

mayores salud olor
José Ramón Sandoval.
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Llegó cuando todo el mundo esperaba un milagro. En este caso, un hombre milagro. José Ramón Sandoval era el elegido. El cuarto hombre que se sentaba en el banquillo del Granada. Quizás no era tan mediático como algunos, ni clásico como otros. Tampoco era de la casa. A pesar de llegar inadvertido, se convirtió en ese milagro del que hablábamos.

Las victorias ante Getafe, Córdoba y Real Sociedad pusieron la alfombra roja a un empate perfecto entre Granada y Atlético de Madrid. Todos salieron contentos ese día. José Ramón completó su obra, e hizo honor a su apellido. Se convirtió en un santo para la afición: San-Doval. Una proeza, vista la situación en la que llegó.

Sin embargo, no todo es bonito por Los Cármenes. Si te atreves a venir a Granada, asumes y firmas un pacto con el sufrimiento y la agonía. Sandoval ya lo está viviendo en sus carnes. Tan solo una victoria en nueve partidos ha metido al equipo en lo más bajo de la tabla clasificatoria. Los otros dos equipos que acompañan a los nazaríes ya han prescindido de su técnico. Quique Setién y Rubi relevaron a Paco Herrera y Lucas Alcaraz.

Pero en el Granada, las sensaciones son otras. O al menos parecen serlo. Dicen que el primer paso para el despido de un entrenador es la ratificación. Éste paso ya ha sido asumido.

Siguiendo por Sandoval, el de Humanes despoja los pétalos de una margarita día tras día. Me quieren, no me quieren, me quieren… no me quieren. Algo está más que claro, los jugadores muestran confianza e ilusión por lo que plantea Sandoval, aunque el problema reside en que los resultados no terminan de llegar al Zaidín, y esto crea inestabilidad e inseguridad.

Durante esta semana, primero fue Márquez quien mostró su compromiso con el técnico. “Estamos a muerte con el entrenador”, senteciaba el centrocampista catalán. Por su parte, Rene Krhin también dejo pildorazos en un perfecto español como previa al encuentro que disputarán ante el Espanyol. “El míster ha trabajado muy bien el partido, sabemos cómo hacerles daño”. El esloveno se ha acoplado bien a la vida española. Se le nota el asentamiento al Mediterráneo tras pasar la mayor parte de su carrera en Italia.

Son dos meros ejemplos de las sensaciones que hay por la Ciudad Deportiva del Granada CF. Sandoval sigue trabajando. Los últimos empaten han dejado sabor agridulce. Mejorías en el juego, con chispazos de gran fútbol ofensivo, lo que pretende el madrileño, pero los errores condenan una vez más a los rojiblancos. Errores propios, además de los externos. Y lo más importante, victorias hechas que se fueron inexplicablemente. Hay camino en el horizonte, al menos de momento. Un camino que lleva lejos de Granada, donde Sandoval y sus hombres se la jugarán a una sola carta. La del triunfo.