La mentira

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Mentir es lo mismo que traicionar. La mentira todo lo rompe y todo lo destruye. Ni siquiera soy defensora de las “mentiras piadosas”, sin embargo sí creo en modos de contar la verdad que hieran lo menos posible.

Todas nuestras relaciones deben estar fundamentadas en la confianza, y si la mentira se interpone, entonces la relación quedará quebrada. Y esto vale para cualquier tipo de enlace y a cualquier nivel.

Cuando tus decisiones están basadas en una falsedad continua, entonces estamos abocados al fracaso más rotundo y esto es lo que nos está pasando desde hace ya demasiado tiempo.

Seguimos en manos de líderes de poca monta, que han llegado al poder de la forma más rastrera posible, con el engaño. Estamos inmersos en un círculo tan vicioso que, lamentablemente, muchos parece que ya se dejan llevar.

Pues ya va siendo hora de plantarnos, de dejar de ser marionetas, basta ya de ser unos títeres, vamos a sacar nuestra personalidad y nuestra fuerza para empezar a poner remedio a todo, porque lo que cada vez tengo más claro es que de esta situación saldremos, pero no porque el capitán de este barco esté poniendo rumbo al destino adecuado, porque él es el primero que ha saltado, como hacen las ratas. Será porque entre todos nosotros lo consigamos, porque remaremos en el mismo sentido para llegar a buen puerto.

Entiendo perfectamente que hay situaciones complejas que nos pueden sobrepasar, y que equivocarse es algo común en momentos difíciles, pero nadie, repito, absolutamente nadie se ha disculpado, nadie ha asumido su responsabilidad. En lugar de hacerlo, se han dedicado a ir delegando en otros cabecillas que, evidentemente, han seguido mintiendo y cometiendo errores, y como no conocen el significado de la palabra dignidad, siguen mintiendo. Descaradamente, un día detrás de otro, cambiando constantemente las versiones. Nadie, vuelvo a repetir, ha dimitido. ¿Os imagináis esto en cualquier otro país?

Esto es muy serio, han mentido en algo tan importante como el número de fallecidos, somos el hazmerreír del mundo en cuanto a las medidas que no solucionan nada, sino que solo nos siguen asfixiando.

La mentira también mata por dentro, porque destruye las ilusiones y las esperanzas de muchos proyectos que estaban sobre la mesa, que quedarán en papel mojado, persianas que se han bajado y cierran para siempre la posibilidad de perseguir un sueño. Nos están arrebatando la libertad y nos siguen mintiendo.

Miremos hacia donde miremos, no hay sector que no esté afectado por esta terrible mentira que estamos viviendo. Estamos antes una situación sanitaria muy compleja y muchos sanitarios y no sanitarios han respondido con absoluta firmeza, y, sin embargo, los que sí deberían dar la cara se dedican a politizar y a resolver de manera efectiva cómo mantenerse más tiempo en esos sillones desde los que se dedican a seguir inventando.

No tienen vergüenza, ni la conocen, no les importa la deriva a la que nos conducen y, mientras, muchas familias cada día no sólo pierden a seres queridos, pierden empleos, pierden confianza, pierden sus anhelos, pierden su futuro y nadie nos tiende una mano para ayudar. Ellos sólo se quieren ayudar a sí mismos, porque la mentira va unida al egoísmo más profundo, a la avaricia y la ruindad.

Mienten y lo hacen con la peor de sus intenciones y empezamos a estar muy cansados.

Pero jugamos con una baza, el tiempo va en su contra y a nuestro favor, porque las mentiras tienen las patas muy cortas. Y la paciencia también tiene un límite.

“El engaño es una elección, no un error” (Paulo Coelho).