La mejor versión de Ighalo no fue suficiente
En el fútbol hay días que tu planteamiento es el acertado, que la disposición y la actitud son las correctas, y que la entrega y el esfuerzo son más que adecuados, y -aún así- este deporte no te concede recompensa alguna. Esto podría ser el resumen que el Granada extrajera de su encuentro liguero de anoche contra el Atlético de Madrid. Pero, por desgracia, se puede hacer extensible al resto, y se está convirtiendo en una tónica en la mayoría de los partidos de casa.
De hecho, el encuentro de ayer recordó bastante -por momentos- al del Valencia. Con dominio por fases de los rojiblancos pero sin que el gol llegara (ayer al menos no hasta el tiempo de descuento). Y el Atlético de Madrid, con lo mínimo, al igual que el Madrid o el Espanyol, consiguió arrancar los tres puntos del feudo nazarí.
Cierto es que los dos delanteros del Atleti mojaron, pero ambos goles llegaron en dos controvertidos penaltis. El primero parece más claro, pero el segundo, cada vez que se visiona la repetición lo parece menos, y más se acerca a la opinión de Lucas Alcaraz: "En lo que debió ser tarjeta amarilla a Villa, se pita un penalti". Pero, durante el juego, ambos estuvieron en la mayor parte del partido desactivados por la buena actuación de hombres como Foulquier, Iturra o Murillo, a los que además se sumó un gran trabajo ofensivo de Ighalo.
Anoche pudo verse sobre el césped de Los Cármenes la mejor de las caras del nigeriano. La del delantero luchador que presiona y que busca el desmarque. Pero también la del ariete ofensivo que fija a los centrales y aguanta fenomenalmente el balón de espaldas a la portería. Tampoco faltaron -como es habitual en él- recortes encadenados y 'gambetas' imposibles que -sin embargo- no ofrecieron frutos goleadores, aunque el '7' nazarí acabaría anotando en el descuento. Pero es que el trabajo de Ighalo ayer hay que separarlo de su gol, pues todo el equipo se benefició de él.
En las pocas ocasiones en las que Brahimi levantaba la cabeza para dar un pase, el nigeriano cargaba su espalda contra un defensor Atlético y aguantaba para intentar devolver la pared. Cada vez que Nyom o Pereira avanzaban por la banda derecha y colgaban un centro, Ighalo iniciaba su finta de desmarque y comenzaba su guerra particular con Godín y Miranda. El 'hombre de los ascensos' fue un verdadero desahogo ayer para los de Lucas Alcaraz, e hizo mucho más productivo el trabajo de la segunda línea.
Además -tal y como se mencionaba anteriormente- logró culminar su buena actuación con un gol. Llegó tras un buen cabezazo a centro de Nyom desde la derecha, como recompensa al esfuerzo y trabajo realizados. Sin embargo, esta situación se produjo en el tiempo añadido, y no fue suficiente para lograr un empate que el Granada mereció -como mínimo- en la noche de ayer.
Ighalo ya acumula dos partidos consecutivos como titular y, por el rendimiento ofrecido en ambos, parece que ha entrado en el equipo dispuesto a quedarse. De momento ayer fue, junto a Iturra -que estuvo magistral en tareas defensivas-, el mejor del partido.