La mitad de las lesiones por esquiar se dan en principiantes y una de cada tres por estar muchas horas seguidas
Expertos reconocen que las rodillas son las articulaciones que más sufren en este deporte, acaparando un 40 por ciento de las lesiones
Casi la mitad de las lesiones causadas al esquiar las sufren personas que se acaban de iniciar en esta práctica deportiva y hasta un tercio se producen por un exceso de horas subidos a los esquíes, según señalan expertos del Servicio de Traumatología del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.
Este fin de semana, coincidiendo además con el Puente de la Constitución que se celebra en varias comunidades autónomas, se prevé una mayor afluencia de visitantes a las principales pistas de esquí, lo que hace necesario tener especial precaución para acabar ileso la jornada.
Algunos estudios han determinado que la tasa de lesiones en el esquí es de aproximadamente tres incidentes por cada mil días esquiados, lo que podría extrapolarse a tres de cada mil esquiadores en un día determinado.
Y aunque el riesgo es mayor en los debutantes, desde el Gregorio Marañón reconocen que en el caso de los esquiadores ya iniciados también existen dos grupos con elevado riesgo de lesión.
Por un lado, el practicante muy joven que sin la experiencia necesaria que se lanza por recorridos difíciles y a velocidades muy altas. Y también está la persona desentrenada, que no practica deporte en todo el año, y que inicia la temporada sin la preparación física necesaria.
LESIONES MÁS FRECUENTES
En cuanto a los problemas más habituales, estos expertos reconocen que las rodillas son las articulaciones que más sufren en este deporte, acaparando un 40 por ciento de las lesiones, y van desde el esguince a la rotura de ligamento lateral interno y ligamento cruzado anterior.
El esguince del ligamento lateral interno es la más frecuente, pero también la menos grave. Se registra generalmente en principiantes, superando el 50 por ciento en los primeros días de aprendizaje y en las últimas horas del día, y suele producirse al forzar la rodilla cuando las piernas se abren para realizar la maniobra de la "cuña", básica en este deporte.
La más grave, en cambio, es la lesión del ligamento cruzado anterior derivada, generalmente, de caídas de mayor energía. En estos casos pueden verse implicados varios ligamentos o afectar simultáneamente a los meniscos, y el tratamiento es quirúrgico.
También puede haber lesiones de columna y cráneo que son más graves y el riesgo de requerir hospitalización en estos casos se multiplica por tres respecto al esquí alpino. Además, actualmente se recomienda el uso de "muñequeras" de plástico rígido especialmente diseñadas para proteger y disminuir las lesiones.
¿PARA TODOS LOS PÚBLICOS?
Pese a los posibles riesgos, la práctica del esquí puede iniciarse desde la infancia, a partir de los cuatro años, según Daniel Cansino, especialista en traumatología del deporte del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón de Sevilla, que tampoco cree que haya una edad límite para subirse a unos esquíes.
"Si nuestras condiciones de salud nos lo permiten y conseguimos una buena técnica, podemos practicarlo durante mucho tiempo, si bien es cierto que a medida que cumplimos años las condiciones físicas se merman aunque se pueden suplir con una buena técnica".
No obstante, puntualiza este experto, en pacientes con una enfermedad de base es recomendable consultar con el médico "para ver si existe alguna contraindicación para la práctica deportivo".
Así, recuerda que es un deporte que se practica en altura, donde la presión parcial de oxígeno es menor, por lo que puede provocar una descompensación en pacientes con algunas cardiopatías como la insuficiencia cardiaca, algunas arritmias o una insuficiencia respiratoria en aquellas personas con algún tipo de enfermedad pulmonar.
Y para los primerizos, aconseja también realizarse previamente un chequeo deportivo "en el que se mida la capacitación para la práctica deportiva y así no correr ningún riesgo".
UN POCO DE PREVENCIÓN PARA MINIMIZAR DAÑOS
Además, Juan de Miguel traumatólogo del Hospital Nuestra Señora del Rosario de Madrid, también considera clave tomar una serie de actuaciones preventivas para acabar la jornada sin ninguna lesión reseñable.
Lo primero de ello es tener suficiente fortaleza y resistencia, a partes iguales, en los cuádriceps, glúteos y musculatura abdomino-lumbar, para lo que aconseja hacer natación, bicicleta o ejercicios específicos en gimnasio.
Ya en la pista, recomienda hacer un calentamiento previo de ciertos grupos musculares y articulaciones centrándose en rodillas, cintura pelviana y hombros, que son las tres zonas que más movilidad necesitan para practicar esquí de manera segura.
Además, este experto recuerda que la mayoría de las lesiones se producen a última hora porque el cansancio acumulado hace que se pierda la fuerza y la coordinación necesaria para salvar una situación imprevista.
LA PIEL TAMBIÉN SE DAÑA
En este sentido, según De Miguel, es también muy importante una adecuada hidratación porque "aunque muchas veces no se note por el frío el esquí es un ejercicio bastante intenso en el que se pierde abundante líquido, lo que provoca fatiga muscular y contracturas".
Del mismo modo, ha añadido Ana Álvarez-Vieitez, del Servicio de Dermatología del Hospital Nuestra Señora del Rosario, la protección solar también debe formar parte de cualquier equipo de esquí para "administrarla en toda la cara, sobre todo en la nariz y en la barbilla, una vez que la piel está hidratada".
"También hay que evitar las quemaduras en los párpados. Su piel es la más delicada de toda la cara. Por eso, es fundamental llevar en todo momento gafas de sol, aunque no se esté esquiando", ha añadido.