La noche en Blanco, de blanco no tiene nada
Una opción de ocio diferente, sana, original, que tuvo un éxito rotundo entre la población granadina
Quiero más. Definitivamente más.
Y os garantizo que no solo yo. Lo queríamos todos. Lo comentábamos todos. Y, como no; nos quejábamos todos. Todos los participantes que asistimos a la preciosísima ruta por el Albaicín de noche, del pasado viernes, día en el que se celebró la Noche en Blanco de Granada.
Es esta una magnifica iniciativa que ya se organiza en diferentes ciudades de España y que me ha parecido sinceramente, fantástica.
Una opción de ocio diferente, sana, original, que tuvo un éxito rotundo entre la población granadina agotando en poco tiempo, las entradas y plazas gratuitas de todas las actividades preparadas con sumo esmero.
No las conté pero eran numerosísimas. Imposible hacerlas todas. Era casi imposible hacer más de dos.
Por si no aún no sabéis de qué hablo, se trató de permitir visitar museos, conventos, salas de exposiciones, de dirigir paseos guiados por la Alhambra, el Albaicín, por itinerarios como la Ruta de Lorca, etc …¡de noche!. Eso era lo especial. Aunque había muchas actividades incluso para un público infantil, por el día, lo que hizo de esa noche todo un sueño, fueron estas actividades de noche. Por si os parecen poco los paseos y rutas, también teníamos espectáculos de todo tipo en cada rincón de Granada. Y, para rematar, muchos bares de adhirieron a la iniciativa y organizaron jornada de tapas muy originales en sus locales, donde además se nos amenizaba en muchos de ellos, con algún tipo de espectáculo. Las tiendas también abrieron sus puertas a altas horas de la noche, invitando como cantos de sirenas a pasearse por ellas.
En definitiva, la ciudad se llenó de vida, las calles cubiertas por la noche, aparecían brillantes y alegres. La gente paseaba sin prisas. Había un bullicio y una energía tan positiva por toda la ciudad que a mí, al menos me conquistó.
El problema es que en el grupo estábamos todos tan encantados, que queríamos correr a la siguiente actividad, visitar el siguiente museo, asomarnos por las ventanas de esa iglesia casi siempre cerrada, probar esas tapas, y llevar a los niños a todas las actividades que pudiésemos.
Pero claro, ni siquiera una vida da para tanto…
Comentábamos, en este grupito, que hubiese sido genial irnos todos a Sevilla también, después de agotar Granada, puesto que allí también se organizaba esta preciosa locura. Locura la nuestra, reíamos todos.
Por último, y ya para despedirnos de todos y del Albaicín, coincidimos una vez más en que lo único blanco que hubo esa noche, fueron las luces de las todas las bellísimas farolas y farolillos que nos acompañaron e iluminaron en una oscuridad llena de color.
Mil gracias a los idea dores, patrocinadores y organizadores.
Y, recordad nuestra humilde suplica; Queremos más.